Reconozco
que me costó bastante encontrarla, pues la indicación que de ella tenía
estaba mal geo-etiquetada, pero un poco de intuición y el sonido del
agua, hicieron posible, asomarme a la garganta por la que fluye este
hermoso salto de agua del río Liñares.
Desde ese punto, la perspectiva fotográfica no se me antoja la más agraciada, pero el sendero que desciende hasta este singular espacio natural, me pareció bastante complicado, sobre todo después del cansancio que ya tenía, al haber estado examinando caminos cercanos, dejándolo para otra ocasión, en la que poder explorar el curso fluvial río abajo, hasta el Molino de Callobre, o desde este a la fervenza.
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