IGLESIA ABADÍA DE SAN CLODIO, RIBAS DE SIL

En la quedada de Pantón, organiza con nuestros amigos en mayo del 2022, para realizar la Ruta Transrománica en la Ribeira Sacra lucense, espléndidamente organizada por la Diputación de Lugo, tuvimos ocasión de visitar entre otras asombrosas joyas románicas, esta preciosa iglesia abadía de San Clodio.

Las notas documentales más antiguas sobre el lugar, que estuvo siempre ligado a la abadía de San Clodio, datan de los años finales del reinado de Alfonso VII. Este rey había donado la abadía y su coto al noble local Vasco de Quiroga en agradecimiento por el apoyo prestado en las campañas bélicas reales. En 1154, este noble donó estas posesiones junto con la abadía a Raimundo, prior de la Orden de San Juan, por la salvación de su alma y la de sus padres. Este documento demuestra que, al menos en esas fechas, existía ya una abadía en la que se observaba la Regla de san Benito con la suficiente entidad como para ser objeto de una donación. El monasterio, hoy en ruinas, fue asaltado e incendiado por las tropas napoleónicas y tras la desamortización de Mendizábal, la práctica totalidad sus terrenos pasaron a manos de D. Manuel Batanero Flórez, señor propietario del Pazo y prácticamente casi todas las tierras del lugar.

Su templo, edificado en la primera mitad del siglo XII, es el resultado de reconstrucciones y ampliaciones que le han dado su aspecto actual. La nave fue reconstruida y ampliada hacia occidente para aumentar la capacidad de la iglesia en el siglo XVIII, probablemente tras los destrozos producidos por el terremoto de Lisboa del año 1755, que también afectó a las estancias de la anexa abadía. En esta campaña de restauración se debió de reducir la altura de la nave que perdió su cornisa y sus canecillos y se construyó también el sobrio frontis neoclásico con la espadaña que vemos hoy en día.

Conserva de la vieja capilla románica el ÁBSIDE circular, construido con un tipo de roca característico de esta área de la cuenca del Sil, llamada tradicionalmente «pedra cabaleira». En la comarca solo hay otras dos iglesias edificadas con esta piedra. Una de ellas es Montefurado y la otra es Sequeiros, ambas en el municipio de QUIROGA (enlace a nuestra publicación). La «pedra cabaleira» está compuesta de areniscas y aglomerados, y su formación data del Mioceno, entre hace veinte y treinta millones de años, por lo que ocupa un lugar destacado en el patrimonio histórico del Geoparque Mundial de la UNESCO Montañas do Courel.

Este ábside está dividido en tres calles mediante pilastras de sección poligonal, y en tres cuerpos por molduras sin decoración alguna. En cada una de las tres calles se abre una ventana de arco de medio punto con una sola arquivolta en arista viva guarnecida por una chambrana en la que se combina el taqueado jaqués de la franja interior con una decoración geométrica de cruces inscritas en cuadrados realizadas con la técnica de talla en bisel. En este exterior absidal observamos un juego cromático entre la piedra con la que se construyó el edificio y la caliza blanca con la que fueron realizados los elementos decorativos y que será una constante en las partes conservadas del edificio románico también del interior.

La cornisa está sustentada por un grueso bocel que, su vez descansa en CANECILLOS casi todos lisos, excepto dos decorados con rombos y un tercero con la cabeza de un carnero.

En lo esencial la iglesia conserva más o menos la planta original de nave rectangular con ábside semicircular y cubierta de madera a dos aguas.




El juego cromático en la piedra, antes mencionado, lo encontramos nuevamente en el interior del ábside, al que se accede mediante un ARCO TRIUNFAL de medio punto en arista viva, decorado exteriormente por una arquivolta de dovelas de caliza en la que se combina el taqueado jaqués con una ancha franja, con una fina decoración geométrica a bisel en la que alternan aleatoriamente las cruces inscritas en cuadrados y en círculos.

Pieza reutilizada en el muro de la nave.

Sus capiteles son muy achatados y están formados por un grueso collarino y un listel liso en la parte superior. El de la izquierda carece de decoración y el de la derecha tiene simplemente un tosco entrelazo que cubre íntegramente la cesta.

Solo en la ventana central se conservan las columnillas y parte de los capiteles de las jambas, y solo esta ventana se ha diferenciado de las otras dos mediante una chambrana de caliza cuya decoración original, si la tuvo, ha desaparecido.






En la nave, que tiene hoy los muros desencalados, se aprecia perfectamente la diferencia de material entre los sillares de piedra rosada de la construcción original, más abundantes hacia la zona oriental, de la mampostería que se utilizó en la reconstrucción dieciochesca. A ambos lados se conservan sendas puertas que originariamente debieron de dar acceso, al exterior la sur y al monasterio la norte. Ambas presentan, al interior, sendos arcos de medio punto que, en el caso de la septentrional, aparece guarnecido por un segundo arco de descarga de forma ligeramente apuntada.

