GALICIA PUEBLO A PUEBLO: POR EL CAMINO NATURAL DE LA RUTA DEL CANTÁBRICO, FOZ

La extraordinaria costa de A Mariña nos tiene cautivados y siempre que podemos aprovechamos para recorrer alguno de los paseos que asoman a ella.

En este caso, compartimos nuestro paseo, accesibles a personas con movilidad reducida, desde San Xulián de Nois hasta el Castro de Fazouro, transitando un pequeño tramo de la etapa tres del CAMINO NATURAL DE LA RUTA DEL CANTÁBRICO, salpicado de formas caprichosas habitadas y defendidas desde tiempos pasados.

Dejamos el coche en el aparcamiento de la Playa de Arealonga (coordenadas: 43°36'28.4"N 7°18'30.6"W) y comenzamos el camino por un tramo peatonal de paseo marítimo enlosado disfrutando de las panorámicas de la playa.

En este interesante entorno natural que se abre entre el castro de Fazouro y los acantilados de Mosteiro y “Punta do Mógaro”, se forma este arenal de 850 metros de longitud.

A nuestra derecha llevamos pegada la línea del FEVE y mi pasión por los trenes me hace detenerme a fotografiar este camino de hierro.

Pasamos junto al punto que señala el kilómetro 10 de esta tercera etapa del Camino Natural, que une las Villas de FOZ y BURELA.

Desde la lejanía, en la punta donde se asienta el castro, divisamos la silueta de un pescador.

Llegados a la “Punta do Castro”, se nos dibuja una hermosa estampa de la playa.

Aquí se asienta el castro más destacable del municipio, el único excavado y que además se puede visitar libremente.

Este CASTRO DE FAZOURO es un asentamiento costero enclavado en una pequeña península que se adentra en el mar sobre una zona acantilada, que ha motivado la pérdida de parte de sus edificaciones debido a la acción erosiva del mar.

Posee un solo recinto defendido por un foso excavado en el istmo que lo une a tierra, aislando completamente el asentamiento. Se estima su construcción entre los siglos I y III d. C.

Excepto una construcción de planta ovalada, las edificaciones son de planta cuadrada, con esquinas angulares o redondeadas, entre ellas se sitúan patios o zonas de paso enlosadas. Algunas edificaciones poseen bancos de piedra adosados interiormente a los muros, que servían como lugar de descanso, área de trabajo o repisa. En el interior de las viviendas se conservan los restos de hogares (para hacer fuego), generalmente de planta cuadrada, situados hacia el centro del espacio útil.

Se han encontrado diversos objetos en las excavaciones, entre ellos en bronce; una fíbula anular en omega y un alfiler de pelo; una moneda de Antoniano de mediados del siglo III; y una moneda con ceca de Clunia. En cerámica fragmentos de ollas, jarras y tazas.

En las fotografías que tenemos de nuestras visitas al lugar, solo parece que haya pasado el tiempo por nosotros.

Dejamos a un lado la morriña y nos centramos en disfrutar del paisaje que desde aquí se divisa. Hacia un lado la costa acantilada en la que se distingue Foz, y hacia el otro, una bella mirada de la playa antes mencionada.

Desandamos el camino hasta el aparcamiento desde donde lo iniciamos, donde se nos ofrece la posibilidad de continuar por un nuevo tramo compartido de pista asfaltada, para visitar el puerto y la iglesia de Nois, de los que apenas nos separan 850 metros.

El pequeño y pintoresco Puerto de Nois, constituyó en el pasado un puerto ballenero, posiblemente, puesto en marcha por los fenicios.

Prueba de este pasado ballenero son las innumerables referencias que se hacen sobre este oficio en la parroquia de Nois, así como en otros municipios del entorno: “Fueron muchas las familias marineras dedicadas a la caza y explotación del cetáceo, actividad que alcanzó su mayor plenitud en los puertos de FOZ, Nois, BURELA y SAN CIPRIÁN”, reza una cita datada en el siglo XII.

Las condiciones climatológicas del Cantábrico atraían a este tipo de cetáceos hasta el entorno de la costa lucense. Sin embargo, la sobreexplotación de esta especie a través de la caza ha supuesto que en algunos puntos hayan llegado prácticamente a desaparecer.

Finalizaremos nuestro paseo en la iglesia parroquial de San Xulián de Nois, que es de visita obligada, puesto que se afirma que fue levantada sobre los restos de una factoría fenicia y reconstruida con posterioridad en el siglo XVII.