En un natural y típico valle gallego, situado al norte de la provincia de Ourense y en donde se juntan tres de las cuatro provincias gallegas, podemos encontrar el Monasterio de Santa María la real de Osera que es, después de las CATEDRALES (enlace a nuestra publicación), el monumento arquitectónico más grandioso de los que podemos encontrar en Galicia.
Ursaria era el nombre con el que se conocía el actual río Oseira, cuyo significado es país o tierra de osos (ursus en latín). Animal que posiblemente pobló el valle en épocas remotas, de allí la presencia de este mamífero en el escudo de armas del monasterio. Otra interpretación es que el topónimo Ursaria hiciera alusión al lugar abrupto donde se halla enclavado el monasterio, en un valle alto de la sierra de Martiñá. Idea expuesta originalmente por fray Tomás de Peralta en el siglo XVII: "El sitio es una montaña, cuyas inaccesibles cuestas, y empinados riscos causa horror al que las mira".
Pocos Monasterios tienen la suerte de contar con documentos básicos de fundación, como los tiene Oseira, redactados con todas las formalidades de rigor por los propios fundadores, en el momento preciso de iniciar su singladura monástica. Consta documentalmente su existencia en 1137, año en el que cuatro monjes, García, Diego, Juan y Pedro, lo ponen en marcha con el apoyo de los vecinos del lugar y la confirmación de Alfonso VII (su esposa está enterrada en la Catedral de Santiago, enlace a nuestro blog). El rey les otorgó las tierras a sus fundadores, con un diploma en el que se leían los siguientes párrafos: " Yo, Alfonso, por la gracia de Dios emperador de España juntamente con mi esposa doña Berenguela, con ánimo generoso, voluntad sincera y sin coacción alguna, por amor de Dios y en remisión de los pecados de mis padres y míos, hago carta de donación a Dios nuestro Señor, a la Iglesia de Santa María de Ursaria y a don García, electo abad de aquel lugar y a los demás monjes presentes y venideros que construyen el monasterio y viven en él observando la religión y regla de san Benito, toda aquella heredad mía y monte donde ahora se está construyendo el mencionado monasterio junto al río Ursaria..."
Se conoce su existencia desde 1137, pero poco después se convirtió
en un monasterio dependiente de la Orden del Císter y en el
año 1141 se instaló una colonia de monjes franceses enviados
por San Bernardo. En el siglo XII vivió el
anacoreta alemán San Famiano
o Quardo, el primer miembro canonizado del Císter. En agosto
de 1552 un incendio destruyó casi toda la obra románica y ojival, se
salvó la cabecera y la nave de la iglesia. Se volvió a levantar entre los
siglos XVI y XVII. La invasión napoleónica no dejó sentir en Oseira su peso
demoledor, como en otros monasterios, quizá por su situación alejada de las
principales vías de comunicación y por ser difícil el acceso en aquellos
tiempos. En el año de 1836, como consecuencia de la desamortización de Mendizábal, los frailes dejaron el
convento, que quedó totalmente abandonado. Ello propició el expolio del lugar.
Los monjes volvieron de nuevo en 1929, comenzando entonces su
reconstrucción gracias a don
Florencio Cerviño González, obispo de Orense (1922-1941), quien a poco de
tomar posesión de la diócesis y visitar el monasterio, concibió la idea de
devolverle a la vida. Si bien todos los monjes han aportado su grano de arena a
esa obra restauradora de Oseira, es de justicia reconocer que uno de ellos se
lleva la palma, este fue el padre Juan María,
cuyo nombre bien merece ser grabado con letras de oro al lado del Dr. Cerviño,
puesto que ambos se completaron.
El templo monástico, construido en las últimas décadas del s. XII y en las primeras del XIII, de amplias proporciones, está concebido para una comunidad respetable, lo que delata un número considerable de monjes, ya que es de las mayores iglesias de la orden en España. Por sus dimensiones el monasterio fue también conocido como "El Escorial de los Bernardos" o "EL ESCORIAL DE GALICIA", apelativo que también se da al COLEGIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA de Monforte de Lemos (enlace a nuestra publicación).
Entre las posesiones más antiguas y lucrativas que tuvo Oseira, podemos
mencionar la villa y puerto de Marín. También hubo grandes abades, como dom Lorenzo
(1205-1223), ascendido a la sede de Claraval, único español merecedor de tal
honor; dom
Fernando Pérez (1223-1232), antiguo deán de Santiago y Canciller mayor del
reino; dom Fernando Yáñez, de gran relieve histórico por haber sido elegido
para dar vida a la abadía de Alcobaça, en Portugal; dom Suero de Oca (1485-1512,
personaje distinguido de la nobleza, pero perseguido por la desgracia y señor
del prestigioso PAZO
DE OCA (enlace a nuestra publicación).
