De su antiguo esplendor (atesorado sin duda, a la estancia en la encomienda
de Beade, de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén), se mantiene en este pequeño
municipio, el considerado por OTERO PEDRAYO, como uno de los más bellos
conjuntos arquitectónicos de la comarca.
Conforma este, un magnífico VÍA CRUCIS, que comienza en el atrio
de la notable IGLESIA DE SANTA MARÍA...
... concluyendo en la inmediata CAPILLA
DE SAN ROQUE, ...
...donde podemos admirar
una destaca representación del CALVARIO,
última estación de este Vía Crucis.
Este “camino de la cruz”, consiste en un grupo de 14 cruceiros de
distintas características y distribuidos de forma desordenada.
Las cruces de piedra berroqueña, colocadas sobre esbeltas columnas, están llenas de primorosos detalles y
buen gusto.
Sus ocho puntas denotan las ocho obligaciones o aspiraciones de los
caballeros, a saber: Vivir en la verdad; Tener fe; Arrepentirse de los pecados;
Dar prueba de humildad; Amar la justicia; Ser misericordioso; Ser sincero de
todo corazón;Soportar la persecución.
Los cruceiros se construyeron por manos anónimas alrededor de 1761, a
expensas de los feligreses y las cofradías del pueblo.
La mayoría presentan capiteles de orden jónico...
... y solo dos de ellos, exhiben
imágenes.
Sin duda, este es un extraordinario testimonio en granito, guardado en el
corazón de las fértiles tierras de O Ribeiro.
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