GALICIA PUEBLO A PUEBLO: PASEO MARÍTIMO, RIANXO

PASEO MARÍTIMO, RIANXO

En esta ocasión, os proponemos recorrer el hermoso y entretenido Paseo Marítimo de Rianxo, que en su recorrido de 3,6 km (ida y vuelta), nos irá descubriendo el litoral que enseña la Ría de Arousa entre el Muelle de Setefogas en Rianxo y la PLAYA DA TORRE en Taragoña, o al contrario, como nosotros hicimos.

Así pues, iniciamos este paseo accesible a personas con movilidad reducida en este último lugar, donde somos recibidos por unas cuantas nubes del mes de mayo y una enorme chimenea de ladrillo que a buen seguro formó parte de alguna antigua fábrica.

Tras ella se abre un atractivo parque con mesas y bancos de madera, donde nos llama la atención una escultura en piedra del “Home Paxaro”.

Esta es la playa más larga del municipio. Con mareas vivas y bajamar el baño se ve dificultado, por cuanto hay que avanzar mucho para que cubra.

Allí, al fondo de la playa, se inicia también la SENDA LITORAL DE TARAGOÑA, otra pequeña ruta de senderismo que explora la parte de costa hasta la desembocadura del río Beluso que separa Rianxo de BOIRO, su municipio vecino.

Nuestro camino en cambio se dirige hacia el puente que salva la desembocadura del río Té.

Poco antes de llegar a él, vemos otra estupenda área recreativa con mesas y bancos de madera además de unas privilegiadas vistas.

En este punto comienza otro de los atractivos del paseo, una galería abierta dedicada a cuatro de los grandes autores rianxeiros.

Son varios monolitos que muestran referencias a su creación literaria, como estos cuatro dedicados al maestro y escritor Xose María Brea Segade.

Les sigue un panel informativo sobre “Rianxo, o mar feito tradición”, que nos lo describe como “un territorio humanizado ligado al mar con una elevada variedad paisajística”.

Con la marea baja, en el estuario del río Té asoman los esqueletos de algunas viejas embarcaciones.

Cruzamos la pasarela peatonal que salva el río contemplando unas hermosas panorámicas, como la Praia da Torre antes mencionada, o la desembocadura del río.

Según vamos acercándonos a la otra orilla, distinguimos los restos arqueológicos que nos trajeron hasta este rincón de la Ría de Arousa.

Son las ruinas del CASTELO DA LÚA, situadas en una pequeña península que recibe el nombre de Punta do Pazo, otorgándole una posición estratégica excepcional al norte de la ría de Arousa.

La fortaleza fue construida por Paio Gómez Chariño, primer señor jurisdiccional de Rianxo en el siglo XIII, en compensación por su labor en la conquista de Sevilla. Fue derribada por los Irmandiños en torno a 1465 y reedificada de nuevo por Suero Gómez de Soutomaior, bisnieto del anterior. Las noticias conservadas señalan el 1480 como el año en que es nuevamente derribada por el gobernador real Fernando Acuña. Entre finales del siglo XV y el 1532, el edificio fue usado como prisión, siendo abandonada a partir de esa fecha.

Unos paneles os ofrecerán amplia información sobre esta interesante construcción.

Entre los restos del castillo medieval destaca la Torre del homenaje, edificio principal de la defensa del castillo y símbolo del poder feudal.

De las LEYENDAS asociadas al castillo, existe una historia romántica en la que se narra, que los brillos de la luna nocturna acabaron delatando a una pareja de enamorados que huían en una embarcación del castillo, con un funesto desenlace.

Actualmente la fortaleza recibe el nombre de Castelo da Lúa (Castillo de la Luna). Sin embargo esta denominación no fue la original, siendo conocida sólo desde tiempos relativamente recientes. Entre las hipótesis de la nomenclatura, los investigadores apuntan la posibilidad de la vinculación con el apellido Luna de una señora del castillo (Xoana de Luna, esposa del mariscal Don Sueiro) o por su representación en uno de los blasones de la familia. Lo cierto es que el nombre aparece por primera vez recogido en un artículo de J.R. Figueroa de 1850.

Bajo la pasarela vemos la poterna secundaria abierta en la muralla del castillo con salida al Puerto do Pazo, en la desembocadura del río Té, puerta por la que se accedía al patio norte.

En sus sillares todavía se conservan visibles marcas de cantero. Se tratan de signos grabados en la piedra que probablemente servirían para señalar el trabajo realizado por cada cantero o taller.

Tras el abandono del castillo en 1532, este sufrirá el espolio de sus piedras, muchas de las cuales fueron empleadas para la construcción, como en el caso del campanario barroco de la IGLESIA DE SANTA COMBA de Rianxo o en el propio puerto.

Con la fortaleza en ruinas, se construye un alfar de cerámica popular del que todavía se conserva el horno y que funcionará hasta la segunda mitad del siglo XVIII.

Desde esta perspectiva se observa la que antaño fuera fachada principal. Primeramente el foso escavado en la roca. A través de un puente levadizo se accedería a la fachada configurada por la línea de muralla y la puerta de acceso, que posiblemente tendría un arco de medio punto de factura gótica, flanqueada por baluartes.

Continuamos el paseo que ahora nos acerca a la PLAYA DO PAZO la cual cuenta igualmente con magníficas vistas a la ensenada de Rianxo.

