SANTA MARÍA DE HERBÓN, PADRÓN

El templo fue mandado edificar por el arzobispo compostelano Diego Gelmírez a mediados del XII, tal y como parece indicar, una inscripción en el capitel izquierdo del arco triunfal.


Su porte es magnífico, mayor de lo esperado para un municipio pequeño y su estilo es "clónico" con el que se difunde por muchos lugares de Galicia con la impronta del Maestro Mateo, certificando el final de la bella diversidad de motivos del Románico Pleno.


Constructores que conocen bien su oficio; pero que alzan fábricas desprovistas ya de la espiritual belleza del Románico.

Canecillos del muro norte.


Es templo de nave única, edificada con buenos sillares de granito, aunque lo que más suele llamar la atención del visitante es su altura. Su orientación es canónica, con muy discreta desviación hacia sudeste.


La cabecera situada al este consta de amplio presbiterio y cilindro absidal, bien señalados sus volúmenes al exterior.


La nave se segmenta en tres tramos por medio de dos contrafuertes prismáticos y los dos salientes de los respectivos hastiales.


El hastial de poniente es el que nos recibe. Iluminado por el sol de la tarde, luce magnífico, con el enlosado camino a base de lápidas encaminando nuestros pasos hacia su PORTADA, flanqueada por dos vanos ciegos rematados en arco de medio punto. Es más estrecho y de menor altura el situado al lado norte.


La portada consta de tres arquivoltas apeadas en media docena de capiteles de decoración vegetal.




Las arquivoltas se decoran con baquetones y escocias, en ocasiones con bezantes, y en la exterior, una sucesión de trece arquillos ciegos con círculos intercalados sobre el baquetón.


En el tímpano, actualmente podemos ver sobre una peana de hierro, la imagen gótica de la Virgen con el niño.


Sobre la portada, una ventana originaria de la fábrica del s. XII y el remate con la espadaña del s. XVIII.


Hay una SEGUNDA PORTADA en el muro sur, en el tramo central del templo. Es más sencilla que la occidental.

 
Posee dos arquivoltas decoradas con sucesión de baquetones, un par de capiteles y tímpano con desgastada cruz que a duras penas se identifica.




BASA DE COLUMNA
 La cornisa de este muro contiene doce canecillos, divididos en tres grupos de cuatro, en cada una de las calles. La primera presenta un canecillo de proa de barco, seguido por una bola, un jabalí, y un bóvido.

  


El primero de la calle central se encuentra muy deteriorado, tras él, un ejemplar con volutas, de nuevo proa de barco y bóvido.



En el tramo oriental la serie se inicia con tres moldulaciones y continúa con decoración vegetal, voluta y escena zoomorfa.




La CABECERA del templo consta de presbiterio amplio, en el que abre óculo en su lado meridional.


Por delante, el cilindro absidal segmentado en tres lienzos por medio de dos semicolumnas adosadas que alzan sobre podio de dos hiladas al igual que el zócalo y que alcanzan la cornisa por medio de capiteles con decoración vegetal.



La cornisa se decora con canecillos geométricos.


Cada uno de los lienzos está centrado por ventanal rehundido y aspillerado y decorado con arquivolta con baquetón, escocia, bezantes y guardapolvo de ajedrezado jaqués.




Los capiteles que decoran las ventanas absidales repiten motivos mil veces vistos: volutas vegetales y aves y grifos enfrentados.


En el capitel izquierdo del vano central, sobre las alas del halcón izquierdo hay tres hojas con bolas y sobre el derecho, sólo una. Para el imaginario medieval, este animal es la alegoría de la mala conciencia del pecado, configurándose una imagen victoriosa sobre los vicios de la carne.


En el capitel derecho se esculpe una pareja de grifos con las patas delanteras afrontadas y las cabezas giradas. Según se dice, la presencia del grifo, híbrido mitológico, en este capitel, viene a simbolizar la victoria de Cristo sobre las tentaciones y el pecado.


Los sillares en que se labraron las basas de los vanos lucen motivos decorativos geométricos.


Horario de visitas: Domingos: 13:00 a 13:30 h. Misas: Domingos: 13:30 h.
  
Señalar también, que en esta parroquia está el CONVENTO DE SAN ANTONIO DE HERBÓN,  donde se comenzaron a cultivar los afamados pimientos, de los que se dice: "uns pican e outros non".
  




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