La situación y las condiciones naturales de la ría propiciaron, a partir
del siglo XVI, el afianzamiento de Ferrol como base naval militar, y junto con
ello el desarrollo de un complejo sistema defensivo, basado inicialmente en los
castillos, que ejercían un doble papel de control de posibles invasiones por
tierra y por mar.
La gran cantidad de fortificaciones, sus fuegos se cruzaban entre sí,
(CASTILLO
DE SAN FELIPE; Castillo de Nuestra Señora de La Palma; BATERÍA DE SAN CARLOS; BATERÍA DE SAN CRISTOVO; Batería de Cariño; Castillo de San
Martín; Polvorín y cuartelillo del Vispón; BATERÍA DE VIÑAS; BATERÍA DE PRIORIÑO CHICO; Batería de Doniños; Batería de Santa Mariña;
Batería de Ares; BATERÍA
DE REDES), aprovechando los accidentes del terreno, da
testimonio de la gran importancia de la base naval de Ferrol.
Esta es una batería costera de pequeño tamaño, pero de cierto valor
patrimonial (siglo XVIII), y regular conservación, siendo así de las
secundarias del subconjunto.
La batería de San Cristovo (San Cristóbal), en la punta de Restrebor,
protegía la ensenada del mismo nombre. Sus troneras cruzaban el tiro con las de
San Carlos, Viñas y las del trincherón de la playa de Cariño.
Su construcción comenzó en 1739, según proyecto de Juan Vergel, y se
prolongó hasta 1762, con las últimas adaptaciones de batería a la mar en ángulo
saliente, polvorín y frente aterrazado, llevadas a cabo por M. de Hermosilla.
A través de un oficio del 18 de noviembre de 1739, Carlos Desnaux
informa, entre otras cosas, al duque de Montemar que se ha empleado al
subalterno Fulgencio Jiménez en las obras.
El 8 de noviembre de 1746, por oficio, Cosme Álvarez propone a Bernardino
Freire llevar 4 cañones de calibre 24 de SAN FELIPE a esta batería.
De 1762 es la reconstrucción de la
batería, “capaz de 11 cañones”, con sus troneras a la mar, cuartelillos y
polvorín sobre la defensa de tierra.
La agrupación de las fortificaciones de la boca de la Ría, es un extraordinario ejemplo de arquitectura
militar, con magníficas vistas sobre la ría. Tienen un entorno privilegiado por
su paisaje natural primitivo, con las montañas cercanas de vegetación abundante
y poca incidencia de construcciones residenciales en general.
Una sensacional manera de visitarla, es recorriendo la RUTA DOS CASTELOS. El sendero bien identificable, transcurre entre el admirable CASTILLO
DE SAN FELIPE (cuyo interior no podemos dejar de visitar), corre pegado al mar
por los caminos de los pescadores, acercándonos hasta las ruinas de esta
Batería de San Carlos, y finalizando en esta Batería de San Cristovo.
El recorrido finaliza en el MIRADOR DE SAN CRISTÓBAL. Desde aquí podemos
regresar andando al punto de inicio, siguiendo la carretera o volviendo sobre
nuestros pasos, o bien coger el autobús urbano en la aldea de San
Cristóbal. Descripción y mapa.
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