AREA ETNOGRAFICA DA INSUA. ( MINAS DA SILVAROSA), VIVEIRO


En la Insua estaba el antiguo Cargadero de Mineral de las Minas de Hierro, situadas en el monte de Silvarosa, en las parroquias de Covas y Vieiro. 


Esta actividad supuso una importante fuente de riqueza para Viveiro a finales del siglo XlX y principios del XX.


El transporte del mineral se efectuaba por medio de un tranvía aéreo bicable, sistema Bleichet (el primero de su clase que se instaló en Galicia), de 5.570 m de longitud.
 La operación se realizaba por propio impulso de la carga ya que aprovechaba el desnivel de la ladera hasta el mar.


Transportaba tres toneladas de mineral en doce horas.
 El mineral se cargaba en la zona más alta con un dispositivo de almacenamiento de grandes tolvas de uso alternativo y con salida inferior, un túnel recogía el mineral en la parte baja de las tolvas para hacerlo llegar a una estructura inferior de hierro que se adentraba en el mar.

 Allí, en el Cargadero de la Insua, se lavaba y volcaba directamente en las embarcaciones con destino a Alemania e Inglaterra con el objetivo principal de fabricar cañones.

También conocido como Área Etnográfica de A Insua, es un enclave histórico, un antiguo cargadero de barcos del mineral procedente de las minas de A Silvarosa, reconvertido en una zona de paseo y descanso y privilegiado mirador sobre la ría de Viveiro.





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VILLA DE VIVEIRO.

DONDE EL LANDRO SE TORNA MAR


Entramos en la villa atravesando el PUENTE DE LA MISERICORDIA, de origen medieval (siglo XIV); levantado sobre otro anterior romano, con doce arcos de los cuales tres permanecen encubiertos. Su culminación tuvo lugar en 1544, reinado de Carlos I, aunque anteriormente, fue modificado en el SXV, por el rey Enrique IV de Castilla (Hermanastro de Isabel la Católica). Daba nombre a la ciudad en el pasado, así Viveiro era conocido como Concejo de la Puente de Vivario.


Este puente une los márgenes de la ría desde la CAPILLA DE LA MISERICORDIA (enlace a nuestra publicación), de la que acogió su nombre.


Hasta la PUERTA DEL CASTILLO DEL PUENTE o PUERTA DE CARLOS V. Construida sobre la base de otra anterior del s. XIII que la acción de las mareas, afrentas e incendios deterioraron hasta el extremo de edificar otra en 1548, como homenaje al emperador Carlos I de España.


 De estilo renacentista-plateresco, esta puerta dispone de dos cuerpos y terraza bien diferenciados; en el cuerpo inferior se encuentran los escudos de Galicia y Viveiro, la parte superior exhibe el escudo de armas imperial y encima el busto de Carlos V. Termina el conjunto con una interesante cornisa horizontal y un parapeto.


En la parte trasera y en su honor, una IMAGEN DE SAN ROQUE que substituía a la imagen de la Virgen de los Desamparados, pues se forjo que este santo fue quien salvo a la villa de la peste bubónica. Esta puerta fue declarada en 1942 Monumento Histórico Artístico Nacional.


Es una ciudad señorial, con calles pavimentadas de grandes losas.
Esta organizada por dos calles principales casi paralelas, una fuera de la muralla y que es carretera y otra dentro; donde desembocan en cuesta todas las callecitas que componen el espacio urbano, con placitas escondidas como la de Fontenova,


 Destaca la fachada de casas con galerías acristaladas y maderas pintadas de blanco, típica construcción de ciudad gallega marítima, que tiene su máximo exponente en A Coruña.


Nos dirigirnos  a la PLAZA MAYOR, centro vital de la ciudad.


 Como su nombre indica, es la más grande de las 4 plazas de la ciudad y el "umbilicus urbis". Está presidida por una figura realizada en 1891 de “El príncipe del romanticismo”, Nicomedes Pastor Díaz, escritor y político´, natural de Viveiro, escritor del Romanticismo, rector de la Universidad de Madrid y ministro de un gobierno de la etapa isabelina.
 

Para evidenciar su belleza artística, no hay nada mejor que perderse por las calles de su barrio antiguo, y verificar las huellas llegadas hasta nuestros días.
Entre los monumentos más representativos esta la Casa Consistorial, coronada con un artístico reloj de sol.


Subimos por la calle Díaz Feijoo, para averiguar cómo era la ciudad, y nos tropezamos con un antiguo convento del siglo XIX, que no se llegó nunca a habitar. Iglesia dominica de estilo neogótico, y aspecto mudéjar, hecha de ladrillo, levantada a comienzo del siglo XX que quedo sin terminar por motivos económicos, perdurando en el abandono.


Hasta que el 7 de junio de 2012, leemos en la prensa:
Se viene abajo de madrugada parte de la fachada de un antiguo convento situado en el casco histórico de Viveiro”.
… Y a los pocos días…
"demolición de emergencia", a la espera de redactar el correspondiente proyecto para deshacer el frontispicio, de unos veinte metros de altura, dado que se trata de un elemento patrimonial catalogado.
Al menos para nosotros perdurara en nuestro recuerdo.


