Aunque se desconoce la fecha de su fundación, vinculada tradicionalmente
con uno de los siete hospitales creados por Fernán
Pérez de Andrade, «O Boo», en la segunda mitad del siglo XIV, ésta se
puede retrotraer hasta 1452, año en el que Don Lopo Núñez Pardo otorga, en sus
mandas testamentarias, «aos lazarados de
Madalena cada huna huna branca de pan et un maravedí de vino, e a toudos huna
perna de baca».
Su estructura no se limitaría a un único edificio, tratándose de un gran
complejo que implicaría a todo el barrio, el cual habría heredado de él su
nombre, «barrio de Santa María Magdalena
y San Lázaro Extramuros». Entre las edificaciones que poseía el antiguo
hospital, bajo la advocación de San Lázaro, estaban: la casa del lagar; las casetas
pegadas unas a otras (aún permanecen algunas), de los leprosos y afectados por las más
variadas enfermedades contagiosas; un cementerio; así como una pequeña capilla
cuyo emplazamiento no es el actual, de ahí que se hable en la documentación
existente de «la capilla vieja».
El lugar, que tenía un carácter marginal, por ubicación y por dedicarse a
los temidos leprosos y enfermos de similar aborrecimiento social, reunía las
condiciones elementales que se le exigían a un núcleo de estas características:
estar aislado, contar con agua corriente en abundancia y poseer terrenos para
trabajar en común y poder subsistir en un régimen rigurosamente autárquico, y
cuyo sustento básico estaba en las limosnas de los que iban y venían por el Camino
Real a A Coruña.
La reedificación de la misma, llevada a cabo en 1798 por José Blanco, concentra
la decoración en la fachada principal, donde sobre un eje vertical se
superponen la puerta adintelada, un rosetón y, rompiendo la cornisa, una
sencilla espadaña de un solo cuerpo.
Según Juan Monterroso Montero, que estudió la pintura del siglo XVII en
Betanzos, el retablo actual, presidido por las imágenes de Santa María
Magdalena y San Roque vestido de pontifical, sería con seguridad el que estaba
en la antigua capilla y que con alguna reforma pasaría aquí, así como también
la figura de San Lázaro. Sus calles laterales, divididas en dos cuerpos, están
adornadas por cuatro tablas pintadas en las que, comenzando por la izquierda y
de abajo a arriba, aparecen: San Juan Evangelista, San Lucas, San Marcos y San
Mateo. Sus rasgos esenciales, desde un punto de vista estilístico, nos
recuerdan inmediatamente la mano de Fernando Reymóndez Figueroa.
Uno de los mayores valores de la capilla viene dado por la tradición
oral. El hecho de ser el núcleo de un antiguo barrio usado como Hospital de
enfermos de lepra liga a este bien a una serie de LEYENDAS. La figura
del San Lázaro rememora el pasado del lugar, unido a la celebración todos los
lunes de Pascua de la fiesta del barrio (con la ofrenda al santo para evitar
problemas de piel el resto del año). Es habitual en este día probar los
primeros vinos del año y consumir cacahuetes, no se sabe muy bien si por ser un
alimento similar a las heridas del santo o por ser un consumo habitual en las
diferentes bodegas del vino del país que existieron en el barrio. Dicha fiesta
está considerada la más antigua de la ciudad, datada ya la finales del siglo
XV, donde la celebración iba pareja de una ayuda para los enfermos que allí residían.
Dentro de la capilla se pueden encontrar los bancos inferiores separados de una
parte superior, con zona de acceso independiente, para evitar el contacto entre
los enfermos y las personas que visitaban la Magdalena.
Los betanceiros reviven cada mes de julio, coincidiendo con la Feira
Franca Medieval, la Expulsión de los
Leprosos, una recreación con la que pretende llamar la atención sobre esta parte de la ciudad que, por otro
lado, forma parte del denominado CONJUNTO
HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE BETANZOS.
Esta también fue la ubicación elegida por Marcelino Etcheverría para
expandir su negocio de curtidos en 1837. La Fábrica de Curtidos A Magdalena, fue
una de las más importantes de Galicia. Las instalaciones son, todavía hoy,
ejemplo destacado de arquitectura industrial de la provincia y su chimenea de
ladrillo, casi lo único en pie de todo el complejo, sobresale entre la maleza
invitando a la curiosidad.
Foto de la página: https://www.asociacionbuxa.com/patrimonio/detalle/236 |
El cierre de la tenería, antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, condenó al barrio a una nueva leyenda. Casi un siglo después de su fundación, en 1936, se convirtió en campo de concentración de presos republicanos. El recinto pasa por ser objeto de investigación para quienes analizan casos paranormales. Los vecinos aseguran, con mucho miedo todavía y toda la cautela, que las paredes de la antigua fábrica esconden una fosa común no reconocida a nivel oficial.
Vicente Ferrer, candidato al Nobel de la Paz y Premio Príncipe de Asturias o el abuelo del
exlehendakari Ibarretxe son algunos de los nombres que figuran en la larga
lista de prisioneros, en su mayoría de origen catalán. El excalde betanceiro
Vicente de la Fuente García fue quien sacó a la luz este pasaje de la vida del ex
jesuita en el Anuario
Brigantino 2004.
La prisión apenas funcionó unos meses del año 1939. Años después, en A
Magdalena sueñan con un museo, con un lugar donde historias como la de Vicente
Ferrer puedan transmitirse de padres de hijos, de abuelos a nietos, y evitar
que se repitan.
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Coordenadas: 43º 17' 00.9" N - 8º 13' 08.9" W
INFORMACIÓN RECOGIDA DE LOS SIGUIENTES ENLACES
https://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2009/06/20/prisionero-betanzos/297268.html
https://www.asociacionbuxa.com/patrimonio/detalle/236
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Es maravillosa la gente de Betanzos,sus historiadores en especial a los que estan en el Archivo. Cuantas historias relacionadas con nuestros ancestros podemos conocer gracias a su trabajo incansable.
ResponderEliminarLa verdad que si María Luisa, las publicaciones del Archivo Municipal de Betanzos son muy interesantes. Ya podían otros ayuntamientos, tomar buena nota del magnífico trabajo que desarrollan! Esperemos que así continúen por mucho tiempo y nos sigan brindando la posibilidad de conocer mejor esta maravillosa villa.
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