La historia y la importancia de Malpica en el territorio de Bergantiños
queda patente en la fortaleza de las TORRES DE MENS (S.XV), situada en
la parroquia malpicana de la que toman el nombre...
Rodeado por un recinto amurallado de perímetro en forma ovalada, casi
circular. El conjunto está formado por la vivienda y tres torres de planta
cuadrada. Las torres, de cantería, se sitúan más o menos en las zonas nordeste,
suroeste y sureste.
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La torre del homenaje es la única de 3 alturas, en la
última planta, sobresale un balcón corrido de madera apoyado sobre ménsulas de
piedra, donde existe el único
símbolo heráldico de toda la edificación que representa a la familia de los
Condes de Altamira a través de una cabeza de lobo. La torre principal tiene una puerta con arco ojival que da a un patio
de armas. También se supone que en la puerta de la entrada había un puente
levadizo.
Esta fortificación, que se levanta sobre un antiguo castro, es conocida
también como FORTALEZA DE LOS MOSCOSO, linaje que la manda construir.
... lo mantuvo
cautivo durante dos años en sus castillos de Ferreira, Mens y VIMIANZO.
Poco tiempo después, este castillo, como otros muchos, fue derribado durante la
Revuelta Irmandiña de 1467. Derrotados estos en 1469, los Moscoso y
Fonseca vuelven sus antiguas luchas señoriales. Lope
Sánchez de Moscoso, primer Conde de Altamira,
detenta el mando de su estirpe y trata de recuperar los territorios perdidos y
fortalezas que había perdido en la guerra irmandiña.
Allá por el año 1472, uno
de sus hidalgos, García Martins de Barbera (esposo de Sancha Lobeira, señora de
Aplazadoiro), consigue reconstruir para su señor las derribadas fortalezas de
Altamira, entre ellas la de Mens.
Desde aquella, este castillo fue propiedad de los condes de Altamira
hasta finales del siglo XIX. Durante 35 años fue cabeza de la más pequeña de
las 3 jurisdicciones de la Costa da Morte, de los extensos estados de Altamira;
gobernada por un alcaide o merino que
administraba justicia en el nombre del Conde y cobraba las rentas teniendo
derecho a residir en el castillo. En el año 1871, una hermana del conde, María
Luisa Osorio de Moscoso, duquesa de Baena y condesa de Sevilla, empezó a
desprenderse de los muchos bienes que la antes poderosa casa de Altamira tenía
en la Galicia. Entre otros bienes, en 1872 vende el Castillo de Mens a Pedro
Abelenda y Díaz de Andrade, familia muy arraigada en esta comarca y tatarabuelo
del actual propietario, Agustín Ordóñez, que rehabilitó las torres en 1988,
encargándole la tarea al arquitecto Manuel Gallego Jorreto. Esta ejemplar y
cuidadosa rehabilitación recibió el premio Europa Nostra en 1993. El edificio
también está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).
Las Torres, de propiedad privada, no se pueden visitar. Aun así, es una
maravilla observarlas desde fuera.
Una LEYENDA nos narra que existe un pasadizo entre el castillo y
la iglesia
románica, aunque nunca se pudo demostrar su existencia. Nos dicen que el
conde había raptado a una hermosa joven de la aldea y la tenía presa en el
castillo. Los aldeanos asaltaron el castillo y el conde tuvo que huir por el
túnel. Para que no escapara, los asaltantes le prendieron fuego en las dos
bocas. Desde entonces el trigo y el maíz que nacen arriba de este paso
subterráneo amarillecen más pronto debido a la maldición pasada.
Este y otros interesantes elementos patrimoniales podemos visitarlos
siguiendo la RUTA DE SANTISO A MENS. Un recorrido de 5,14 km. (ida); con una duración aproximada de 1,26 h;
recomendable para realizar a pie, en bicicleta o en coche; y en cualquier época
del año.
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