CASTRO DE TROÑA, PONTEAREAS


Este poblado castreño, situado en el monte conocido como Doce Nome de Xesús, es uno de los castros más importantes de Galicia.


Está muy bien cuidado y señalizado con abundantes paneles informativos muy ilustrativos. Además de todo esto, es uno de los mejor conservados de la provincia de Pontevedra junto con el del MONTE DE SANTA TREGA en A Guarda. Fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento, en el año 2009.



El recinto del castro tiene forma elíptica u oval, presentando amplias terrazas en su pendiente oeste y un ancho foso excavado en la roca por el naciente. Los restos datan entre los siglos VI a.C. a II d.C. Aunque como muchos de los asentamientos castreños de Galicia, el Castro de Troña tuvo su esplendor hacia los siglos I a.c. y II d.c. La llegada de los romanos hace que este castro sea despoblado en busca de otras tierras más próximas al río Tea, donde el alimento se hace más fácil y más abundante.


Cuenta con un complejo sistema defensivo formado por dos lienzos de murallas que cierran completamente el recinto castreño, foso y parapeto, que nos señala la extraordinaria envergadura de este castro en su época. A destacar es el torreón que posee la primera muralla. Este, es una de las pocas muestras que se conocen de este tipo en el Noroeste peninsular.


En las laderas del montículo podremos apreciar los restos de numerosos habitáculos, algunos excavados y otros medio ocultos por la tierra y la vegetación. La mayoría de planta circular y en otros podremos observar el vestíbulo; que distinguían a las diferentes clases sociales. Se pueden ver restos de enlosados, hogares, canalizaciones, muros de contención, terrazas, escaleras, almacenes y vestíbulos.


También veremos de planta cuadrada y rectangular propias de los poblamientos romanizados. Pues Los pobladores indígenas no hacían esquinas en sus viviendas, debido a la creencia de que en ellas, permanecían escondidos los espíritus malignos. La planta circular evitaba estas y además hacía que el espacio habitable fuera igual en todo el habitáculo, al no contar con esquinas muertas.


También se han encontrado otras construcciones para uso común como aljibes, habitáculos para depósito de grano, así como una gran abundancia de molinos de mano para moler el cereal. Han quedado también documentados intercambios con otros poblados, ya que la actividad metalúrgica implica la disposición de materias primas procedentes de otros lugares muy alejados. Se han encontrado restos de cerámicas de importación, objetos de bronce o joyas, así como monedas, acuñadas por cecas de la Galia y de otras ciudades del Imperio Romano.


A destacar, es el importante PETROGLIFO que representa una serpiente en posición heráldica, que se encuentra grabado en la cara vertical de una roca que forma parte de una construcción castreña situada hacia el Naciente. También se localizaron otras imágenes grabadas en la roca que sirve de base a una construcción castreña, que representa figuras ovales y líneas rectas. En el año 1932, Xoaquín  Lorenzo y López Cuevillas descubrieron un petroglifo en el camino que conduce a la ermita con dos serpientes, hoy en día sin localizar.



La denominada “SERPE DE TROÑA” se haya representada sobre una piedra de sacrificios con un canal central cuya función era que la sangre de la sacrificado, fuera derramada sobre el grabado de la serpiente. Se dice que la serpiente representa la fertilidad tan apreciada por aquellos pueblos para la supervivencia de la estirpe y de los clanes. Otras teorías afirman que no es más que un símbolo que ofrecía la paz y la tranquilidad en el poblado. Se ha interpretado la Serpiente de Troña, como la prueba que confirmaría la presencia de los saefes en Galicia.


Existen varias LEYENDAS relacionas con el lugar, la mayoría relacionadas con la riqueza del terreno, pero la más curiosa, es la que alude al petroglifo de la serpiente.


“Se dice que una serpiente vivió allí y que de vez en cuando bajaba y robaba para comer, ovejas y otros animales. Esta habló con las reses y les dijo:
-¡Dáme do teu leite que eu che darei o meu peite!
Los vecinos, para eludir el miedo, acordaron llevarle un animal todos los días a la montaña.
Pero, cansados de pagar esos beneficios, decidieron matarla.
Recogieron muchos ovillos, con los que hicieron una buena cuerda y colocaron uno grueso en la punta, se la dieron para comer y cuando la serpiente picó, tiraron de la cuerda y la mataron.
 La enterraron junto a la ermita y en la parte superior pusieron un crucero”.


