El Campo de la Iglesia Vieja de Muimenta es una verdadera caja de
sorpresas. Un libro abierto en el cual poder repasar parte de la historia de
este lugar, que además podremos leer bajo la sombra de señaladas especies
arbóreas.
Esa VIEJA IGLESIA del románico tardío, lleva camino de convertirse en un museo religioso y
etnográfico, gracias al empeño de un grupo de vecinos que llevan trabajando año
y medio en su restauración, después de decidirse a frenar el deterioro de un
edificio catalogado, que llevaba dos décadas sin culto.
Parece ser que la antigua iglesia estaba situada en la zona de Cima de
Vila. Pero es de suponer que para la actual Iglesia Vieja de Muimenta, se
aprovecharan materiales y formas de la antigua, porque según los entendidos sus
puertas conservan una primitiva y clarísima “tradición románica”.
Ya no hay santos, pues fueron trasladados en su día a la próxima IGLESIA
NUEVA.
En este precioso enclave también se encuentra el MUSEO ESCUELA,
que se puede visitar para comprobar cómo eran las antiguas escuelas unitarias
desde el reinado de Alfonso XIII.
Esta amplia extensión de terreno, permite cobijar sin agobios una cruz...
... y un bonito CRUCEIRO del siglo XIX. Presenta plataforma de tres escalones; dos de ellos de mampostería. El fuste de sección poligonal, muestra elementos de la pasión (un martillo, unas tenazas, un látigo y una escalera de siete escalones).
En la cruz las imágenes de Cristo con el perizoma atado al lado izquierdo y el pie izquierdo sobre el derecho...
... y de la Virgen de los Milagros, calificadas por los estudiosos como de “buena factura popular”.
... y un bonito CRUCEIRO del siglo XIX. Presenta plataforma de tres escalones; dos de ellos de mampostería. El fuste de sección poligonal, muestra elementos de la pasión (un martillo, unas tenazas, un látigo y una escalera de siete escalones).
En la cruz las imágenes de Cristo con el perizoma atado al lado izquierdo y el pie izquierdo sobre el derecho...
... y de la Virgen de los Milagros, calificadas por los estudiosos como de “buena factura popular”.
Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX vivieron en
Muimenta dos hermanas llamadas Francisca y Agustina Villalba Gasalla, que según
cuentan eran muy devotas de la Virgen de los Milagros y por tal motivo mandaron
tallar, a finales del siglo XIX, tres cruceiros de triple escalón y Cruz con el
Cristo y la Virgen de los Milagros, que hoy en día se encuentran: en el Campo
de la Iglesia; la Plaza Mayor y el Barrio do Porto da Sal. Hacia 1918 hicieron
una misión y fue por estas fechas cuando mandaron construir una imagen de la
Virgen de los Milagros que actualmente se encuentra en la Iglesia Nueva, según
se dice esta imagen costo 1.000 de las antiguas pesetas. Estas dos hermanas son
las que empezaron a realizar la fiesta de los Milagros en honor a la Virgen de
los Milagros, y tras la muerte de estas dos hermanas una en el año 1919 y otra
en el año 1924 la fiesta se siguió realizando hasta que en 1962, por desacuerdo
con el párroco de Muimenta, se dejó de hacer. En 1998 se retomó la tradición de
la fiesta y se sigue celebrando en la actualidad.
En este hermoso espacio, entre la iglesia vieja y la antigua escuela, cuatro
robles (carballos) y un fresno (freixo), todos ellos con varios
siglos de vida, como denota el grosor de su tronco y el tamaño de sus polas, forman
un magnifico conjunto natural, que va a ser incluido por la Xunta de Galicia en
el Catálogo de ÁRBORES SENLLEIRAS, tanto por su antigüedad como por su excelente
estado de conservación.
Aunque es habitual ver en Galicia carballos de este tamaño y edad, no lo
es tanto en el caso de los freixos. De hecho, este de Muimenta, ya había sido
reconocido en un poema del escritor chairego Xosé Crecente hace varias décadas
por su tamaño y vigor. El único problema que presenta el conjunto se encuentra
en el suelo: por tratarse de árboles tan antiguos, sus raíces son enormes y
acaban chocando entre ellas y mismo causan problemas en la iglesia y en la
antigua escuela, que está a su vera.
Cuando se restauró la iglesia, hubo que restaurar también el suelo y las raíces
del freixo pasaban por el medio y se colaban hasta el cementerio, que está detrás
de esta.
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