El exterior de esa PUERTA NORTE, que hoy queda en el interior de la sacristía adosada a la nave, presenta un extraordinario desarrollo decorativo. Cabe la duda de si algunos de sus elementos, de franca tradición visigótica, pudieron haber sido reutilizados de un templo más antiguo.


Las diferentes piezas que forman esta portada, también realizada con la blanda piedra caliza que se utiliza en otras partes de la iglesia, presentan anomalías en sus ajustes y, en ocasiones, una deficiente acomodación al marco arquitectónico, derivadas, sin duda, de la reconstrucción de la nave que debió de motivar su recolocación. Está formada por dos arquivoltas en chaflán decoradas con una serie de cruces inscritas en círculos y que descansan sobre impostas biseladas con similar decoración y de las que faltan las piezas interiores de ambas jambas.

Los círculos con cruces inscritas pueden encontrarse también en las ventanas de la girola de la iglesia de SANTA MARÍA LA REAL DE OSEIRA (enlace a nuestra publicación), una obra iniciada hacia 1185.

Y en otra casa cisterciense, SANTA MARÍA DE ARMENTEIRA (enlace a nuestra publicación) una obra datada por inscripción en el año 1212, donde encontramos las mismas estrellas insertas en cuadrados que el taller de San Clodio utilizó en las arquivoltas de las ventanas del ábside. 

Nos encontramos así ante un nuevo ejemplo de la difusión de los recursos de las grandes fábricas cistercienses que se realizan en Galicia en torno al año 1200 hacia los talleres locales que los interpretan, en muchos casos adaptándolos a sus capacidades y a los recursos económicos de las comunidades para las que trabajan.

Las columnas que las guarnecían han desaparecido, restando únicamente las basas y los capiteles. Estos son muy alargados y presentan una decoración que intenta imitar un sogueado o bien una suerte de formas vegetales muy abstractas.



Dentro de la sacristía, también llama nuestra atención este curioso grabado y ESCUDO, que según nuestros amigos de la  Asociación Academia de Genealogía Heráldica y Nobiliaria de Galicia, parece representar al linaje Ambía: cinco lunas crecientes.



Visto el interior, abandonamos el templo y nos dirigimos al hermoso PÓRTICO RENACENTISTA que nos permite visitar lo poco que queda ya de la abadía. 


En el centro vemos el escudo de Felipe II, lo que indica que era un monasterio de Patronato Real, y alrededor de este, una inscripción nos informan de su recuperación de las ruinas en 1.604 por parte del abad Alfonso de Solís, y reza de la siguiente manera: ALFONSO DE SOLIS/S. CLAVDI ABBAS MONASTERUM VETUSTAE COLLAPSUM RESTITVIT, ANNO 1604.



Entorno a los siglos XVIII –XIX esta puerta daba acceso a la Casa Rectoral.

La TORRE pegada al ábside de la Iglesia pertenecía a la vieja Abadía, de la que vemos ruinosas dependencias destruidas por el paso del tiempo y por su asalto y quema durante las luchas contra las tropas francesas hace dos siglos.






En el atrio de la iglesia se conserva una PILA BAUTISMAL.

Por último, la relación de la antigua abadía de San Clodio con el CAMINO DE INVIERNO se puso especialmente de manifiesto con la publicación en el 2015 del libro “La peregrinación a SANTIAGO “ de Diego de Guzmán, editado por el historiador y profesor universitario Julio Vázquez Castro. La obra recoge el texto de una especie de diario que escribió el eclesiástico Diego de Guzmán durante una peregrinación a Santiago que realizó en 1610 por encargo del rey Felipe III. El viaje de regreso lo hizo por el Camino de Invierno y en su transcurso se hospedó en el monasterio de Ribas de Sil, que estaba gobernado entonces por el abad Diego de Solís.

Coordenadas: 42º 27' 54.0" N 7º 16' 56.9" W


TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN, HA SIDO RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES:

http://www.concelloribasdesil.es/portal_localweb/p_144_contenedor1_ayto_ribasdosil.jsp?seccion=s_fdes_d4_v2.jsp&contenido=1905&tipo=6&nivel=1400&layout=p_144_contenedor1_ayto_ribasdosil.jsp&codResi=9&language=es&codMenu=222&codMenuPN=221

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lemos/ribas-de-sil/2022/01/08/iglesia-san-clodio-visible-durante-decadas/0003_202201M8C12991.htm

https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/LUGO_Ribas_de_Sil.pdf

Inventario artístico de Lugo y su provincia. Tomo V página 376.

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2 comentarios:

  1. Interesante y bonita. Se me habían escapado todas estas entradas. Un beso.

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    1. Me alegra que te gustase. Ribas de Sil tiene mucho para ver, bien merece la visita. Muchas gracias por todos tus comentarios Teresa. Es un placer tener seguidoras tan fieles!

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