Un monje llamado Fray José Arredondo, cuando alcanzó jerarquía
eclesiástica en el monasterio de Montserrat, donó en 1790 a la parroquia la
tibia de San Vicente. En un relicario, en lugar secreto por su valor
testimonial, la guarda el párroco y sólo en contados días la ofrece a la
veneración de los fieles.
El templo de Cespón es como una suma de las vicisitudes históricas y
artísticas de la parroquia. La fábrica, del XII, conserva bóveda románica,
gárgolas, columnas, capiteles, arcos y dicen que su solar fue antes una
necrópolis romana.
A pesar de los variados cambios sufridos, especialmente en el XVIII, los
párrocos supieron conservar los elocuentes testimonios de otros tiempos. El
perfil y estilo actual es barroco en su mayoría.
En el vano de las archivoltas del pórtico se lee que la remodelación fue
hecha en 1697 por Diego García Fandiño.
En 1706 el mismo Fandiño, asombroso grafómano que ilustró todos los muros
del templo de sentencias y latines, añadió la capilla lateral de Nuestra Señora
de los Ángeles.
El exterior de la iglesia muestra cinco bellísimos canecillos románicos
en los muros del ábside,...
... lo mismo que gárgolas y...
... una cruz originalísima en el vértice del penal.
... una cruz originalísima en el vértice del penal.
La fachada principal conserva la portada románica, abocinada con
arquivoltas sobre dos pares de columnas.
En un esquinal se halla el reloj de sol dieciochesco.
En el interior del templo se conservan, con capillas laterales y bóvedas
de nervaturas, cuatro columnas con sus capiteles formando el presbiterio y un
extraordinario baldaquino gótico tardío del s. XVI, ubicado a la entrada y
compuesto por dos arcos conopiales tallados con escenas de los Apóstoles y el
Descendimiento. Luego por diversas fachadas se repiten las escrituras hechas
por Fandiño.
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