Tomamos por EL CALLEJÓN DEL MURO, un estrecho pasadizo que formaba parte del parapeto de la antigua muralla, solo tiene entre 1,5 a 2 metros de anchura, y se considera una de las calles más estrechas de España.



Continuaremos hasta llegar al MONASTERIO DE SAN FRANCISCO (enlace a nuestra publicación), situado fuera del antiguo recinto amurallado.


Seguimos nuestro paseo y en el recorrido nos encontramos con la iglesia de SANTA MARÍA DEL CAMPO (enlace a nuestra publicación), la más antigua de la ciudad.


Unos metros más adelante nos topamos con el CONVENTO DE LAS CONCEPCIONISTAS FRANCISCANAS DE VIVEIRO, que fue el más rico de la comarcaSu construcción data de finales del S.XVI. 


Es un convento de traza renacentista, que contrasta con el ábside románico de la iglesia de SANTA MARÍA DEL CAMPO (enlace a nuestra publicación), situada frente al convento. 


En el interior del convento todos los años se expone un hermoso BELÉN (enlace a nuestra publicación).


En el lugar también está la conocida por LA GRUTA DE LOURDES, réplica fiel y a escala de la gruta gala, se hizo en 1925.




A su lado se halla la Calleja de las Monjas, de sabor medieval, que va a desembocar en la románica (XIII) PORTA DO VALADO (enlace a nuestra publicación), hoy rúa María de las Alas Pumariño; fundadora del convento. 



Esta puerta es de las mismas características que la Porta da Vila, pero de menores proporciones, por lo que se considera una puerta secundaria, mientras la PORTA DA VILA (1217), es considera la entrada principal de la antigua calzada romana.


Sencillo arco de medio punto con bóveda de cañón, que servía de entrada por el llamado Camino Real. Conserva la inscripción epigráfica, en piedra, más antigua de Viveiro, que dice:
ERA: M:CC:LV: Era 1255 (año 1217)
IN TEMPO AF: en tiempo de Alfonso (rey Alfonso IX)


Interiormente, sobre la puerta conserva un moderno camarín de madera con el grupo escultórico del Cristo del Amparo.


Cada rincón de esta villa tiene algo que interpretar. Por ello el sitio nos transporta junto a nuestra fantasía a tiempos vividos de su historia.


 Y no es de extrañar, que esta historia; con la multitud de santuarios que por la villa han pasado, produzcan que la SEMANA SANTA DE VIVEIRO haya alcanzado la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2013.


Finalizamos este recorrido, destacando algunos de sus hechos históricos:

En el escudo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Vivero trae por armas, en el campo de gules, un puente de plata de cinco arcos, mazonado de sable, sostenido de fajado-ondeado de plata y azul, y sumado de león de oro coronado de lo mismo, y acompañado de cinco custodias de oro, con la sagrada forma de plata, puestas tres en jefe y una en cada flanco. Al timbre, corona real cerrada.

La villa de Viveiro se denominó en la antigüedad Concejo de la Puente de Vivario, por el puente construido durante la dominación romana. 

La llegada de la invasión árabe destruyó la villa, pero pronto fue reconquistada. El Rey Don Pelayo recompensó a Vivero por los servicios prestados en la Reconquista concediéndole grandes privilegios, dejando a la villa "en guardia y custodia" de cuatro hombres, fundadores de los linajes vivarienses: Páez de Cora, Alfeirán, Vizoso y Gallo.

La documentación histórica más antigua que se conserva es del siglo XII, del año 1112, cuando la reina Doña Urraca I de León (a quien su padre el rey Alfonso VI otorgó el condado de Galicia), concedió el señorío del entonces burgo al Obispo de Mondoñedo don Nuño Alfonso.  Finalmente, en el año 1346 el rey Alfonso XI de Castilla le concedió la condición de realengo, en contra posición a la de señorío.

Durante la segunda mitad del siglo XV, Viveiro fue escenario de la guerra civil existente entre nobleza y vasallos, conocida como Guerra Irmandiña. Dentro de estas revueltas, destacó la figura de Pero Pardo de Cela, quien fuera alcalde de la villa, como recompensa de su apoyo a Isabel la Católica. Sin embargo, acabaría por encabezar una rebelión contra la realeza, lo que llevaría en el año 1476 a su destitución de la alcaldía por parte de los Reyes Católicos. En el año 1478 es expulsado de Viveiro, refugiándose en el CASTILLO DA FROUXEIRA (enlace a nuestra publicación), donde se enfrentó a Fernando de Acuña, primer Gobernador y Justicia Mayor del Reino de Galicia, quién lo acabaría conduciendo al cadalso.

En la Edad Moderna, Viveiro era una villa poseedora de riqueza y una importante actividad comercial marítima. 

Por último, a finales del siglo XIX, también empezó a tomar importancia la actividad minera, con la extracción de hierro en la llamada MINA DA SILVAROSA (enlace a nuestra publicación) por parte de empresarios procedentes de Alemania.

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