Ocupando el centro simbólico del monte, en la croa del castro de  Troña, se encuentra esta ermita dedicada al DOCE NOME DE XESÚS (Dulce Nombre de Jesús). 


Una edificación de planta de salón, con una sola nave y capilla mayor de planta rectangular. 


La fachada sigue un esquema  pentagonal con un eje vertical de gran sencillez, en la que aparece la puerta de arco de medio punto para su acceso principal. La espadaña que finaliza el conjunto, está formada por dos arcos de medio punto.


Además de poder admirar tres CRUCEIROS de magnifica labra, declarados B.I.C.



Este primer cruceiro, de plataforma cuadrangular con un escalón y pedestal cuadrangular, tiene varal octogonal, comenzando y finalizando en cuadrado. El capitel presenta forma  tronco-piramidal invertida y cuatro ángeles con alas, uno en cada esquina.


Su cruz es circular, leñosa y con nudos. Presenta por su anverso a Cristo Crucificado con tres clavos, la cabeza erguida con una corona de espinas y una cartela con las siglas INRI. Le falta el brazo derecho por rotura. A los pies de Cristo lo ciñe un grupo  figurativo de naturaleza humana y animal, guerreros portando lanzas, ganado ecuestre y una mujer llorando a los pies de Cristo.


Lleva una  cartela de mármol que dice: “A LA DEBO / CION DE DON / FRANCISCO / CARRERA / EN 1907”. El Crucero es todo de granito, hecho en el año 1907 siendo obra del Maestro Cerviño. El historiador y etnógrafo Clodio González Pérez hace referencia a este crucero como salido del taller de Pepe da Pena (A Pena- Aguasantas, Cotobade, 1843-1922), nombre artístico tomado de su lugar de nacimiento por Xosé Cerviño.




Del otro lado de la ermita observamos el segundo cruceiro, con plataforma  cuadrangular de dos escalones y pedestal cuadrangular achaflanado. El varal empieza  cuadrangular hasta un tercio del varal, para luego seguir octogonal hasta el segundo  tercio y luego finalizar en circular en el último tercio. El capitel lleva volutas, hojas y  querubines. 


Su cruz es circular y leñosa. Por el anverso presenta a Cristo Crucificado con tres clavos y la cabeza inclinada hacia la derecha sin corona de espinas. La mano izquierda le falta por rotura de esta, se nota cómo la parte izquierda de la cruz y el brazo fueron reparados. Tiene un pergamino con las siglas INRI. Por el reverso de la cruz no tiene ninguna imagen. El crucero es todo de granito presentando un mal estado de conservación. Este crucero es del año 1906 en el que podemos leer la siguiente inscripción:  “A LA DEBOCION DE D. MANUEL —– CARRERA AÑO DE 1906?.


El último cruceiro es el más modesto, presenta plataforma cuadrangular con un escalón y pedestal cuadrangular achaflanado. El varal es circular con moldurados. El capitel circular y moldurado. Su cruz es circular, leñosa con nudos. Del año 1900, posee la siguiente inscripción en una de las caras del pedestal: ”AÑO DE 1900 / CRUCIFIJO Y ESTRADA / A LA DEBOCION DE DON / FRANCISCO CARRERA PINO”. Según la gente del lugar, el crucero formaba parte del Viacrucis que subía hacia la cumbre.


El Camino de la Romería de Troña. El segundo domingo del mes de enero y el día 6 de agosto, los romeros suben por el camino que lleva a la capilla que hay en el Castro de  Troña desde  Pías, con la finalidad de solicitar una promesa al Doce Nome de Xesús al que está dedicada la ermita. La mayor parte del recorrido se hace a pie, pero también hay personas que avanzan, ladera arriba, de rodillas.

Fuente en el camino
A principios del siglo XX, a consecuencia de un camino cara a la iglesia y el acondicionamiento de la cima del monte, llegaron las primeras noticias sobre el castro. En el año 1927, hasta el año 1930, ya había sido escavado. Después de más de cincuenta años de abandono, se retoman los trabajos arqueológicos en 1981 y durarían hasta el 1992. Los útiles encontrados en estas excavaciones se conservan en el MUSEO ARQUEOLÓGICO DE VIGO y en el MUSEO MUNICIPAL DE PONTEAREAS.




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