SANTUARIO DO CORPIÑO, LALÍN




Cuenta la tradición que, a mediados del siglo VIII vivía en la falda del Monte Carrio, al este del desierto de Carboeiro, un ermitaño llamado Luisón que predicaba y fomentaba por toda la comarca el culto de la Virgen María. Gozaba de fama de santo entre los vecinos y vivía en una cueva. Años después los vecinos de la comarca encontraron su cuerpo incorrupto entre unos matorrales próximos, motivo por el cual se levantó allí una capilla con la advocación de San Adrián, dándose ya desde entonces el nombre de “O CORPIÑO” a la tumba de aquel santo varón. Pero con la invasión de los moros, los cristianos se vieron obligados a abandonar el lugar y la capilla terminó por derrumbarse.



El día 23 de junio del año 1191, unos niños que guardaban ganado cerca comprobaron cómo el cielo se nublaba repentinamente, quedando completamente cubierto. El miedo, según la leyenda, los llevó a refugiarse entre los restos de la capilla, en donde nada más entrar "fueron cegados por una claridad que no parecía de este mundo", según escribió Vicente Risco. Inmediatamente se les apareció la Virgen con un ramo de flores en la mano derecha. Las apariciones se repitieron hasta hacerse conocidas en toda la comarca, por lo que se optó por levantar el santuario y se hiciese una imagen de la Aparecida a la que se le daría del nombre de Nuestra Señora de O Corpiño.




Lo que anteriormente había sido lugar de devoción al ermitaño, se convirtió en un centro de peregrinación hacia Ella misma, la Virgen María. Según consta en el Libro de Fábrica del Santuario, el día 7 de septiembre del año 1740, visita el Santuario el arcediano de Deza, D. Juan Roque Gil, el cual manda “…se componga y repare la ventana de San Caietano y se reteje dicho Santuario…”. Por ello, podemos decir que el edificio es muy anterior a la citada fecha, aunque se amplió y modificó en varias ocasiones. Primero, entre los años 1743 y 1768 se erigió una iglesia de una sola nave. Entre el 1782 y 1803 se amplió hasta adoptar la planta de Cruz Latina. Entre 1867 y 1872 quedaría inserta en una planta de salón, que conllevaría dos nuevas naves laterales a las que se abriría acceso mediante varios arcos en la nave central original. Como figuras relevantes en la construcción que hoy admiramos, podemos citar a los maestros: Paulo Solla, Francisco Fíntela, Francisco Jozar y al rector Luis Fondevila, que es quién consigue legarnos el trazado actual.


Fueron muchas las vicisitudes por las que pasó esta antiquísima ermita, hoy grandioso templo, que aunque no responde a un orden arquitectónico determinado, es sin embargo un hermoso santuario de tres naves, una torre y dos campanarios, reloj y ocho altares y en el centro del crucero, una gran cúpula de cantería, lo mismo que las naves. 
La fachada es de estilo barroco y en el dintel de la puerta, observamos lo único que se conserva de la primera ermita, una artística hornacina con una bellísima reliquia y muy antigua imagen en Piedra de Nuestra Señora de O Corpiño. 



Por eso dice la copla:

A CAPILLA DO CORPIÑO
TEN NA PORTA UNA SANTIÑA
QUE MIRA PRO SEÚS ROMEIROS
COMO SUBEN A COSTIÑA


A los pies, la fachada queda enmarcada por cuatro columnas toscanas en el piso inferior y en el superior, otras de más recortado fuste en un originalísimo orden a caballo entre el jónico, enmarcando losetas de mármol blanco con el anagrama de María tallado, quedando inacabado el arranque de las cuatro torres angulares a la altura de la cornisa. Se remata en un esbelto campanario de planta cuadrangular y cupulín ochavado, que mantiene cierta semejanza a los compostelanos de Simón Rodríguez.




Se puede decir que este templo revela al visitante una combinación perfecta de sobriedad y elegancia de la arquitectura religiosa gallega, constituyéndose en el santuario más visitado de Galicia y más representativo de la devoción mariana de un pueblo a lo largo de los siglos.



Situados a ambos lados de la entrada posterior del santuario podemos contemplar dos CRUCEIROS




El primero presenta en el fuste la figura de San Francisco. La cruz tiene forma circular y en ella aparece, en el anverso, un Cristo crucificado coronado de espinas y en el reverso, una Virgen orante con manto. 



El segundo presenta, en el  anverso, una figura con hábito acordonado, un niño en los brazos y una palma en la mano. 



En el reverso presenta una imagen de la Virgen de las Angustias.


Miles de romeros gallegos acuden los días 23 y 24 de junio de cada año al santuario para curarse de uno de los males más temidos por el pueblo gallego: el meigallo o embrujamiento, que traspasado por una mala persona con poderes brujeriles, les ha llevado a padecer serias enfermedades.


En O Corpiño, como en SAN ANDRÉS DE TEIXIDOSANTA MARTA DE RIBARTEME, Amil, A Franqueira o la VIRXE DA BARCA (enlaces a nuestras publicaciones), todavía perduran los viejos usos en los que las creencias religiosas coexisten con tradiciones de la más diversa procedencia. Existen cientos de lugares a los que se acude para ahuyentar a los demonios, pero ninguno goza de la popularidad y devoción de ésta, que la ha llevado a convertirse en una de las manifestaciones religioso-profano-económicas más importantes del país. Allí se va buscando, preferentemente, que el milagro aleje a Satanás, aunque la fama del santuario es tal que en él puede encontrarse el remedio a cualquier mal. Nuestra Señora de O Corpiño es abogada para todo y para todos. Es pues objeto constante de peregrinación y si alguien falta a ella es por lo que reza la copla popular:

MIÑA VIRXE DO CORPIÑO
ESTE ANO ALÁ NON VOU
QUE POL-A FALTA DOS CARTOS
MOITA  XENTE SE QUEDOU

VÍDEO

La Imagen de Nuestra Señora de O Corpiño, por tantas generaciones venerada, es una talla de candelero realizada en madera de castaño policromada y con una altura de 1 metro.
De la celebración actual, el momento de mayor devoción se produce cuando la Virgen es sacada a hombros para la procesión. Un griterío ensordecedor inunda el lugar, al tiempo que los empujones ayudan a encontrar un lugar privilegiado. Hay que conseguir que la imagen sea pasada por encima del enfermo, que agachado o tumbado tratará de tocar su manto, del que cuelgan algunos billetes, con prendas personales como boinas, pañuelos, pañoletas y hasta toallas. Los lamentos y gritos se reproducen de tal forma, que no consiguen ser apagados por el repique de las campanas y la música de la banda que figura al frente de la marcha. La conmoción es general mientras dura la procesión, y sólo cuando la Virgen ha vuelto al templo retorna la calma. Y es el momento de emprender la marcha a cualquíer lugar de donde partieron. Los romeros al retornar se despiden de la Virgen del Corpiño con la siguiente copla:

ADIOS VIRXE DO CORPIÑO,
A ESPALDA CHE VOU VIRANDO;
INDA QUE A CARA VAI RINDO
O CORAZÓN VAI CHORANDO




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