Se trata de los restos de una ventana absidal, que hoy, fuera de contexto, pero conservando toda su belleza, forman parte de la entrada de un anticuario de la Avenida de Zamora, 130. En su origen, este hermoso arco románico pertenecía a la antigua iglesia del monasterio de monjas benedictinas de San Miguel de Bóveda que, tras la Desamortización, pasaría a manos privadas, siendo reutilizada por su actual propietario para la edificación de su casa particular. La mayoría de los restos arqueológicos del conjunto monástico fueron vendidos y actualmente se encuentran desperdigados.
Lo que vemos es un arco de medio de punto adornado con ajedrezado, cuya cronología puede situarse en el siglo XIII. Se apoya en unos capiteles reutilizados decorados con temas vegetales y estos a su vez, se sustentan sobre dos gruesas columnas.
Además, en una hornacina rectangular que se abre en la parte superior de esa puerta, se ha colocado una figura pétrea.
Igualmente nos llaman la atención, dos curiosas gárgolas que se han añadido en las esquinas de la fachada del solar que ocupa el anticuario y por el que además, pasan los peregrinos que llegan a la ciudad por la Vía de la Plata jacobea.
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