CHARCA DO ALLIGAL, VILALBA

En plena naturaleza, entre bosques de abedules, se encuentra la CHARCA DO ALLIGAL, fuente de aguas medicinales. La primera piscina data del año 1930, construida en piedra y con unas dimensiones mucho más reducidas que las actuales. Actualmente es una balsa circular de hormigón, de unos 30 metros de diámetro. 


De su suelo de arena brotan diferentes ojos del manantial, perceptibles por las burbujas que se ven ascender.


La Charca do Alligal, es un remedio gratuito y centenario que aunque mudó su estética en el siglo XXI, su esencia es la misma de aquellos años en los que los bañistas se untaban con su barro para curar problemas de piel.

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 Las aguas son bicarbonatado-cálcicas y de muy débil mineralización. En lo que se refiere al caudal, se acerca a los 1.200 litros/minuto, y respecto a la temperatura, alcanza los 23º C. Por estas características, las aguas del Alligal son consideradas medicinales, por lo que a ella acuden personas con problemas reumáticos (artrosis, artritis, tendinitis,...) y para dolencias crónicas de la piel (soriasis, dermatitis atópica, eccema,...)


Llevar garrafas para la casa para lavar las manos también es una práctica habitual. Los vecinos de la zona tienen bien aprendido el calendario de baños: ''El normal son nueve días, pero también se pueden venir siete u once''


Aunque acude gente todo el año, sobre todo los fines de semana, el punto álgido de afluencia se sitúa en el verano, convirtiendo a la charca en la fuente minero-medicinal sin balneario más concurrida de Galicia.


Desde julio del 2006 podemos encontrar en las inmediaciones de este espacio natural un vanguardista hotel-spa que dedica más de 2100 m2 a la cultura del agua. En un futuro está previsto que se convierta en un balneario ya que cuenta con poder servirse de las aguas minero medicinales de la Charca del Alligal.
  


Es difícil precisar cuándo y cómo cobraron fama unas aguas que le pertenecen a los vecinos. Segun cuentan, parece ser que un matrimonio ya fallecido de la zona de Ferrolterra, que 'no se movía, acudió al charco y gracias a sus aguas, 'empezaron a mejorar y hasta se quedaron a vivir allí.


De la Charca do Alligal se cuentan muchas anécdotas sobre curaciones y muchos sucedidos que parecen milagros, además de LEYENDAS que nos habla de encantos y de desencantamientos. De la fama de aquella curación aún tenemos hoy memoria, por eso muchos se van a dar un baño reparador a la Charca.                
         
                    
AS TRES BESTAS FERIDAS.  Allá en los tiempos en los que los pájaros tenían dientes vivían cerca de la Charca tres doncellas hermanas. La mala hada quiso que se enamorara de las tres un malvado con poderes y que al no ser correspondido hizo que las tres jóvenes tomaran figura de bestias bravas. Imaginad el sufrimiento de las tres jóvenes trasmudadas en bestias, no acostumbradas a andar entre tojos y silvas, arañando rocas y setos, siempre arañadas, ensangrentadas y doloridas. El hada, ahora buena, quiso que un día descubrieran una fuente pequeña en la que las bestias comenzaron a hurgar con las patas para agrandarla y así poder beber. Y así lo hicieron durante nueve días hasta formar un charco; y quedaron milagrosamente limpias de heridas y llagas.

AS TRES DONCELAS BONITAS. Mas, continuamos con la leyenda, un día, alguien, una maga o una sabia, vio las tres bestias y sospechó que no podían ser tal, sino mujeres encantadas en aquella figura. La maga se acercó un día a las bestias con tres manzanas camuesas, no otras, y le ofreció una de aquellas manzanas a la primera bestia, y al acabar de comerla la bestia se volvió chica. Le dio otra a la segunda, y otra a la tercera, y las tres bestias se volvieron jóvenes hermosas, primorosas...


OTRA LEYENDA DE LA CHARCA DO ALLIGAL. Hace tiempo fueron a segar a Castilla unos chairegos y el amo le preguntó a uno de ellos si conocía la Charca do Alligal. Como dijo que sí, le explicó la manera de desencantar tres hijas que allí tenía. Le dio un saco con tres bollos y le rogó discreción. Cuando llegó a la casa, posó el saco y se acostó, más la mujer, curiosa, abrió el saco, vio los bollos y le echó el diente a uno que comenzó a sangrar por la mordedura, la mujer asustada lo devolvió al saco. Al día siguiente, el hombre cogió los bollos y fue hasta la Charca do Alligal. Tiró un bollo en el agua y al instante salió una joven a lomos de un caballo blanco que le agradeció el desencantamiento con un montón de dinero y joyas. Luego, tiró otro bollo y salió otra joven a caballo de otro rocín blanco que también lo agasajó. Echó el tercer bollo, el que había mordido la mujer, y de sucesivo salió otra joven montada en un caballo blanco, pero cojo, pues el cacho de pan era la pata de la bestia. La chica, detestada, le quitó los tesoros que le habían dado las hermanas y le dijo que por su culpa tenía que quedar allí encantada. Aun así le dio un paño para la mujer. Y cuando regresaba, por ver cómo le quedaría puesto a su mujer, lo presentó alrededor de la rama de un roble. Nunca tal había hecho, el roble se arrancó del suelo, hubo un estruendo enorme y por lo visto se puede ver el agujero por los aledaños do Alligal.

El Equipo Chaira recogió hasta siete versiones, aún inéditas, en las que se dice que es lugar de encantos, que se deja ver allí una gallina con pitos y una mujer hilando, y que muchos le llaman A FONTE DAS SEÑORAS. La más curiosa dice que esta laguna es nieta de una que hay en Lanzós e hija de otra que está por San Simón o Vilapedre.

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