En la parroquia de San Salvador de Erbecedo, me encontré más de una
agradable sorpresa.
La primera fue una pequeña CAPILLA DE LA SALETA, en evocación a la
aparición ocurrida en los Alpes
franceses en 1846. Dos jóvenes pastores llamados Mélanie Calvat,
de 14 años, y Maximino Giraud, de 11 años relataron como el sábado 19 de
septiembre de 1846, hacia las tres de la tarde, en una montaña cercana al
pueblo alpino de La Salette-Fallavaux, vieron aparecer dentro de una luz
resplandeciente, más brillante que el sol, una «bella dama» en llanto que se
dirige a ellos. Les explica que
llora por la impiedad imperante en la sociedad y los insta a renunciar a dos
pecados graves que se habían hecho muy comunes: la blasfemia y no tomarse el
domingo como día de descanso y de asistencia a la misa. Finalmente pide a los
niños que recen, hagan penitencia y esparzan su mensaje.
Este es un edificio de planta rectangular cuya sencilla fachada está
coronada por una cruz de piedra. Tuve la fortuna que ese día estaba abierta,
pues varias vecinas del lugar se encontraban recogiéndolo todo después de haber
celebrado la festividad de la virgen.
Acababan de colocar de nuevo la imagen de
la santa con los pastorcillos en el retablo del templo, señalándome que el
manto que presenta no es el que cubre la imagen en los días de la celebración y
muy amablemente se ofrecen a enviarme las fotos de la santa de ese día señalado
y que aquí publico. Igualmente, una de las
mujeres me indica que, hace años su abuela paterna donó su pelo a la virgen,
cuya peluca desapareció, porque antiguamente el pelo natural era muy valioso.
Después fue la hija de su abuela quien hizo una peluca, que es la que porta la
pastorcilla el día de la fiesta y posteriormente, ella misma (la nieta), cuando
tenía 8 años, hizo con su pelo la peluca de la Saleta. Esas pelucas después de
la fiesta se retiran y son cuidadas por su familia.
Durante la festividad de la Saleta, la virgen va en procesión por toda la parroquia de
Erbecedo, al tiempo que los lugareños cubren de hierbas (espadañas, hinojo,
helechos, bojes, claveles salvajes...) sus casas y las carreteras para las
buenas cosas que cada uno quiera.
No es de extrañar, que en las fotos recibidas aparezcan cestas con
patatas, pues Coristanco es conocido como el Vergel de Bergantiños o Tierra de
la Patata, y por lo tanto, está muy vinculado a la agricultura y sobre todo a la
producción de este tubérculo (ver curiosidades sobre la patata en Galicia al
final de esta entrada).
FOTO CEDIDA PARA EL BLOG |
Traspasado el curioso arco que conforman dos árboles, me acerco al segundo
lugar para admirar en Erbecedo.
Se trata de su IGLESIA, templo de planta
rectangular y cubierta a dos aguas, cuya fachada de esquema pentagonal está
formada por una puerta adintelada sobre la que se abre una ventana con un arco
de medio punto ligeramente abocinado.
La espadaña penetra en la fachada y se conforma en un solo cuerpo apoyado
en una base con cornisa moldurada, tres
machones unidos por dos arcos de medio punto y entre ellos se sitúan las
campanas. Se cubre el conjunto con un
frontón triangular adornado con pináculos en los extremos.
En las proximidades de los dos templos antes mencionados, me topo con el
tercer elemento patrimonial digno de mención, lástima que se vea completamente rodeado de cables eléctricos. Es el CRUCEIRO DE ERBECEDO,
un elemento sin plataforma y basa de grandes proporciones de sección
cuadrangular.
El largo Fuste de sección octogonal, soporta un discreto capitel
de estilo dórico.
Su cruz es rectangular y en el anverso presenta a Cristo
Crucificado con tres clavos y las manos cerradas. Inclina la cabeza hacia la
derecha con una corona de espinas. Su paño de pureza va sin nudos.
Por el
reverso de la cruz queda la Virgen en actitud de orar con las manos juntas.
Para finalizar, no podía dejar de mostraros la cuarta y última sorpresa.
Este hermoso y bien cuidado RENAULT 8, que hará las delicias de los amantes del automóvil
y a los más veteranos, les hará recordar viejos momentos.
CURIOSIDADES SOBRE LA PATATA
Históricamente la patata se localiza en Galicia antes de 1607, cuando se
siembran en el MONASTERIO DE HERBÓN. Esta especie descubierta por los españoles en el nuevo continente,
tiene un historia bastante curiosa, como describe el gastrónomo Jorge Fernández
Nogueira: Los monasterios feudales de la Galicia central obligan a sus colonos
a plantar y consumir la patata para superar la hambruna de 1730-1735 ya que en
esta época los castaños sufrieron una epidemia y se redujo sustancialmente la
producción de castañas que eran la base de la alimentación en Galicia. Eran
años de hambre y peste y los labradores fueron muy reacios a usar la patata
como alimento ya que se le atribuía como la causante de la peste y otros males
y se las conocía como la raíz del diablo.
Además, la patata frita como tal, no se asombren si les digo que es de
origen gallega. Se dice que todo empezó en las tierras de Mondoñedo donde
residía una asturiana llamada Matilde, barragana a la sazón del párroco de
Villapedre a mediados del siglo XVIII, quien a su vez era oriundo de Andujar y
tenía la sana costumbre de tener siempre en casa una tinaja de buen aceite de
oliva de procedencia cordobesa. Una noche que la brava asturiana no estaba para
bromas, cogió un par de patatas que le había llevado su prima asegurándole que
cocidas o asadas se podían comer sazonándolas un poco. Las partió en rodajas en
forma de panza de calamar, las echó en una trébedes con aceite hirviendo,
pensando que al cura no le gustarían y se enfadaría. Pero el curita, a quien el
arzobispo gallego ya le había dicho que estaba por la labor de cobrar diezmos
por el cultivo de dicho tubérculo, se puso morado de patatas fritas y le pidió
a su manceba Matilde que a partir de entonces se las pusiera todas las noches
en la cena.
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