Esta interesante iglesia, según indica Chamoso,
perteneció a San Martín Pinario desde su fundación, que debió coincidir con los
tiempos del abad Adulfo de San Martín. Son escasos los datos que se conocen de
su historia, aunque se sabe que aparece citada en una Bula del Papa Adriano IV
fechada en 1156. En este documento se menciona como uno de los principales
monasterios de la Diócesis de Mondoñedo, junto con los de SAN MARTIÑO
DE XUBIA (Narón) y el de San Salvador de Pedroso. En los
primeros años del siglo XVII, el cardenal Hoyo indicaba que los frutos de esta
iglesia iban al cura, menos una parte que se llevaba el monasterio de CAIÓN (A Laracha, A Coruña),
y que la presentación era de San Martiño de Santiago.
La iglesia consta de una nave, a la que se añadió
con posterioridad una sacristía, y a fines del siglo XVIII se sustituyó la
fachada primitiva por la actual, rematada con una elevada espadaña de granito.
Durante el reinado de Alfonso VI se implantó
definitivamente el románico en Galicia, siendo el edificio más destacado que se
conserva de la época, el comienzo de la CATEDRAL
COMPOSTELANA. En los años finales del siglo XI se construyeron varias
iglesias como: SAN
ANTOLÍN DE TOQUES, San Bartolomé de (Tui); esta de San Xoán de
Vilanova y parte de SAN MARTIÑO
DE MONDOÑEDO (Foz), donde se observa una corriente de
influencia lombardo-catalana.
La construcción de los primeros ábsides semicirculares fue una importante innovación en el románico gallego y uno de los más antiguos es este de San Xoán de Vilanova.
Con respecto al ábside de SAN
ANTOLÍN DE TOQUES se aprecia una notable diferencia de concepción: en
el caso de Toques el espacio en el que se desarrolla la litúrgia sigue el
modelo de las iglesias altomedievales, con espacios bien definidos y separados
por un arco triunfal de escasa luz. En Vilanova el interior del templo se
caracteriza porque apenas hay diferenciación entre los dos ámbitos que lo
componen, ya que se construyó un arco de acceso al presbiterio casi tan ancho
como la nave, lo que permite una mayor comunicación entre el oficiante y el
pueblo.
Al observar el edificio por fuera, destaca la
armonía y rotundidad de sus volúmenes. El ábside, que se eleva sobre un pequeño
zócalo, presenta sillares de granito bien escuadrado y de desigual tamaño, con
abundantes engatillados; las hiladas muestran diferentes alturas, mientras que
a nivel de las ventanas la colocación de los sillares no es ordenada, lo que
recuerda soluciones prerrománicas.
El muro semicircular se divide en tres paños
mediante pilastras de poco resalte a modo de lesenas, única vez que se emplean
en el románico gallego del siglo XI.
Entre ellas se disponen arquillos de medio punto doblados -cuatro por paño-, cada uno tallado en un sillar y sostenido por pequeñas ménsulas que presentan una decoración geométrica, de cabezas antropomorfas o de animales, realizados con una talla muy sumaria. La diferencia con la arquería de Toques es clara: en Vilanova los arcos aparecen tallados en el bloque pétreo y doblados, mientras que en Toques tienen un despiece en dovelas.
Sobre la arquería se colocó una nueva hilada de
sillares. La cornisa que remata el ábside tiene la nacela decorada con un
trenzado formado por líneas ondulantes que se cortan formando ochos. Este
motivo, que cuenta con pocos ejemplos en Galicia, se encuentra también en
cimacios de la segunda etapa constructiva de SAN MARTIÑO
DE MONDOÑEDO (de 1071 a 1112).
La hilada superior es fruto de la restauración del tejado.
Las dos ventanas que proporcionan luz al interior
del ábside, una en cada paño lateral, tienen doble derrame y rematan con arcos
de medio punto igualmente doblados, tallados en un solo sillar, muy diferentes
a los de los vanos de Toques, que estaban formados por dovelas dispuestas en
forma radial y trasdosadas longitudinalmente.
