Este poblado de la Edad del Hierro constituye un ejemplo sumamente
representativo de "castro costero". Está situado sobre una pequeña
península de relieve abrupto y que se adentra en el mar, junto a la playa de arealonga.
Aunque el yacimiento estuvo ocupado desde inicios de la segunda Edad del
Hierro hasta bien entrada la época romana, su apariencia actual tendría su
origen en el cambio de Era (s I a.C. - s I d.C.), momento en el que el
asentamiento vivió una expansión urbanística y demográfica.
Se estructura a partir de un complejo sistema defensivo, con una primera
línea de foso (cuatro metros de ancho por tres de fondo), y muralla que protege
el istmo, seguida de otra que delimita los recintos habitacionales y alcanza
características monumentales.
Aquí se abre la entrada principal con la
escalinata de acceso.
En el interior, agrupados en tres plataformas, se encuentran más de veinte
estructuras arquitectónicas que se adaptan a la accidentada topografía de la
península y son de planta simple, de forma circular u ovalada.
La mayoría serían viviendas, aunque algunas servirían como espacio para el desarrollo de actividades artesanales.
El segundo sector está separado por un muro, que tal vez servía para
contener la tierra, y se pasa a él subiendo unas escaleras, las mejor
conservadas de entre los castros gallegos. Se distinguen un "barrio"
de casas que delimita una "plaza" protegida del viento.
Un sendero lleva al sector más alto del poblado, en el que también hay
construcciones.
El poblado debió de ser autosuficiente. Dentro del castro no hay agua, ni
en manantiales ni en aljibes, por lo que debió ser preciso ir a buscarla al
exterior. Se piensa que la alimentación tenía como principal fuente el mar:
mariscos y pescados; también se consumían bóvidos, cabras y ovejas y bellotas. Hay restos de metalurgia, trabajo de la piedra y de tejido.
El Castro de Baroña fue excavado por primera vez en 1933 por Sebastián González-García.
Las siguientes campañas arqueológicas fueron las de J. M. Luengo (1969-1970),
Francisco Calo Lourido y Teresa Soeiro (1980 a 1984), Francisco Calo en 1985 y Ánxel Concheiro en 1984,
que lo consolidó. En mayo de 2012 arrancaron finalmente las obras de
rehabilitación del castro de Baroña.
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