GALICIA PUEBLO A PUEBLO: SANTUARIO RUPESTRE DE PENA FURADA, COIRÓS

En el año 1993, Fernández Malde publicó en el número 16 del Anuario Brigantino un interesante artículo sobre un conjunto de grabados rupestres localizados en la Pena Furada, de la aldea de Figueiras, parroquia de Santa Mariña de Lesa.

Se trata de un posible SANTUARIO GALAICO-ROMANO que se encuentra en un afloramiento granítico en la cima de un monte, cuyas laderas sur y occidental descienden hacia el valle de los ríos Mendo y Mero, en una pronunciada pendiente; lo cual hace muy difícil ascender por esas vertientes hasta lo alto del santuario.

Según el propio Malde, “excede a cualquier cosa de este tipo en la Península Ibérica", incluidos los de Armea (Ourense) y Panoias (Portugal).

ACCESO AL SANTUARIO

Delimitado con fosos y muros perimetrales, el santuario de Pena Furada fue cuidadosamente ordenado a partir del grabado en una roca de la imagen de A MOURA, una figura femenina con un sexo muy marcado que vendría a representar a la DIOSA NAVIA, asociada a las aguas según algunos historiadores de la religión en la Edad del Hierro.


ALTAR (en rojo encuadrada la imagen de A MOURA

MUROS

SILLAR REGULARIZADO EN EL MURO DEL LADO OESTE

MUROS

BALCON LADO SUR

MUROS LADO SUR

A 800 metros monte abajo se encuentra la iglesia de SANTA MARIÑA DE LESA, así, el culto pagano (para los romanos) a la Diosa Navia, podría haberse trasladado en época posterior a la iglesia de Santa Mariña, como ocurrió con otros muchos rituales galaico-romanos. Conciliaciones por las que los dioses paganos se convertían en santas y santos y que haría de A Moura una Santa Mariña.

En este petroglifo los aspectos más significativos son: su estudiada orientación hacia el oeste, por lo que sólo es visible a partir del mediodía; así como sus rasgos corporales.

El cuerpo de esta figura femenina es muy alargado en relación con su anchura, pues mide 68 cm. de longitud y 15 cm de anchura. En su rostro se señalaron únicamente los ojos y la boca y bajo su cuello se marcaron dos círculos para señalar el hueco de los brazos, los cuales, al igual que el resto del cuerpo, están toscamente trazados con un surco muy desigual que delimita también toda la figura.

A pesar de la erosión que ha sufrido, se aprecia como las manos tocan la parte superior de la vulva, muy exageradamente señalada con una incisión muy profunda, lo que acentúa la idea de objeto de culto de fertilidad.

Las piernas están muy juntas al igual que los pies, apenas esbozados y con un ligero aspecto de cola de sirena, aunque es imposible a causa de la erosión precisar esto último.

CONSIGUIENDO LA FOTO

A Moura, cuyas características difieran de los petroglifos de la Edad de Bronce, está encuadrada en un ALTAR RECTANGULAR de piedra regularizada al que se accede mediante unas escaleras traseras y que a un metro aproximadamente de su cabeza, hay un LACUS o PILA RECTANGULAR en donde posiblemente se realizarían ofrendas.

ALTAR

PARED NORTE DEL ALTAR, SE APRECIAN LAS ESCALERAS DEL LADO ESTE

LACUS O PILA RECTANGULAR

El santuario de Pena Furada, ha asegurado Malde, va mucho más allá de A Moura, ya que se trata de uno de los centros de culto estable más importantes de esta zona de Galicia, en el que existía un plan de monumentalización.

SILLAR REGULARIZADO EN EL MURO DEL LADO OESTE, EN EL SILLAR DE LA IZQUIERDA SE ENCUENTRA EL GRABADO DEL GLIFO

MUROS

De hecho, el santuario contaría con tres rudimentarias puertas talladas en piedra y alineadas en un eje de simetría norte-sur; elementos simbólicos, especialmente petroglifos y restos de elementos constructivos como muros, sillerías y tejas.

PUERTA 1

PUERTA2

PUERTA 3

Se trataría de un gran monumento construido entre los siglos I y IV para la celebración de cultos a divinidades galaico-romanas, lo que vendría a desmontar la creencia romana de que los antiguos pobladores de Galicia eran ateos al carecer de centros de culto estable.