El aparejo utilizado en la nave es distinto al del
ábside, ya que es mampostería, quedando relegado el uso de sillería a las
ventanas, puertas, esquinas y aleros.
Los muros laterales fueron remodelados; como
consecuencia, el muro norte sobresale en la zona central, donde se abren una
puerta adintelada y un óculo modernos; las ventanas septentrionales
desaparecieron, excepto una, que está cegada.
Además, parece que se alteró la
cornisa de este lado y se mantuvo la del sur de la nave, colocando otras
cobijas con la nacela recorrida por dos medias cañas.
En las piezas originales que se conservan por el
lado norte, realizadas con talla en reserva, aparece un tallo ondulante que va
enmarcando a las diferentes figuras, que tanto pueden ser motivos vegetales o geométricos
como figuras de animales. El mal estado de conservación que presentan hacen
difícil identificar algunas de las representaciones, sin embargo se puede
resumir así el aspecto de cada una de esas piezas: la más oriental fue pensada para
ser un remate de esquina, ya que está decorada por sus dos caras: la menor ha
sido rudamente cortada y en ella aparece un cuadrúpedo con largas orejas, cuya especie
es difícil de precisar; le acompaña otro de mayor tamaño en la otra cara, que
es del que brota el tallo ondulante; un tercer animal puede identificarse con
un jabalí.
En la segunda pieza labrada el tema ornamental es
completamente distinto: en los espacios que quedan entre el tallo, del que
salen algunas hojas lanceoladas, se sitúan unos grandes círculos en cuyo
interior aparecen radios u otros adornos, y también lo que parece la figura de
un ave.
Del tallo de la siguiente cobija salen espirales de
elegante diseño. Como apunta el profesor Pita Andrade, el motivo de la espiral
es frecuente en el arte gallego desde las más antiguas manifestaciones, perviviendo,
incluso, en el románico, donde las más de las veces trata de representar hojas
muy estilizadas.
En la cuarta pieza de la cornisa del muro norte de
Vilanova se representan tres cuadrúpedos
con largas orejas, realizados con unos rasgos muy sumarios. Algún autor
identifica a estos animales como un cordero, un burro y un toro.
El noveno sillar de la cornisa muestra de nuevo el
tallo ondulante del que surgen espirales. La ejecución es semejante a la descrita
con anterioridad.
La siguiente cobija presenta una serie de hojas
lanceoladas que brotan de la curva de ese tallo común a todas las piezas
decoradas de la cornisa pero también aparece otro motivo difícil de identificar
por el deterioro sufrido. También están muy desgastadas las dos piezas situadas
a continuación; sin embargo, la primera de ellas deja ver con bastante claridad
en su mitad izquierda la figura de un cuadrúpedo similar a los que se han
venido encontrando hasta ahora. En la segunda, sólo se aprecia la presencia del
tallo ondulado.
La colocación y decoración de estas cobijas
decoradas de la cornisa resulta muy interesante. Por la talla empleada evocan a
otras piezas de época de Ramiro I conservadas en el Museo Arqueológico de
Oviedo. Sin embargo, las de Vilanova no tendrían que ser necesariamente de esa
época, pese a que la talla en reserva se suele poner en relación con un
contexto altomedieval.
INFORMACIÓN: Horarios de Misa: Invierno (1/sep - 31/may) Vísperas 19:00,Verano
(1/jun - 31/ago) Vísperas 20:00
INFORMACIÓN RECOGIDA EN LOS SIGUIENTES ENLACES
ARTE ROMÁNICO EN EL GOLFO ÁRTABRO Y EL ORIENTE CORUÑÉS (pdf)
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SORPRENDENTES LUGARES DEL MUNICIPIO DE MIÑO EN ESTE ENLACE, CON UN MAPA PARA LLEGAR A CADA UNO DE ELLOS.
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