El castro de Punta dos Prados se localiza sobre un pequeño istmo costero, en la
entrada de la ensenada de Espasante y dentro del Espacio Natural de la Ría de Cariño-Ortigueira.
VISTA DEL CABO ORTEGAL ENTRE LOS FOSOS DEL CASTRO |
Se trata de un poblado fortificado de pequeñas dimensiones, asentado
sobre una península con una altura de 20 m sobre el nivel del mar. Este
emplazamiento, propio de los denominados castros marítimos, permite aprovechar las óptimas condiciones
naturales de defensa de la línea acantilada, concentrando las fortificaciones en
la zona del istmo. Así pues, en este yacimiento, el recinto habitacional
aparece protegido y aislado de la zona de acceso natural mediante la
construcción de dos fosos en U, una doble línea de muralla de tierra y piedra,
y un parapeto exterior costero muy afectado por la erosión.
Aunque en la actualidad el yacimiento conserva una superficie total
ligeramente superior a 1 hectárea (incluyendo
el sistema defensivo), la erosión marina ha ocasionado la destrucción de buena
parte de la superficie del poblado, especialmente en su espacio habitacional, para
el que estimamos una pérdida aproximada de la mitad de la extensión original.
El espacio intramuros, donde presumiblemente se ubicarían las estructuras
domésticas, ocupa una ladera de suave pendiente, muy alterada por los procesos
erosivos y por trabajos de aterrazamiento llevados a cabo en época moderna. De hecho, debido a
su emplazamiento estratégico, en el s. XVIII se construiría una rampa de acceso
y un aterrazamiento con el objeto de asentar piezas de artillería.
Por el momento no se localizaron restos materiales
que indiquen una utilización de los terrenos ubicados extramuros como lugar de
habitación, por lo que a priori, las unidades domésticas se emplazarían dentro
de la península defendida por la doble línea de muralla.
En el recinto habitacional se recuperó abundante cerámica indígena, hecha
a mano, con decoración incisa y bruñida, de líneas paralelas y reticuladas. La
mayor parte de los recipientes son de
base plana y bordes exvasados oblicuos. La cerámica romana exhumada es toda cerámica
a torno, común, salvo un fragmento de Sigillata Drag, un fragmento de ánfora y
restos de tégula. El material lítico está compuesto por un molino naviforme, molinos
circulares, alisadores, pesas de telar y fusaiolas, mientras que los restos
metálicos se reducen a fragmentos informes de hierro, clavos, puntas, el
fragmento de una hoz, una pesa de plomo y una fíbula de bronce. Una de las
piezas más significativas halladas fue una arracada de oro, incompleta y de
pequeñas dimensiones.
Se identificaron dos momentos de ocupación en el castro; la existencia de
construcciones con esquinas redondeadas sobre las que se superponen edificaciones
de época posterior, parecen indicar un primer nivel de ocupación prerromano
(siglo I a. C.); y el más reciente se correspondería con la romanización del
asentamiento (siglos I-II d.C.), período en el que se construiría en el foso el
MONUMENTO CON FORNO.
Este hallazgo conllevó la ampliación de las excavaciones en esta zona del
castro que dejaron al descubierto casi toda la edificación (antecámara, cámara,
horno y zona de alimentación del horno), confirmando la hipótesis que defendía la funcionalidad
de este tipo de edificaciones como balnearios indígenas.
Estudiando la morfología del terreno es
bastante probable que la entrada al poblado se ubicase en la zona del foso
donde se construyó el monumento con forno.
Esta edificación comparte las características
morfológicas que definen los monumentos con forno descubiertos en otros
yacimientos castreños del Noroeste de la Península Ibérica. Así mismo, su
ubicación dentro del sistema defensivo del castro (en el primer foso entre
murallas) al margen del espacio habitacional propiamente dicho, se corresponde con el emplazamiento típico de este tipo de construcciones.
El monumento con forno de Punta dos Prados
constituye una estructura hipogea que se empotra contra la cara oriental del
foso, ocupando un área de unos 220 m2. De planta longitudinal, se compone de
las siguientes estructuras pétreas, dispuestas de S a N:
EMPEDRADO EXTERIOR: de forma irregular; el tramo central aparece separado del canal de
desagüe del agua de la piscina donde se producía el vapor, mediante un
paramento que llega al vano de entrada a la zona de alimentación del horno.
CANALES DE AGUA: se documentaron los restos de dos canalizaciones:
· A la altura del inicio del atrio, se
recuperó un canal excavado en la roca que discurre 4,3 m en dirección S, desapareciendo
en la zona del empedrado exterior al atrio.
