No se conservan documentos medievales que arrojen luz sobre la historia
de la iglesia. Las primeras noticias que se tienen son del siglo XVI, cuando en
el Libro de Fábrica de la cercana parroquia de Ledoño, se dice que en 1589 Tarrío
se vio afectada por los saqueos de las incursiones inglesas dirigidas por sir
Francis Drake. Posteriormente, en el año 1809, la presencia en las tierras de
Culleredo de las tropas napoleónicas del mariscal Soult produjo importantes
pérdidas a los campesinos, por lo que el arzobispo de Santiago accedió a una
exención de pagos. El cardenal Jerónimo del Hoyo, en su recorrido por la
diócesis en el año 1607, dice que es una feligresía dependiente de la Colegiata
de SANTA MARÍA DEL CAMPO de A Coruña.
Santo Estevo de Culleredo pertenece a un grupo de iglesias construidas ya dentro del siglo XIII, que siguen aplicando en algunos casos soluciones decorativas de raigambre románica. En este caso, en el imafronte, donde vemos una portada con remate de medio punto, abocinada; flanqueada por dos recios contrafuertes prismáticos y protegida en su parte superior por un tornalluvias muy deteriorado en algunos puntos y sostenido por canecillos de proa.
Esta cornisa aparece en
edificios románicos no muy alejados, como en SAN SALVADOR DE BERGONDO, SANTA MARÍA DE CAMBRE, SAN MARTIÑO DE TIOBRE, o SAN TISO DE OSEIRO.
Otro cuenta con dos animales de cuerpos de idénticas características; sin
embargo ambas comparten una misma cabeza masculina con largas barbas en el
vértice. Este tipo de capitel tallado en espejo posibilita la visión completa
del motivo desde una posición totalmente frontal o lateral.
En la última de las cestas se aprecia una lucha de dos dragones, con
cabezas grandes de fisonomía muy similar a la de los animales de los otros dos
capiteles. Los dragones en este capitel están colocados de espaldas, pero
contorsionan sus cuerpos, entrelazan sus colas y luchan con sus cabezas
enfrentadas en torno al vértice.
La pieza más interesante es el TÍMPANO, que en su parte inferior
se representa un tallo ondulante del que parten de forma alternada unas hojas
campaniformes muy estilizadas. Emergiendo de este dintel esculpido, aparece una
cruz latina de extremos flordelisados sobre un fondo de relieves rectos y angulosos
que se entrecruzan formando lo que Ángel del Castillo denominó laberinto.
Está sostenido por dos MOCHETAS que representan a dos figuras humanas vestidas con largas túnicas. La de la izquierda lleva una esclavina sobre los hombros y larga capa, como los clérigos, y muestra un libro abierto que sostiene con las dos manos.
El tímpano está ceñido por una doble arquivolta. En el trasdós de la
rosca menor se talló un zigzag, mientras que en la mayor aparece un festón de
arquitos de herradura doblados, con paralelismos al cercano templo de SAN TISO DE OSEIRO, y motivo de tradición románica que se popularizó en la segunda mitad
del siglo XII, especialmente en las últimas décadas. Alrededor aparece una chambrana
decorada con motivos vegetales muy estilizados.
Por encima del tejaroz se abre un óculo de traza muy sencilla, y
coronando este muro aparece una espadaña moderna de doble tronera.
Tiene planta de una sola nave de la que sobresale una ábside rectangular.
Allí observamos una ventana rematada en un arco ligeramente apuntado, decorado con un festón de grandes dientes de sierra de dimensiones irregulares.
El edificio apenas sufrió remodelaciones a lo largo de su historia, pero otro período importante lo constituye el siglo XVIII, cuando se realizaron los retablos que ornan su interior y se adquirieron las imágenes patronales. Según leímos, en el interior de la nave y el ábside también se conservan restos de pintura mural del siglo XVI, que representan el martirio de San Esteban y escenas del ciclo de la Pasión.
Actualmente S. Estevo se encuentra en un estado de semi-abandono, pues
desde la construcción de la nueva iglesia parroquial en Tarrío, capital
municipal, el número de actos religiosos que se celebran en ella es muy
restringido, por lo que adolece de un cuidado continuado.
Junto al templo se alzan dos CRUCEIROS. El primero, que tiene ya
más de cien años, se trasladó hasta este emplazamiento durante la ampliación del
Aeropuerto.
El segundo, mucho más moderno, se encuentra dentro del camposanto.
Este
se alza sobre una enorme piedra natural, redondeada por la erosión, traída
desde Celas, al pie del Monte Xalo. El fuste es de sección circular, leñoso y con
nudos, por el que asciende en su parte inferior una serpiente bíblica.
La cruz, con las mismas características que el fuste, muestra en el anverso la figura de Cristo crucificado con tres clavos, corona de espinas, manos abiertas, cabeza inclinada hacia la derecha, paño de pureza (perizoma) anudado a la izquierda y cartel de INRI.
Y en el reverso, la figura la Virgen en actitud de orar sobre peana.
Coordenadas: 43º 17' 19.0" N - 8º 23' 02.9" W
http://www.culleredo.es/es/node/132
https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/a_coruna_Tarr%C3%ADo.pdf
ARTE ROMÁNICO EN EL GOLFO ÁRTABRO Y EL ORIENTE CORUÑÉS (pdf)
pag. 761.
https://cruceirosdegalicia.xyz/150310501.html
http://patrimoniogalego.net/index.php/80243/2015/11/cruceiro-de-santo-estevo-de-culleredo/
http://patrimoniogalego.net/index.php/80319/2015/12/cruceiro-do-cemiterio-de-culleredo/
https://cruceirosdegalicia.xyz/150310503.html
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