En esta publicación te llevamos de la mano por nuestro recorrido, semi-accesible a personas con movilidad reducida, arrancando al comienzo del Paseo Marítimo de la VILLA DE CANGAS (enlace a nuestra publicación), justo donde el mar y la memoria se encuentran frente a la Pedra do Sinal, también conocida como 'El Galeón'. Un monumento de Manuel Coia instalado en el año 2001 en homenaje a las gentes del mar de esta localidad gallega.
En el imaginario popular gallego, el mar no es solo agua y sal, sino
morada de un sinfín de criaturas fantásticas. Entre todas, brilla con luz
propia la maruxaina, nuestra particular sirenita, que desde hace siglos
seduce a marineros y curiosos. No sorprende que su silueta se repita de norte a
sur de Galicia: aparece en fiestas costeras, en cuentos que se susurran junto a
la lumbre y hasta en la llamada “otra bandera” de Galicia, la de la sirena
diseñada por Castelao. Su leyenda ha inspirado esculturas y monumentos que
salpican el litoral: desde la del municipio de CERVO (enlace a nuestra
publicación), hasta
la isla de Sálvora en las Rías Baixas, sin olvidar esta misma de la ría de
Vigo, donde la maruxaina parece vigilar el horizonte y recordarnos que el
océano guarda siempre un secreto.
Al fondo se proyectaba la CIUDAD DE VIGO (enlace a nuestra publicación), regalándonos
una vista espectacular de la ciudad que se alza en la orilla opuesta, del ir y
venir de veleros y pequeños barcos de recreo, mientras un gran crucero parece
zarpar del puerto para emprender un viaje por el Atlántico.
Fuimos avanzando por el paseo y a solo unos pasos de este y el casco antiguo, nos topamos con la Capela do Hospital. Este sobrio templo formo parte de un pequeño hospital de peregrinos y pobres que desaparece, por deudas, poco antes del siglo XIX. Solo la capilla de Nuestra Señora de la Concepción permanece hasta que es vendida y desmantelada piedra a piedra en 1966. Su situación original fue en la calle de Eugenio Sequeiros, exactamente donde hoy está el edificio de Abanca. A finales de los años noventa un movimiento popular liderado por un arquitecto de renombre de la ciudad comenzó a tomar forma. El proyecto de reconstrucción de la antigua capilla, gracias a una bolsa de la Caixanova, culminó en el 2002 con su inauguración en los Xardíns do Sinal. La capilla hoy está dedicada a San Roque, a quien se le rendía culto.
Nos quedamos un rato frente a ella, contemplando su fachada de estilo
barroco rural, enmarcada por dos columnas acanaladas y capitel jónico, un arco
de medio punto con el nombre del fundador inscrito GUNDISALBUS NOGUEIRA ARAUJO (me)
FECIT. En la cornisa situada encima de la puerta encontramos
inscrita la fecha de su construcción. ANO
DE 1711.
Bien destacado en el frontón, el imponente blasón de su fundador,
D. Gonzalo Nogueira de Araújo. Este escudo consta de cuatro cuarteles: el
primero, el tercero y el cuarto muestran grabados relacionados con las armas
del linaje de los Araújo: cruces flordelisadas, un castillo o casa torre y una
figura de caballero. El segundo cuartel contiene una cruz, símbolo de la
Inquisición de la que era comisario. Y en la cabecera del escudo, un yelmo de
caballero.
Luego, aprovechando que estaba abierta, no asomamos al austero interior donde
se encuentra la tumba de su fundador y en el que se exponía artesanía en madera
del artista Santiago Córdoba. Pues la capilla ya no es utilizada para fines
religiosos, pero funciona como una sala de exposiciones y es lugar de bodas civiles.
Continuamos nuestro recorrido pasando junto al Puerto de Pasajeros de
Cangas, un punto esencial en el transporte marítimo de la región,
especialmente para la conexión diaria con la ciudad de Vigo y la puerta directa
al paraíso natural de las ISLAS CÍES (enlace a
nuestra publicación).
¡Y cómo no acordarnos de nuestra visita! Fue desde aquí donde nos embarcamos rumbo a ese paraíso natural de aguas cristalinas y playas de arena fina que parece sacado de un sueño.
Eso fue otra historia, ahora seguimos por este paseo que también merece la pena disfrutar. Y ahora pasamos junto al Puerto Deportivo Rodeira y el puerto pesquero, donde la brisa suave olía a sal, a redes secándose y a vida marinera.
Con el sol tiñendo de oro el horizonte, el imponente trasatlántico ya se
deslizaba por la ría como una ciudad flotante, marcando rumbo hacia su próxima
aventura.
Finalizado el Paseo Marítimo, continuamos ahora hacia la Av. de Bueu para
seguir por la Rúa Arrecife, cuyo inicio en pronunciada pendiente y la falta de
aceras accesibles, lo que obliga a
circular por la calzada, complicando la marcha en silla de ruedas.
La calle pronto se abre de nuevo hacia la ría, como si quisiera presumir de paisajes. Desde aquí se disfruta una estampa preciosa de la antigua fábrica y del puerto o Peirao de Massó. A su lado, casi escondida, asoma la pequeña Praia do Salgueirón, un rincón tranquilo donde el agua parece invitar a una pausa para el baño.