El Monasterio de Oseira vio nacer en torno suyo una serie de
edificaciones relacionadas con las actividades del propio monasterio que
conforman hoy un pequeño núcleo urbano, a través del cual se llega al
Monasterio traspasando el ARCO DE ACCESO, concebido a modo de arco de
triunfo clásico. Es un gran vano de medio punto enmarcado por pilastras
toscanas, con cornisas y remates moldurados. En el eje sobre el arco un escudo
con corona real y lambrequines muy barrocos. Está rematado por tres estatuas de
piedra, en el centro a Asunción y a los lados dos ángeles músicos. Es obra
probable de fines del siglo XVII.
Allí se abre una amplia lonja o compás que se extiende ante las fachadas
de la iglesia y monasterio.
La primera, de estilo herreriano y construida entre 1639 y 1647, se dispone a modo de telón o pantalla arquitectónica que cubre el frente de la iglesia medieval, compuesta de tres cuerpos verticales, completamente almohadillados.
El cuerpo central con puerta rectangular se enmarca por un doble orden de columnas con nichos avenerados que acogen estatuas de San Benito y San Bernardo.
Sobre la puerta, hornacina con estatua de la Asunción y a los lados dos escudos, uno de la Congregación de Castilla y otro del Monasterio con orlas de rica labra de sabor aun renacentista.
Remata la fachada con un gran frontón curvo partido y en el centro un edículo coronado con frontón curvo; en el centro lleva un bien labrado escudo de la monarquía hispana, que en 1646 hizo el escultor y arquitecto Francisco de Moure, hijo.
Las calles laterales originalmente sin huecos se prolongan verticalmente con las torres, que se componen de dos cuerpos cúbicos decrecientes y remate de pirámide octogonal.
Dos pares de columnas salomónicas, con capiteles foliados, enmarcan dos
escenas relacionadas con los grandes padres de la vida monástica San Benito y
San Bernardo: la visión navideña de San Bernardo, y la penitencia llevada a
cabo por San Benito en la cueva de Subiaco.
Sobre el arco, el escudo de Oseira, dos osos encaramados en un pino,
entre dos figuras simbólicas de la vida y de la muerte, unidas por una cadena
de piedra, hoy desaparecida, excepto los arranques.
Sobre el balcón principal, el escudo de la Casa de Borbón, con corona
volada, sobre el cual se abre una hornacina que cobija las imágenes de la
Virgen y san Bernardo a sus pies, casi de tamaño natural, en la escena de la
lactación.
Corona todo el conjunto un artístico frontispicio, sobre el que se yergue la estatua de la Esperanza empuñando un áncora.
Afortunadamente, en la última visita guiada que hicimos el 18/09/2021,
pudimos fotografiar el interior de este impresionante conjunto, del que hasta
la fecha sólo teníamos fotos exteriores, por lo que no habíamos hecho todavía la
publicación.
Accedemos atravesando el vestíbulo, con bóveda de casetones, de entrada
al monasterio, donde comunicado mediante una gran puerta de arco de medio punto,
con el claustro que se denomina CLAUSTRO DE LA HOSPEDERÍA O DE LOS
CABALLEROS, por estar en él las caballerizas que conforman una estancia
arquitectónicamente interesante con una sobria bóveda de cañón y pesebres de
cantería incrustados en el mismo muro.
Preside el patio una fuente que reemplaza a la que hoy adorna el
ourensano Jardín de Posío.
La visita se detiene ahora en la ESCALERA DE HONOR, realizada dentro de concepciones herrerianas, en el abadiato de Freía Simón Rojo (1644-1647). Los 24 escalones se decoran en su frente con puntas de diamante que le dan elegancia. Hacia 1727-1730 se reedifica, siendo abad Fray Felipe Bravo. De entonces serán las cinco hornacinas adornadas con pilastras y cornisas dóricas con imágenes de Santos de la orden, de madera en su color, y de buena factura de estilo barroco. Preside San Benito, teniendo a su derecha a San Bernardo y al beato Eugenio III, en tanto que a la izquierda aparecen San Esteban Harding y San Martín de Hinojosa, fundador del Monasterio de Huerta.
Atravesamos hacia el CLAUSTRO REGLAR, DE LOS MEDALLONES o procesional por ser el itinerario de las muchas procesiones de la liturgia monástica y claustro de medallones por los que lo adornan.
