CRUZ DE PORTO NADELAS, PORTO DO SON


La Cruz de Porto Nadelas, es una cruz sin plataforma ni imágenes puesta para recordar a los vecinos que perdieron su vida en el mar. Y es que en esta bella costa, se sigue llorando a los que nunca “Volverán”.



Pocas tragedias han conseguido dejar una huella tan profunda como la que todavía hoy sigue latente aquí. A muchos vecinos todavía se les ponen los pelos de punta cuando hablan del Volverán, un barco que naufragó una fría y desapacible jornada de 1986 cerca de la costa de Corrubedo. Pese a que han pasado muchos años desde entonces, este accidente sigue ocupando un lugar privilegiado en el ránking de los desastres marítimos ocurridos en Barbanza. La fatalidad quiso que los cinco tripulantes del buque pertenecieran a la misma familia, que todos ellos residieran en la pequeña localidad de Queiruga y, lo peor, que una docena de pequeños quedaran huérfanos de padre. El calendario marcaba el 24 de marzo de 1986 cuando, como cada día, el Volverán zarpó rumbo al lugar de Os Rosíns, al sur del faro de Corrubedo. En el buque viajaban el patrón, Francisco Romero Pouso, de 60 años; sus hijos Antonio y Manuel, de 29 y 25 años; y sus sobrinos José Manuel, de 19, y Manuel, de 32. A todos ellos, un golpe de mar les jugó una mala pasada e, ironías de la vida, el Volverán nunca regresó a puerto.

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Ese día la borrasca es voraz, con olas de 10 metros en la costa y de 20 en alta mar que se ceban en las embarcaciones que han osado salir a navegar desafiando el mal tiempo. Cuando los dados del destino habían sido lanzados y ya todo estaba escrito, el periodista José Manuel Pereiro, hubo de relatar en El País el parte de incidencias: en Gijón el yate francés Sigon III envió un SOS al encontrarse a la deriva con las máquinas averiadas y tres heridos a bordo; el buque panameño Grand Felicity se partió en dos después de haber embarrancado en la playa asturiana de Peñarrubia; un marinero del pesquero Pena do Altar desapareció mientras faenaba cerca de Burela; y el mercante griego Erika II se hundió frente a Ribadeo muriendo nueve de sus once ocupantes. Pero volverán… Rasgarán el agua y reventarán la brisa y traerán viento en sus pulmones, pisarán la tierra con sus pies de escamas, trenzarán guirnaldas de conchas y algas y nos engalanarán con ellas y las lágrimas de sal se disiparán entre pétalos de sed… ¿Volverán?  Tal vez nunca se fueron.

  
La cruz está colocada sobre unas rocas que albergan una cavidad rocosa, con una imagen de la Virxe do Carme hecha en granito en su interior. Los 16 de julio se rinde homenaje a la Virgen decorándola y subiéndola a un barco para llevarla en procesión por el mar.



  
Las vistas del litoral sonense, desde este punto, son impresionantes. 



A nuestra izquierda la cala de Porto Nadelas, pequeño puerto natural donde los marineros de Queiruga amarraban sus pequeñas embarcaciones.


La boca de entrada a esta pequeña cala está cerrada  a la derecha por esta punta de la Cruz y a la izquierda por el CASTRO DE PORTO NADELAS, un poblado de la Edad del Hierro no muy bien conservado, levantado sobre un promontorio rocoso, de unos 15 m de altura, protegido por el mar.


A la derecha de la cruz se nos presenta una maravillosa estampa de uno de sus fabulosos arenales. 


Es la PLAYA DE QUEIRUGA, con sus 1,2 kilómetros de finísima arena blanca y oleaje de moderado a fuerte.


La masa rocosa de la izquierda es el famoso CASTRO DE BAROÑA.




En la distancia contemplamos una hermosa perspectiva del litoral desde el municipio de FISTERRA y el de MUROScon su distintivo MONTE LOURO que parece emerger de las profundidades marinas.



Para los amantes del senderismo, señalar que podemos visitar este enclave siguiendo una ruta que nos acerca al mar, al monte, a la arquitectura religiosa y a la arqueología. Es la RUTA DE SEIRAS E QUEIRUGA. Desde la casa de cultura de Queiruga nos podemos acercar por un desvío señalizado a esta capilla de Porto Nadelas, con su puerto natural y el castro de Queiruga al lado.  


Tras regresar a la ruta pasearemos por la costa, las aldeas y de nuevo a la costa por las dunas de la playa de Queiruga, desde ahí llegamos al conjunto formado por la capilla, LA IGLESIA Y LA CASA RECTORAL DE QUEIRUGA, disfrutando de los hórreos y cruceiros que se asientan en el perímetro del camino. Subiendo hasta el punto más alto de la ruta un sendero nos acercará a numeros petroglifos siendo el más visible el de Pedra Sartaña, y desde ahí bajaremos de nuevo a las proximidades de la playa.

INFORMACIÓN RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES





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