Agolada es la capital del concello homónimo desde 1833. El núcleo empezó a formarse alrededor de una importante encrucijada de
caminos.
El origen fue una posada-taberna que servía a los viandantes, documentada
por primera vez en 1569 y aludida como "Pousa de Agualevada".
En 1788 se trasladó una feria cercana, a la pequeña aldea de Agolada.
Para acomodarse, se ordenó la construcción de un recinto cerrado con un
muro de piedra para albergar la feria de ganado.
Se decidió la construcción de
los pendellos-expositores, para resguardar a los vendedores de mercancías, y se
decidió plantar 64 robles en el espacio comunal no productivo, para que la feria
se acogiese a la sombra y abrigo de los árboles.
Los "pendellos" (alpendre) de la feria son construcciones
sencillas, funcionales, pensadas para usos concretos y diversos; guarecer a los
feriantes en los distintos momentos de la feria, pero desprovistas de grandes
soluciones arquitectónicas u ornamentales.
Individualmente, carecen de un
valor arquitectónico reseñable, pero el conjunto disfruta de un marcado
carácter, conferido por el paso de los siglos, la armonía no planificada de las
construcciones,...
...la uniformidad y nobleza de los materiales, la disposición de
los espacios, la proporción y escala de los edificios, la rusticidad práctica,
la simplicidad de las soluciones constructivas, son lo que le confieren carácter.
Son pendellos abiertos. Están construidos a partir de un muro trasero y
unos pilares monolíticos que en algún caso se suplementan con madera para dar
altura y nivelación a los tejados.
Sobre este muro y pilares se apoyan las
vigas y viguetas de madera.
Entre los pilares del frontal aparece un muro de
mediana altura que sirve de mostrador para las mercancías.
En el muro trasero, suele haber unas losas que sobresalen a modo de contra mostrador para exponer
las mercancías y almacenarlas.
Estos pendellos eran propiedad de particulares, quienes los alquilaban
a los comerciantes durante los días de feria. El resto de los días del mes era
raro que se usasen.
Al amparo de estos cobertizos tienen dormido mendigos, gitanos
nómadas y durante las guerras carlistas diferentes partidas de revolucionarios.
Había pendellos comedor, son los de mayores dimensiones de cuantos hay en
el recinto. En Agolada aún quedan seis, alguno de ellos con elementos
alterados.
Son edificios de planta rectangular, erigidos con sólidos muros de
mampostería granítica.
En una de estas paredes suene haber grandes ventanas con
celosía de barrotes para permitir la iluminación del local y la ventilación. En
el interior siempre había un hogar en uno de los rincones, y a veces un sencillo
mostrador. El resto del local estaba ocupado por rústicas mesas y bancadas
fijas, construidas con madera de pino.
Casi todos estaban en pleno funcionamiento en los años 60 del siglo
pasado, y a partir de 1970 fueron sucumbiendo al quedar en inferioridad de
condiciones respecto de las casas de comidas que iban abriendo en la villa.
Las Casetas-Almacén, son casetas pequeñas, de propiedad privada para uso
del propietario y raras veces para alquilar.
En ellas guardaba el propietario
la bestia o el ganado en caso de necesitarlo. También guardaba las compras que
iba haciendo a lo largo del día mientras no llegaba la hora de volver a casa.
Algunas de estas casetas poseen un rudimentario hogar para encender el
fuego y poder cocinar. También hay bastantes que poseen dos plantas. En la
planta de arriba tenían un cuarto para dormir.
Había feriantes que tenían que
venir de víspera, y otros se quedaban para marchar al día siguiente, por lo que
precisaban de un lugar para dormir.
Cuando la feria consiguió una concurrencia multitudinaria, surgieron
otras necesidades para mantener el orden y la ley, resolviendo los conflictos
derivados de la propia feria.
En algún momento inicial (finales del XVIII o
principios del XIX), decidieron edificar al lado de Os Pendellos una casa
destinada a juzgado, cuartel y cárcel, que sería: la CASA DE LA AUDIENCIA.
En ella actuaría un juez,
especialmente los días de mercado, llegaría a haber una dotación de guardas
permanente y se habilitó un calabozo enrejado para meter los apresados.
Al lado
del edificio principal se levantó una caseta destinada a caballerizas para la
guarnición con capacidad para catorce caballos.
La casa, muy modificada por
ulteriores restauraciones, y las caballerizas siguen en pie en la actualidad.
Hoy, Agolada tiene en este espacio, que fue
declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1985, un importante referente
etnográfico de la arquitectura popular comunal.
Este fue el escenario durante 224 años de una
de las más afamadas y concurridas ferias del interior de Galicia, y el más
extenso mercado antiguo de feria de Europa
INFORMACIÓN RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES.
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