Esta es la construcción de época medieval más destacada de Oseira, joya de gran valor arquitectónico y ejemplar clave para el estudio del Cister en España, pues está considerada como una de las obras maestras de la arquitectura cisterciense en la península ibérica, con un característico estilo románico ojival; claramente influenciada por las iglesias de peregrinación. Se propone como fecha de inicio un año cercano a 1185, en el abadiato de D. García II, siendo la cabecera del templo lo primero obrado. La conclusión de la capilla mayor tendría lugar hacia 1195-1200. Las obras continúan en los años siguientes actuándose en el crucero que estaría terminado a excepción de la cúpula hacia el año 1200, y en las naves. La actividad constructiva es intensa en las primeras décadas del siglo XIII. La probable fecha de consagración en el año 1239 podría convenir como la del final de las obras. La arquitectura de este templo es una síntesis entre lo foráneo y lo local, que es un fenómeno muy presente en toda la arquitectura de la Orden. Tiene forma de cruz latina, con tres naves de notable longitud y siete tramos cada una. La central de mayores proporciones en ancho y alto, mientras que las laterales son bajas y sensiblemente estrechas.
La cabecera de grandes proporciones en su estado actual supone una
alteración respecto a la que sería canónica para el plano inicial, al margen de
otras alteraciones sufridas en época barroca. Consta de una capilla mayor
semicircular, precedida de dos tramos rectos, en torno a la cual se desarrolla
una girola, con siete compartimientos en la zona curva.
Preside hoy felizmente la capilla mayor, una imagen de LA VIRGEN DE LA LECHE sobre un sencillo basamento granítico. La imagen de un valor excepcional, por la rareza de este tipo de obras presenta a María sentada, sosteniendo al niño sentado en su regazo con la mano izquierda, mientras con la derecha le ofrece el pecho. Es de piedra policromada. Se puede datar la preciosa obra ursariense en el siglo XIII.
Vistosos y conservados in situ son los cuatro RETABLOS que se adosan a las columnas y forman arcos de triunfo a la entrada de la girola. Se hicieron siendo abad Fray Plácido Morriondo (1753-1756). El dorado y la excelente policromía la contrató en 1762 el pintor Simón Maceira en 18.000 reales. Empezando por la izquierda, el primero está dedicado a Santiago, peregrino, en talla delicadísima y encima el relieve representa al Apóstol orante ante la Virgen del Pilar. El segundo está dedicado a san Benito y el relieve representa la escena e la que el santo patriarca desnudo se revuelca entre las zarzas para vencer las tentaciones carnales.
En la GIROLA se abren cinco capillas, que originalmente tendrían planta circular precedida de un tramo recto. Estos ábsides románicos, a excepción de uno, fueron alterados en época barroca, convirtiéndolos en capillas que ya en 1782 y años sucesivos se ornamentan con cuidados retablos pétreos.
Actualmente están dedicados estos retablos, comenzando por la derecha, a santa Catalina de Alejandría, la talla obra de Mateo de Prado, siglo XVII;...
Le sigue el retablo dedicado a santa Teresa de Portugal;...
El hemiciclo absidal se cubre con bóveda de crucería compuesta por ocho nervios de sección prismática compuestos de un grueso toro enmarcado por sencillas nacelas, que conforman siete plementos cóncavos.
Sobre el crucero se alza la airosa CÚPULA que se atribuye al monje Fernán Martínez, que figura en la documentación como maestro de obras del monasterio según Peralta; la fecha de su construcción sería el año 1282. Los gajos se exornan desde el siglo XVIII con representaciones pictóricas de monjes y abades santos o que alcanzaron notabilidad en la orden por haber ascendido al pontificado.
Decora profusamente, en las trompas hay cuatro relieves con santos de
cuerpo entero de la Orden, enmarcados en una compleja molduración barroca sobre
águila bicéfala: san
Roberto de Molesmes, san
Alberico, san Esteban
Harding y san
Bernardo. Llevan a sus pies cartelas que los identifican, sirviéndose de un
antiguo dicho latino, que remendando a San Pablo, reconoce en ellos a los
fundadores del Cister. Fr. Jacinto de Ayala, abad de 1666 a 1668, fue quien
mandó colocar estos relieves.
san Roberto de Molesmes |
san Alberico |
san Esteban Harding |
san Bernardo |
A los pies del templo se dispone el coro alto sobre interesante bóveda
con una cronología cercana a 1550.
Allí también se conservan dos hermosas pilas de agua bendita.
La barroquización del espacio interior del templo llegó a su máxima expresión con la campaña decorativa, que llena con pinturas prácticamente todos los muros de la Iglesia, sin dejar resquicio alguno.