· El otro canal, con una longitud de 8,5 m,
arranca desde la base del paramento externo de la cámara y continúa en
dirección S hasta desaparecer bajo el empedrado exterior. Se construyó mediante
dos hileras de piedras hincadas que servían de soporte a una cubierta plana de
losas de pizarra.
ATRIO O VESTÍBULO: se trata de una estructura de planta semicircular, construida con
aparejo de mampostería, que ocupa una superficie de 6 m2, siendo probable que originariamente
careciese de cubierta. También se conservan restos del enlosado del piso.
ANTECÁMARA: estancia de planta trapezoidal delimitada por tres muros levantados
con aparejo de mampostería, salvo el de comunicación con la cámara, hecho de
hiladas horizontales. El piso de la habitación está formado por un enlosado
perfectamente conservado. Como en el caso anterior, se desconoce el sistema de
cubierta empleado.
CÁMARA: de planta rectangular y piso enlosado, ocupa un área de 8,5 m2. Los
muros laterales de esta construcción conservan el arranque de una falsa bóveda construida
por aproximación de hiladas. A ambos lados del vano de comunicación con la
antecámara se ubican dos arquetas cuadradas de 30x30 cm, y enfrente a éstas, a
un nivel inferior al piso de la cámara, se localizó la piscina de agua
caliente, también de forma rectangular.
En el citado vano de comunicación con la
antecámara se conserva el hueco (de unos 20 cm de grosor) donde hipotéticamente
se emplazaría el monolito de piedra que caracteriza a los monumentos con forno galaicos:
LA PEDRA FORMOSA.
ASENTAMIENTO DE LA POSIBLE PEDRA FORMOSA |
HORNO Y ZONA DE ALIMENTACIÓN: como la construcción precedente, presenta
una planta de forma rectangular y una cubierta levantada a base de una falsa
bóveda por aproximación de hiladas. Ocupa una superficie de 2 m2.
El área situada a la izquierda del exterior
del horno, presenta un muro de mampostería desde la roca hasta el muro absidal
de cierre de la zona de alimentación del horno. Ésta tiene forma cuadrada, una
superficie de 4 m2, y comparte el mismo sistema de cubierta que las estancias
precedentes.
De acuerdo con el paradigma historiográfico
vigente, este tipo de construcciones, excepcionales dentro de la regularidad
formal imperante dentro de la arquitectura castreña, son consideradas como
adaptaciones indígenas de modelos termales de origen mediterráneo, introducidos
en el NW como consecuencia del contacto con Roma.
Por lo tanto, su cronología se encuadraría en
la fase de conformación del complejo cultural galaico-romano (cambio de era-s.
II d. C.).
Durante esta nueva fase de habitación, el
sistema defensivo del yacimiento perdería en parte su funcionalidad, siendo alterada
la estructura original del foso para albergar esta construcción termal.
Como alternativa a este modelo interpretativo,
se ha venido desarrollando en los últimos años una línea de investigación que
propone otra imagen de las comunidades de la Edad del Hierro del Noroeste
partiendo de su contextualización en el marco histórico y cultural de las sociedades
protohistóricas de su contorno, esto es, de la Hispania céltica.
Partiendo de este enfoque, se ha planteado la
hipótesis de un uso
ritual para los monumentos con forno, concebidos como saunas destinadas
a la iniciación de jóvenes guerreros. A este respecto, las referencias clásicas
sobre las comunidades indígenas
prerromanas citan determinadas prácticas culturales en el transcurso de las
cuales se llevaban a cabo baños de vapor y rituales de inmersión (otro ejemplo Santa
Mariña de Augas Santas).
Para llegar al castro en nuestra primera visita, accedimos por unas
escaleras de madera que había en la cala que está detrás de la Cetárea del
puerto.
Pero en la última visita realizada, además de comprobar nuevamente el
total abandono en el que se encuentra esta joya de nuestro patrimonio (invadido
por la maleza, ni un solo panel interpretativo, etc), el acceso por las
escaleras tampoco estaba practicable, por lo que tuvimos que acceder desde el
mirador que se encuentra en esta Punta dos Prados, conocido como GARITA DA
VELA, aun así, merece realmente la pena conocer esta maravilla.
CAMINO DESDE LA GARITA |
CAMINO ENTRE LOS FOSOS |
VISITA OTROS
SORPRENDENTES LUGARES DEL AYUNTAMIENTO DE ORTIGUEIRA EN ESTE ENLACE.
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