Saliendo de Rínlo hacia Ribadeo, pegados siempre a la agreste costa, y
siguiendo el fascinante CAMINO NATURAL DE LA RUTA DEL CANTÁBRICO, una pequeña señal nos indica la
presencia de una gran FURNA.
Las furnas son cuevas marinas que se producen a partir de la erosión en
las fisuras que existen en las rocas de los acantilados, creando la compresión
originada por la entrada de las olas, un espacio circular abierto en la zona
superior del acantilado llamado bufadero.
Están formadas a una altura media del nivel del mar, en donde la acción erosiva del oleaje es mucho más fuerte. En ocasiones, el enorme ímpetu de la rompiente irrumpen en el interior de la gruta, expulsado por esa hendidura o chimenea el agua del mar.
Guardado por una empalizada, estas hondonadas atrajeron siempre la
inventiva popular, haciéndolas protagonistas de leyendas de grutas encantadas y
tesoros escondidos por los míticos mouros, palabra que en líneas generales
designa a "los paganos", los no "cristianos", o los más
antiguos pobladores de estos lugares.
El día, climatológicamente hablando, no nos acompañó del todo, pero nos deparó una fantástica ocasión en este lugar, de contemplar la hermosa estampa del Arco Iris o nuestro Arco da Vella (gallego). En Galicia son varias creencias populares relacionadas con él. Una nos señala, que la tal “Vella” (vieja), utilizaba el arco para bajar a la tierra y llevarse algún niño o chica, de donde viene la cantiga popular para defenderse: “Arco da vella, vaite de aí, que as nenas bonitas non son pra ti”. Finalmente, otra señala la existencia de un tesoro escondido allí donde el arco toca la tierra.
También podremos visitarla siguiendo la RUTA DE LA COSTA, que va desde la villa de Ribadeo hasta la playa de As
Catedrais, siguiendo un agradable trayecto siempre junto a la costa.
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