La temática es
completamente religiosa, completándose con elementos meramente decorativos como
son flores, formas geométricas, sartas de frutas. En 1762 el pintor Simón
Maceira decora el crucero, con un programa denso de representaciones
iconográficas, a modo de un retablo en el que se hacen figurar los santos más
populares del momento y como es lógico también los de la Orden.
En esta sacristía hay una portada clasicista con columnas estriadas que
rematan en capiteles que llevan en su frente una cabeza de angelote,
entablamento con frontón triangular en cuyo tímpano se abre una venera, rematan
el ángulo y los extremos una carátula y dos candelabros. Es obra del siglo XVI
avanzado. Junto a ella vemos el primitivo altar de la Capilla de San Andrés, de
una sola pieza sobre un único pedestal.
Desde esta se accede a la muy importante y vistosa antigua SALA CAPITULAR, conocida popularmente como "sala de las palmeras". La planta y disposición de esta singular sala, construida con probabilidad en las últimas décadas del siglo XV o primeras del XVI, son las mismas que tenían las salas capitulares de los monasterios cistercienses medievales, es decir una planta cuadrada dividida en nueve compartimentos por medio de cuatro columnas centrales.
De los muros parten los nervios de ménsulas situadas a madia altura, unas con sencillas molduras otras con decoración caprichosa.
Las bóvedas son de crucería de nervios curvos y con abundante nervaturas
que confluyen en claves con decoración en relieve, policromada con ramajes y
caricaturescos rostros con intención meramente decorativa. Es clara la relación
de esta arquitectura con tan marcada voluntad decorativa, con el estilo
manuelino portugués.
Lo muros se articulan con arcosolios de medio punto que acogieron retablos con tableros en relieve, tal como relata Peralta; abundantes cajonerías y grandes espejos conformaron la decoración suntuosa de esta sacristía desde que en el año 1642 el abad Simón Rojo dio este destino a la antigua sala capitular.
Aquí vemos también una destacada Pila Bautismal.
Desde esta hermosa sala, la visita se dirige ahora a una zona abovedada muy curiosa, paso de comunicación entre el claustro reglar y el de los pináculos, que en el plano monástico canónico correspondería con el locutorio. La sencillez de su traza de sus ocho nervios, que se unen en una clave central circular carente de decoración, y su ubicación, nos invitan a situar su construcción en el siglo XVI. La curiosidad de la misma está en haber sido utilizadas para su plementería LAUDAS SEPULCRALES de los siglos XIV y XV, con escudos e inscripciones de nobles que se sepultaron en el monasterio.
Nos adentramos a continuación en el CLAUSTRO DE LOS PINÁCULOS, el más amplio y esbelto. Las obras de este gran claustro se inician en estas últimas décadas del XVI y no se concluirán hasta 1629. El claustro de los pináculos tiene solo tres alas, la del oriente, la del mediodía y la del norte. Carece del ala del poniente quizá para no privar de luz a la sala capitular. Las tres alas, muy estrechas y elevadas, se cubren con bóvedas de crucería, que descansan sobre pilastras apoyadas en contrafuertes lisos, sin más decoración que los pináculos en la parte más alta.
En 1991 se arregló el patio y se colocó la hermosa fuente, obra del cantero Nicanor Carballo, es copia de la que se supone existió algún día en el mismo sitio, hoy en la alameda del Ourense.
En la esquina suroeste del claustro hay una puerta de medio punto que da
paso a diversas dependencias no carentes de interés, casi en su totalidad
desconocidas por estar al margen de los recorridos turísticos y pendientes del
momento de su restauración, entre ellas podemos advertir posiblemente la
antigua portería de la casa, la cárcel, diversos almacenes y sobre todo el
antiguo refectorio, con bóvedas de medio cañón conservadas en perfecto estado.
En uno de los ángulos del claustro de medallones se abre una puerta tardo
renacentista decorada con cabezas de querubines, que permite el acceso a la
llamada ESCALERA DE LOS OBISPOS. Se denomina de los obispos por las
imágenes de santos obispos y otros de la orden, que antaño ocupaban las
hornacinas aveneradas que se abren en los lunetos en la parte superior. La
bóveda es octogonal sobre trompas, que buscan la apariencia avenerada, cubierta
con elegante crucería, apean los nervios en ménsulas que se decoran con cabezas
de varones. Es del siglo XVI. Los peldaños y pasamanos reconstruidos en el
siglo XX.