Allí, la Fonte de Massó aparece casi de sorpresa como un pequeño
altar de piedra entre mar y memoria, para recordarnos la época en la que la familia
Massó marcaba el ritmo de Cangas con sirenas de trabajo y barcos de vapor.
Ahora continuamos por el Paseo Marítimo de O Salgueirón, cuyo acceso tiene una pequeña dificultad para la silla de ruedas, pero que luego se descubre como una joya costera, donde el mar, la memoria industrial y el paseante se encuentran.
Caminamos junto a la Antigua
Fábrica Massó, donde sus muros de piedra y ladrillo, su esqueleto de
hierro oxidado, sus tejados rotos y su alta chimenea, nos hablaron de otro
tiempo más prolífico. Fue en 1941 cuando se construye la fábrica en el lugar
donde antes estaba la salazón Paganini, levantando este complejo conservero con
la última tecnología, integrando: una cámara frigorífica; una fábrica de
envases y zona de varaderos para la reparación de flota pesquera; un taller
mecánico e instalaciones para la producción de harinas y aceites de pescado.
Fue una de las conserveras más importantes de
Galicia y un motor económico. Pudimos imaginarnos la vida que allí bullía:
mujeres enlatando sardinas, hombres trabajando en los barcos y el olor del
pescado recién cocido. ¡Es imposible no sentir algo al estar frente a ese lugar!
Asomando al paseo se abre la Praia canina da Cunchiña, pequeña,
recogida, con arena clara y muchas conchas (como promete su nombre).
Y al final de este tramo del paseo, de 916 metros de longitud, como premio, el
disfrute de unas preciosas vistas a la ría.
Ya no podíamos continuar más, la senda hacia el Paseo Marítimo da
Congorza se hizo inaccesible en silla de ruedas.
Volvimos despacio, con el sol poniéndose y tiñendo de dorado todo a
nuestro alrededor, y así, desandando nuestros pasos, llegamos de nuevo a
Cangas.
En el inicio de la Alameda Vieja nos topamos con el Reloj de
Guitián, un equipo de predicción meteorológica construido en el año 1907 y
desde un principio consulta obligada para los marineros antes de salir al mar.
Está dotado de cuatro esferas, veleta y cuatro aparatos meteorológicos:
termómetro, higrómetro, otro que mide la velocidad del viento y otro que nos
dice el estado del tiempo (seco, lluvioso,...) Perdió importancia debido a los
grandes avances, pero sigue siendo lugar de referencia y un punto de encuentro
para los vecinos de Cangas.
En la alameda también encontramos dos esculturas de Xoan Piñeiro. Un autorretrato y la bella escultura A volta do mar. Esta última escultura del año 1952, representa la desesperación de un padre marinero a la llegada del mar sin nada para dar de comer a su familia. Su mujer se apoya en él con tristura, mientras el niño mira con curiosidad el cesto vacío.
Y por último el Monumento al Filántropo nacido en Cangas, Xosé
Félix Soage Villarino, que como tantos hombres en aquella época, emigró
a Argentina. Gracias al dinero que él aportó, se pudo construir el mercado,
destruido por el temporal en 1894; hacer la pavimentación de los Barreros; una
traída del agua; el palco de la música de la Alameda; la reconstrucción de la
bóveda central de la Iglesia (qué era de madera) y el órgano; así como muchas
necesidades particulares. En 1914, año de su muerte, en agradecimiento a su
labor, la villa de Cangas quiso recordarlo en una escultura de Asorey, uno de
los más grandes escultores de principios del siglo XX, y en ella se ve la
combinación de materiales: el busto de Soage, realizado en bronce en la parte
alta del conjunto, y lo que parece la figura de un marinero, vestido con ropa
de aguas y botas. Por la parte
trasera, una gruesa cadena esculpida en la piedra rodea la escultura, y en los
perfiles sobresalen los extremos de un barco, la proa y la popa. Además, el
conjunto se asienta sobre uno pequeño estanque, en el que podría parecer mar.
Todo esto nos lleva a pensar en la figura de un marinero.
Así, el itinerario ya no fue sólo un camino: fue un viaje por la historia, por la identidad de un pueblo que siempre ha vivido con los pies en la tierra y la mirada puesta en el mar.
TODA LA INFORMACIÓN INCLUIDA EN ESTA PUBLICACIÓN, HA SIDO RECOGIDA DE LOS
SIGUIENTES ENLACES:
https://ailladosratos.org/es/la-capilla-del-hospital-ii-la-capilla/
https://cangas.gal/es/areas/turismo/patrimonio-religioso/capillla-del-hospital
https://cangas.gal/es/areas/turismo/etnografico/reloj-de-guitian
https://cangas.gal/es/areas/turismo/rutas/ruta-por-el-casco-historico
https://cangas.gal/es/areas/turismo/rutas/senda-costera-cangas-donon
VISITA OTROS
SORPRENDENTES LUGARES DEL MUNICIPIO DE CANGAS EN ESTE ENLACE, CON UN MAPA PARA LLEGAR A
CADA UNO DE ELLOS.
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