Aquí, ahora el protagonista es el poeta Manuel Antonio con referencias a su obra más conocida “De catro a catro”, el primer poemario íntegramente vanguardista, en concreto creacionista, de la literatura gallega. O al manifiesto publicado con Álvaro Cebreiro “¡Máis Alá!”.

De nuevo volvemos a toparnos con dos paneles informativos sobre “Rianxo, o mar feito tradición”, que nos señala que: “La Ría de Arousa posee una elevada biodiversidad que debemos conservar”. Dándonos a conocer la flora y fauna que habita en este espacio, que es también un buen lugar para la observación de aves en invierno.

Le sigue otro sobre “el marisqueo, una explotación tradicional y sostenible de nuestro mar”, que nos explica la forma de extracción de estos preciados manjares.

No hemos avanzado cuatro pasos, como quien dice y nos topamos, dentro del mismo entorno de la playa, con otros tres monolitos con poesías del sacerdote y escritor Faustino Rey Romero. Señalar que fue el precursor de la conocida ROMERÍA VIKINGA de CATOIRA.

El siguiente protagonista de nuestro paseo es el escritor Rafael Dieste. Perteneció a la llamada Generación del 27 en la literatura española y a la del 25 en la gallega. De sus cuentos y piezas de teatro destacan: A fiestra valdeira y Dos arquivos do Trasno, de las que vemos algunas referencias en cuatro monolitos.

El camino se bifurca en dos ramales, dejando en medio otras dos mesas con bancos de madera donde podemos sentarnos a descansar admirando el paisaje.

Ahora se abre a nuestra izquierda un parque donde destaca el GRUPO ESCULTÓRICO DE LA SANTA COMPAÑA, considerado como la escultura en línea más larga de Galicia.

La Santa Compaña es una de las tradiciones más arraigadas en Galicia y son pocos los que desconocen su existencia y muchos los que la temen. El vecino de Rianxo, Nuco Losada, se atrevió a versionarla en una particular obra escultórica con la que también homenajea a los grandes literatos gallegos, entre ellos rianxeiros de cuna.

La Santa Compaña rianxeira consta de 14 personajes construidos en hierro. Rañolas, uno de los protagonistas de “Os dous de sempre”, abre la procesión sujetando la cruz. Le sigue Castelao, el autor de la novela. Tras él la genial escritora Rosalía de Castro.

Continúa la comitiva con Paio Gómez Chariño, que sostiene un estandarte con la bandera gallega. Siguen sus pasos: Ramón María del Valle Inclán.

Manuel Antonio. Eduardo Pondal. Manuel Martínez Murguía.

Rafael Dieste. Francisco Añón. Manuel Curros Enríquez.

RAMÓN OTERO PEDRAYO. Gonzalo Torrente Ballester. Y cierra la procesión Matapitos, personaje de A fiestra valdeira de Dieste. Este sujetaba un caldero y un hisopo para bendecir que fueron sustraídos hace tiempo y que no se repusieron, como otras piezas de algunas de las otras figuras.

Dentro de este parque también se hace un homenaje a la figura del rianxeiro Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, político, artista, escritor, ensayista, dramaturgo y médico, aunque confesaba: "Fíxenme médico por amor ao meu pai; non exerzo a profesión por amor á humanidade". Entre los monolitos allí instalados vemos uno sobre su novela “Os dous de sempre” antes mencionada. Sobre “Sempre en Galiza”, ensayo dramático considerado la obra canónica del nacionalismo gallego. Una seña a sus relatos breves en “Cousas”, con O Rifante. O a sus dibujos.

En este paseo no hay descanso, si uno no se entretiene leyendo y admirando estos pequeños guiños a la obra artística de esos genios, lo hará sin duda contemplado la belleza que nos rodea en cada paso que damos.

Un nuevo panel informativo sobre “Rianxo, o mar feito tradición”, nos explica uno de los oficios más importantes asociados al mundo de la pesca, como es la construcción de sus barcos.

Y es que nos acercamos a la varadera de los Astilleros Lojo, cuya historia se remonta a 1934, con Angel Lojo Ordoñez comenzando con la construcción de embarcaciones de madera con popa de parrulo destinadas mayormente a la pesca artesanal, entre ellas destacan lanchas xeiteiras, botes a verla y a remos.

Junto a este se abre un pequeño mirador desde el que contemplar unas bonitas vistas de la ría y en esta ocasión, también a dos personas que parecen marisquear.

No queremos perdernos detalle y así, en el jardín de una casa que asoma al paseo, descubrimos un bonito CRUCEIRO a cuyo fuste se ha añadido un RELOJ SOLAR.

Nos adentramos ya en el último tramo del paseo al que asoma la fachada marítima, en la que vemos un hórreo mirado por un lindo gatito y una bonita escultura de un peregrino.

Llegamos al Muelle de Setefogas, punto final de este estupendo Paseo Marítimo, donde ya podremos entonar la Rianxeira.

A virxe de Guadalupe

cando veu para Rianxo,(bis)

a barquiña que a trouxo

era de pau de laranxo. (bis)

Aquí se nos abren dos posibilidades, podemos continuar visitado esta hermosa Villa o desandar nuestro camino y volver al punto de partida.

Nosotros quedamos tan enamorados de este paseo y de Rianxo, que no mucho tiempo después, decidimos volver con el grupo de amigos a enseñárselo y de paso, celebrar con una comida campestre “que ya nos habían implantado el 5G”.