En una hondonada ahogada por la espesura del bosque, donde el Frádegas
hace acopio de fuerzas para precipitarse en cascada sobre el río Ulla, a un
paso de la frontera entre los ayuntamientos de Antas de Ulla y Palas
de Rei, reposan las ruinas del balneario cuyas aguas sulfurosas cuentan con un reconocido
valor terapéutico.
Este lugar de Frádegas, parroquia de Santa Mariña de Castro Amarante, fue
nuestro punto de partida elegido para explorar la RUTA DE LOS TORRENTES DE MÁCARA, que bien puede iniciarse o finalizarse junto al viejo complejo
termal.
Cuesta imaginarse, en este idílico y solitario rincón, el bullicio
reinante a finales del siglo XIX, cuando Julio García Fernández se propuso
convertir las «aguas azoadas de Frádegas» en terapia infalible para varias
dolencias y foco de desarrollo en el centro geográfico de Galicia.
Los primeros anuncios en la prensa gallega datan del verano de 1891. Las
aguas sulfurosas de Frádegas, que se «desprenden espontáneamente del manantial»
a razón de 18.400 centímetros cúbicos de ázoe -hidrógeno- por hora, prometen
«infalibles resultados» en la lucha contra las enfermedades del pulmón, del
estómago y del hígado. Se emplean también «con éxito» en el tratamiento del
reumatismo, afecciones de la piel, asma, catarros y resfriados. El nuevo
balneario ofrece «baños generales y locales, duchas, chorros, pulverizaciones y
baños de lodos», capaces de cicatrizar «toda clase de úlceras por rebeldes que
sean».
El conjunto de edificaciones está conformado por un edifico de dos
plantas con un patio interior, una capilla y otras construcciones auxiliares,
todas ellas en ruinas, pero no obstante, dejando ver huellas de la arquitectura
rural lucense con paredes de piedra sin labrar.
En la planta baja se sitúa LA FUENTE con sus dos “pichos” de aguas
bicarbonatado-sódicas; fluoradas y sulfurosas, que nacen en la parte izquierda
del río entre rocas, con un caudal de 40 litros/minuto, y a 18º C de
temperatura.
EDIFICIO DE LA FUENTE |
Dejamos a la elección del visitante lo de probar las aguas, recordando solamente, que a causa de poder probarlas, vinieron desde antiguo millares de visitantes, (ahora bien, los supuestos poderes curativos no son garantía de un sabor agradable...).
En estas edificaciones de la planta baja estaban también las salas de
baños,...
ACCESO A LAS SALAS DE BAÑOS |
... mientras en el piso superior se ubicaron en su día las instalaciones
hosteleras.
La sugestiva oferta se anticipa en meses a la inauguración de las nuevas
instalaciones. Porque a comienzos de 1892 el proyecto aún no está concluido.
Será ese mismo año cuando Cecilio Neira Núñez, prestigioso catedrático de
Farmacia Práctica, analice las aguas de Frádegas y avale sus bondades. Y
también cuando se reciben, de la casa barcelonesa de Basilio Miret, los
modernos aparatos de hidroterapia.
Julio García Fernández, propietario del establecimiento, se emplea a
fondo para abrir un hueco a Frádegas entre los afamados balnearios gallegos.
Sus aguas, que por esas fechas se comercializan al precio de 4 reales la
botella, conquistan una medalla de plata en la Exposición Regional de Lugo de
1896. Y con las primeras luces de la nueva centuria marchan a París y
participan en la Exposición Universal que allí se celebra en 1900.
La influyente mano de Julio García se percibe en varios intentos de
romper el aislamiento de la Galicia profunda y, de paso, comunicar con el
exterior sus dominios. Ya en 1900, la reina regente sanciona la construcción de
una carretera desde Palas de Rei a Aguas de Frádegas. «Pasando necesariamente»,
se aclara, «por San
Miguel de Coence y Santa María de Pidre». El diputado y empresario soñó
incluso con llevar el tren hasta la puerta del balneario. En el verano de ese
mismo año de 1904, Julio García acaricia otro ambicioso proyecto. La
electricidad comienza a iluminar Galicia y él quiere unirse a los pioneros del
sector. Solicita a tal efecto la concesión de 3.000 litros de agua por segundo,
que serían derivados del río Ulla en un punto paradisíaco próximo al balneario:
las torrentes de Mácara. Pretende transformar la fuerza motriz de las fervenzas
en energía eléctrica «para aplicarla a diferentes industrias en las poblaciones
de Palas de Rei, Melide, Arzúa, Santiago y otras». Obtiene la concesión, pero
con tres lustros de retraso. La oportunidad se ha perdido. Aunque en 1926 el
canal de derivación de 1.500 metros está rematado, la central nunca se puso en
marcha. Julio García muere poco después y los huesos del balneario de Frádegas
y el azud que ribetea las torrentes comienzan a ser devorados por el tiempo.
El ayuntamiento de Antas de Ulla, nos propone otra alternativa para
llegar al lugar, es la RUTA
DEL BALNEARIO DE FRÁDEGAS, que parte de la Praza do Concello y recorre 20
Km (ida y vuelta).
INFORMACIÓN RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES
Super interesante ,me ha apetecido visitarlo al leerlo .Iremos
ResponderEliminarMuchas gracias y me alegra que te gustase. Si lo visitáis, no podéis perderos la ruta de los Torrentes de Mácara y el Castillo de Pambre. Os encantará!
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