GALICIA PUEBLO A PUEBLO: SAN PEDRO DE FRAMEÁN, MONTERROSO

Este monumento religioso, es una obra románica de finales del siglo XII, que todavía conserva la planta primitiva.

Los muros que la configuran son de mampostería y sillería de granito, con la cubierta de teja a dos aguas. La nave y el ábside son de planta rectangular, pero este último más reducido en sus dimensiones.

En el ábside se conserva una ventana con arco de medio punto perfilado de baquetilla con guarnición de ajedrezado, que por la parte interior se abre con arco peraltado y borde de bocel.

En el piñón del ábside se observa un modillón de canecillo con cabeza de lobo.

El alero de la nave se exorna con canecillos lisos y decoración geométrica.

No se conservan los canecillos del lado derecho del ábside, porción que hubo que retocar para construir la nueva sacristía.

Sin embargo, en el lado contrario, aparece alguno con decoración zoomorfa.

La portada principal fue remodelada recientemente, substituyendo a la de estilo románico, de la que ha quedado documentación gráfica.

Remata con una espadaña de dos vanos.

Al suprimir los retablos, se remozaron las paredes interiores y quedó a la vista el testero, que presenta dos escenas con PINTURAS MURALES. En la parte izquierda aparece el lavatorio de los pies, mientras que el panel derecho nos sorprende con la oración del huerto. Parece obra de finales del siglo XVI.

En las proximidades del templo, se levanta un sencillo CRUCEIRO con plataforma de dos escalones de granito, que se asientan sobre una roca ligeramente elevada en el terreno.

Presenta una base cubica con las aristas superiores rebajadas, fuste monolítico de sección hexagonal, capitel moldurado con sección inferior tronco-piramidal invertida de perfil cóncavo, la central convexa y tableta de final con borde recto.

Está coronado por una cruz latina de sección cuadrangular en los extremos y octogonal en el resto, faltando parte de uno de los brazos horizontales. Fue realizado en el año 1900, como consta en el Libro de la Cofradía de San Roque, quien lo costeó, por un valor de 60 pesetas.

También atrajo mi atención, esta pequeña cruz asentada junto al cruceiro, que igualmente se alza sobre una roca, en este caso más sobresaliente en el terreno.