GALICIA PUEBLO A PUEBLO: OLLOS DE BEGONTE

Begonte abraza un abundante PATRIMONIO NATURAL, la mayoría enmarcado en el cauce de los ríos (Parga, Ladra), o forman parte del terreno inundable de la Terra Chá, conformando humedales de un valor ambiental extraordinario, incluidos como LIC Parga-Ladra-Támoga, en la RESERVA DE LA BIOSFERA TERRAS DO MIÑO. Primera Reserva de la Biosfera declarada en Galicia (2002) y la segunda más grande de la Península Ibérica. Este es el caso de las lagunas profundas de flujo subterráneo, denominadas localmente como “OLLOS”.

El enclave conocido como OLLOS DE BEGONTE incluye dos lagunas separadas entre sí 150m, cuya forma circular le da nombre al entorno, y que han sido originadas a partir de una sima kárstica, que al aumentar de tamaño, fue erosionando los materiales sedimentarios cenozóicos existentes en las capas superficiales.

Elevados árboles y exuberante vegetación rodean este mágico lugar. Son dos pozas en la selva.

Para verlas, hay que llegarse a Begonte y un kilómetro después, a la izquierda, vemos la cancilla de un paso a nivel. El camino, casi borrado, que parte desde una casa abandonada, nos llevará en seguida a la más pequeña de las pozas. Para dar con la grande hay que seguir en la dirección que marca un pequeño puente sobre un regato procedente de la poza pequeña. A 400 metros, escondida entre carballos y pinos aparecerá de súbito la otra laguna misteriosa, nido de pájaros, patos, serpientes y demás fauna.

De la compleja evolución geológica y geomorfológica resultaron finamente dos lagunas. El “Ollo” (ojo) pequeño ocupa una superficie de 1.780 m2 y el “Ollo” grande (conocido como POZO DO OLLO), consigue los 2.280 m2, tiene 45 metros de diámetro y una profundidad máxima de 38 metros.

Las dos lagunas de los Ollos de Begonte, han permanecido rodeadas por diferentes tipo de bosques climácicos: bosques de inundación y bosques galaico-portugueses de Quercus robur y Q. pyrenaica cuyos aportes de hojarasca determinan el carácter distrófico del Ollo más pequeño. En el período de inundación invernal, la gran cantidad de agua que se acumula en la zona, establece la conexión directa entre el lago y los principales cauces fluviales del área, mientras que en el período estival y otoñal, el agua se reduce, permaneciendo en un complejo sistema de pequeños canales meandriformes y charcas incluidas en el seno del bosque pantanoso, albergando una variada flora y fauna acuática. Es uno de los mejores ejemplos de este tipo de bosque en la Península Ibérica.

En los años cuarenta, una porción importante del complejo hídrico fue alterado por la actividad de una explotación minera, que provocó la destrucción de un gran número de hábitats de excepcional valor, así como el aislamiento de las LAGOAS DO RIOCALDO del resto del complejo hídrico.

LAGOAS DO RIOCALDO

Pero no ha sido ese vergel de naturaleza, sino también sus LEYENDAS, las que han hecho crecer sin cesar su relevancia. Según la tradición popular, al Pozo do Ollo podrían haber sido arrojadas numerosas personas. Se trataría, para algunos, de integrantes de un batallón de soldados franceses que estuvo en la zona durante la guerra de la Independencia (1808-1812). Otras personas creen, pero sin ningún rigor, que hasta pudieron ser ahogadas personas durante la Guerra Civil; otras leyendas hacen referencia: al anegamiento de una ciudad; o a que el agua, sube y baja con las mareas; que cayeron animales dentro y nunca más se supo de ellos; que hay un depósito prehistórico de restos de peces; por no hablar de la inexistencia de fondo en el Pozo; o la de las tres jóvenes o mouras que viven sumergidas y hacen encantamientos.

Este tipo de leyendas son muy comunes y se repiten en toda Galicia alrededor de muchas fuentes, pozos y lagunas: tres señoras, mozas o mouras, privadas de libertad a causa de un encanto o hechizo, requieren a un joven para que ejecute el ritual de desencantamiento. El mozo no cumple con su parte, o se acobarda, y la operación fracasa.