Muy
cercano a los dos enclaves (iglesia y capilla), más concretamente
detrás de esta última, nos topamos la fuente de aguas mineromedicinales
con más fama de todo el ayuntamiento, cuyo uso popular de sus aguas, es
apropiado para afecciones en la piel y enfermedades del hígado.
El manantial brota entre rocas graníticas, dejando el caño y la pila, con restos blancos de sedimentos. La estructura que podemos ver fue realizada en 1994, lo que provocó el traslado del caño unos metros, con la consecuente pérdida de caudal.
En
esta zona donde su principal regato es el riomao afluente del Ulla,
existe otra poza de aguas sulfurosas frías, conocida como la Charca de
Constante.
Con
el nombre de Riomao se conocía también en estas tierras, un
desaparecido monasterio, citado en las bulas de los pontífices Anastasio
IV y Alejandro III, en los años 1154 y 1178.
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