Situado sobre la “Ribeira Grande” o “Playa do Sarridal” el MIRADOR DE
PENA FURADA ofrece panorámicas únicas del litoral de la costa norte
gallega.
Hasta hace poco inaccesible, el arenal termina en una impresionante roca con dos orificios, debidos a la erosión marina. Con marea baja hay posibilidades de explorarla en su magnitud y de apreciar su monumentalidad. Levantando la mirada hacia el horizonte, en la lejanía, se descubre bajo las nubes blancas, la silueta de los “aguillóns” del fascinante CABO ORTEGAL.
A Pena Furada es una milagrosa obra de la naturaleza, que asemeja un pórtico de la gloria en esta milagrosa catedral paradisiaca. Desde el mirador, dependiendo de la época del año y las condiciones climatológicas, se pueden ver las olas atravesando los dos huecos de la gran roca, en un asombroso y original espectáculo de la naturaleza.
En el lado contrario y siguiendo la línea de costa hacia el oeste, nos cautiva un tramo del litoral prácticamente virgen, zona de especial belleza paisajística caracterizada por la sucesión de pequeños arenales flanqueados por acantilados de gran altura y salpicados de escarpados islotes, de rocas de formas caprichosas y pequeñas pozas. Allí se encuentra la conocida como RIBEIRA DO CARRO, que recibe el nombre por su sinuoso acceso, recorrido por los carros que iban a recoger las algas tan abundantes en esta playa; la extensa PRAIA DE FÁBREGA; OS CASTROS; o la PRAIA GAIVOTEIRA, que adivinamos por su mole rocosa agujereada caprichosamente por las corrientes marinas.
La COSTA DE LOIBA constituye una auténtica sucesión de monumentos naturales en estado puro, donde un simple y sencillo banco de madera, atesora por sus extraordinarias vistas, la condición del MEJOR BANCO DEL MUNDO. Y en el extremo de tan perfecto cuadro, la unión del Océano Atlántico con el Mar Cantábrico, vigilada día y noche por el FARO DE ESTACA DE BARES. Aquí, sólo el bramido del mar, rompe el silencio de este espacio natural incluido en el LIC Estaca de Bares.
Estas playas salvajes y vírgenes, además, esconden una de las estampas de mayor interés "etnográfico" del Camino de la Costa, la de las recolectoras de erizos y algas que faenan en la zona y las de sus burros, encargados de subir, cantil arriba, el material recogido, especialmente las dos especies principales comúnmente conocidas como RIZA y RAÑA. Además, pegadas a la COSTA DE LOIBA, crecen unas algas rodocifeas de la orden de las gigartinas, caracterizadas principalmente por su color rojo. Son algas puras que solo salen en aguas batidas y cristalinas.
La extracción de estas algas rojas se hacía durante las mareas lunares, en bajamar. Los trabajos iban de junio a octubre, a razón de cuatro o cinco días al mes. Era un trabajo realizado sobre todo por mujeres. Cada “algueira” podía llegar a recoger entre 150 y 200 kilogramos por día. Las algas se guardaban en sacos y se cargaban en burros, el único animal capaz de subir la carga por el escarpado sendero.
Las algas recogidas en Loiba se utilizaban sobre todo para ser usadas
como abono para los campos de labranza, o como alimento para el ganado. Poco a
poco, fueron introduciéndose en la alimentación humana, ahora como extractos
comestibles - carragenato y alginatos - que vemos en los ingredientes de
productos elaborados, como estabilizantes para productos lácteos o cárnicos.
Estas también tienen aplicación en las industria farmacéutica, textil y
bioquímica, como base de muchos cosméticos, pasta de dientes, adelgazantes,
antivirales, productos para el colesterol, etc.
Por último señalar, que podemos visitar este enclave siguiendo varias
rutas de senderismo, como el extraordinario CAMINO
NATURAL DE LA RUTA DEL CANTÁBRICO; la RUTA
DE PENA FURADA; o la RUTA DE
LAS ALGAS.
INFORMACION RECOGIDA DE ESTE ENLACE
VISITA OTROS
SORPRENDENTES LUGARES DEL AYUNTAMIENTO DE ORTIGUEIRA EN ESTE ENLACE, CON UN MAPA PARA LLEGAR A CADA UNO DE
ELLOS.
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