LOS VALLES DE QUIROGA

En el país de los mil ríos, los valles de Quiroga gozan de una bendición especial. En esta tierra, son varios los senderos de agua que dibujan su maravilloso trazado. Y, para muestra, el río Quiroga, que se puede considerar la columna vertebral del municipio, pues baña y da nombre a este.


Desde este MIRADOR DE BUSTELO DE FISTEUS, se puede contemplar el valle que forma el río antes de unirse al Sil.




Aguas arriba, se encierra ya en las montañas que culminan en la cumbre de Pía Paxaro (1610m). De nada menos que de las tierras de O Courel provienen estas aguas rápidas y valerosas. Nace en la cara suroeste del Pía Paxaro, cerca de la aldea de Vilarbacú, producto de la unión del rego de Porto Murelos, rego do carrozo das Lagoas y el rego do carrozo de Curuxido. Recorre un total de 24 km. Recibe las aguas de dos afluentes importantes, el río Pacios y el río Ferreiriño.


A la izquierda, resto de los antiguos y abundantes “Soutos de Castiñeiros” (robledal), que rodeaban San Critovo y A Lama. En la actualidad, aunque frondosos y llenos de belleza, se encuentran cada vez más descuidados. No se cuidan, aprovechan ni cultivan como se hacía hasta hace muy pocos años.


A la derecha, dominan los paisajes de plantaciones forestales de pinares atravesados por pistas forestales y devesas. Vemos plantaciones adultas, nuevas repoblaciones y restos de parcelas cortadas o que fueron víctimas del fuego.



En las laderas, podemos ver distintos paisajes vegetales. Las zonas altas, están cubiertas por monte bajo de xara, xestas, breixo (uces). 



Por todos los rincones de pequeños valles, cerca de los ríos y regatos, se conservan pequeñas y grandes dehesas pobladas por carballos (robles) y bidueiros (abedules), érbedos (madroños) o acivros (acebos).


Sino hermanos, primos deben ser el Quiroga y el Soldón, que también nace en este paraíso natural de montaña: la SERRA DO COUREL, y desciende formando otro maravilloso valle.


Desde la carretera que nos lleva hacia la hermosa aldea de A SEARA, disfrutaremos de un paisaje espectacular: la montaña. 




Es realmente sobrecogedor detenerse ante estos gigantes, surcados de infinitas arrugas que atesoran la memoria de las piedras. 



Delante de estas figuras que desafían al tiempo y a la gravedad, todo empequeñece. Uno hasta llega a sentirse esa milésima parte de un universo que nunca el hombre llegará a conocer en su totalidad. Aquí las sombras y los colores nos sorprenden con un recital de formas y figuras.


El río Soldón, procede de la cara norte del Aira Grande, resultado de la unión del regato dos Palleiros, el regato das Lastras y la fonte do Caleiro, en las tierras de Soldón da Seara. Recibe agua de multitud de afluentes procedentes de las sierras dos Cabalos, Montouto, Cabreiro y Fiais; siendo el más importante el regato de Montouto y Mazales, el regato de Recheín, el río Vilarmiel, el arroyo do Barreiro e o arroyo de Rocaboa. Desemboca en el río Sil, en el lugar del Soldón, después de recorrer 23 km, siempre por tierras de Quiroga.


Esta riqueza del medio acoge gran número de especies tanto de flora como de fauna: el narciso, la flor de San José (prímula) la rana de San Antonio, el ratón de amizcle (topo de río), el oso (estacional), el lobo, el águila real (estacional), la perdiz pardilla, el ciervo volante… y muchas más que podemos observar en estas tierras.


La Serra do Caurel, aparece destacada desde hace algunos años por sus espectaculares parajes naturales, por su riqueza botánica y faunística y, en resumen; por su biodiversidad, pero casi nunca se hacía mención a su excepcional y casi única geodiversidad. Este excepcional patrimonio no sólo incluye los parajes más conocidos de este paraíso verde a nivel nacional e internacional, como son el plegamiento de Campodola-Leixazós (Sinclinal de la Serra do Caurel) y las huellas glaciares de A Seara y Vieiros, que convierten Galicia en la zona afectada por las glaciaciones más occidental de Europa.


La magnífica ubicación del valle de Quiroga, lo hace apto para la práctica de deportes tales como el parapente, senderismo, rafting, etc; pero también para la observación de las estrellas.


Como curiosidad, señalar que el microclima del valle de Quiroga permite el desarrollo del olivo. La abundancia de aceituna llevó a la construcción de numerosos molinos de aceite, que se conservan gracias a una importante labor de restauración. Cada cierto tiempo se rememora la molienda tradicional, tirada por borrico y dura hasta la extenuación. El resultado es un líquido espeso y preciado que dicen tiene propiedades curativas.



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