Ascendiendo esta la visita se dirige al REFECTORIO monástico, encuadrable dentro de la misma estética renacentista que no abandona soluciones aun góticas como son las bóvedas de crucería. Se construye hacia 1572. De planta rectangular, paredes lisas y vanos de medio punto, se cubre con tres tramos de bóveda de crucería, con claves decoradas con gajos y cuyos nervios parten de ménsulas con el mismo tipo de decoración. Esta es una de las estancias arruinadas tras la desamortización y reconstruidas inteligentemente por el P. Juan María, en 1978, que aprovechó y recuperó nervios y claves sustituyendo la pétrea plementería por otra de material conglomerado. En el muro derecho, en el segundo tramo se abre el hueco de un púlpito para la lectura durante las comidas. La base del mismo se decora con interesantes motivos renacentistas. Preside esta sala un Cristo del siglo XVI que llegó muy deteriorado, y la cabeza la hizo nuevamente así como las extremidades, inspirándose en el Cristo de la Vega de Toledo, el escultor-restaurador Luciano Fernández, de Toledo en el año 1987.
Bajamos por la escalera de honor antes mencionada y nos dirigimos al Lapidarium
o MUSEO DE PIEDRA, una larga sala abovedada, quizás destinada a bodega,
se han dispuesto cientos de restos pétreos, aparecidos en las obras de
restauración del monasterio, los hay de época medieval, renacentistas y
barrocos. Restos de laudas sepulcrales, pináculos y claves de bóveda y una
larga serie de cañerías utilizadas por aquel entonces para la conducción de
aguas y saneamiento.
La visita apenas permite detenerse a contemplar detenidamente estas piezas.
Finalizamos la visita guiada en la Botica del Monasterio, ya que desde el
primer momento de su existencia, el Monasterio de Oseira actuó como un centro
de beneficiencia para atender a los enfermos, y los monjes de esta abadía
ejercieron la beneficencia de forma proverbial, tal como emanaba de las
enseñanzas de San Benito. De hecho, este recinto contó con un importante
hospital, al frente del cual se encontraba un monje, el maestro del hospital,
que debía ser enfermero o especialista en medicina.
Ya en el exterior del templo, debemos destacar la CAPILLA DE SAN ANDRÉS, datada en torno a 1210-1215, estando desde luego terminada en 1239 ya que en esta fecha se consagra junto a la Iglesia Abacial. Se adosa al hastial norte del crucero. Es de una sola nave dividida en dos tramos de notables dimensiones, se cubre con bóveda de cañón apuntado. El exterior es de una gran simplicidad. En el lado oeste se abre la puerta de entrada con decoración muy esquemática. Tímpano liso sostenido por mochetas ornamentales en el frente con estilizadas hojas nervadas, capiteles y cimacios reiteran la decoración fitomorfa ejecutada con relativa tosquedad. En el siglo XVIII desapareció de ella el ábside semicircular en el cual se hallaba la imagen románica de Nuestra Señora de la Leche, que paso luego a la capilla de la Girola. También desapareció el primitivo altar que hoy se halla recogido en la sacristía, de una sola pieza sobre un único pedestal.
El destino de esta capilla, como ha probado el Dr. Valle Pérez, fue el servir de lugar de enterramiento de familias nobles como los Vilariño y otros linajes. Actualmente en la capilla de San Andrés se conserva el yacente de Abad Dom Arias. Nos presenta al personaje con hábitos monacales, portando un libro en la mano izquierda y el báculo de espiral muy cerrada en la derecha. Reposa sobre varios libros. Es obra gótica de los primeros años del siglo XV.
Foto de la página: https://www.mosteirodeoseira.org/monasterio/iglesia/13.jpg |
Finalizamos nuestra visita a este magnífico conjunto monumental en el cercano campo de la feria, recientemente remodelado y convertido en un ameno lugar de ocio.
Más información:
Coordenadas: 42º 32' 18.0" N - 7º 57' 03.9" W
TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
https://mosteirodeoseira.org/web/
https://mosteirodeoseira.org/web/resena-historica/
https://mosteirodeoseira.org/web/llegando-a-oseira/
https://mosteirodeoseira.org/web/los-exteriores/
https://mosteirodeoseira.org/web/los-claustros/
https://mosteirodeoseira.org/web/la-iglesia/
https://mosteirodeoseira.org/web/el-interior/
https://mosteirodeoseira.org/web/obras-artisticas/
https://es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_de_Santa_Mar%C3%ADa_la_Real_de_Osera
https://www.concellodecea.com/web/es/mosteiro-oseira-es
https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/ourense_Oseira.pdf
VISITA OTROS
SORPRENDENTES LUGARES DEL MUNICIPIO DE SAN
CRISTOVO DE CEA EN EL ENLACE, CON UN MAPA
PARA LLEGAR A CADA UNO DE ELLOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario