GALICIA PUEBLO A PUEBLO: VILLA DE MUXÍA

VILLA DE MUXÍA

Muxía recibió y recibe a innumerables viajeros. Muchos vienen por motivos religiosos; como los que caminan hasta el SANTUARIO DA NOSA SEÑORA DA BARCA; a donde también llegan los peregrinos que completan el Camino Xacobeo hacia el océano Atlántico.

Sus orígenes documentados datan del año 572 que sitúan al territorio circunscrito a la diócesis de IRIA FLAVIA a través del MONASTERIO DE MORAIME. La influencia de este histórico monasterio y del SANTUARIO DA NOSA SEÑORA DA BARCA, han ido conformando la historia de la villa, su leyenda y también su vocación jacobea.

Villa marinera por excelencia y zona cero de la Costa da Morte, Muxía se asienta en una península, por lo que su situación permite al visitante rodear el núcleo urbano en un trayecto circular que podemos comenzar en la hermosa PRAIA DE ESPIÑEIRIDO.

Antaño era conocida como la “playa de los curas” porque al ser este el arenal más alejado del núcleo urbano, aquí se venían a bañar los religiosos para estar más alejados de la gente.

Desde Espiñeirido hay unas fantásticas vistas de toda la frente de la Villa de A Barca, logrando ver como la mayor parte de sus casas están construidas sobre el tómbolo de arena que se formó entre la península protegida por el Monte Corpiño al norte y el Monte Enfesto al sur.

Pero también del perfil costero de esta hermosa, intrincada, recoleta y casi virgen Ría de Muxía y Camariñas. Sus límites más occidentales los constituyen dos salientes pétreos: un villano al norte, el imponente CABO VILÁN con sus enormes farallones acantilados que se adentran en el océano resistiendo los embates del oleaje y del viento, para advertir de la peligrosidad de estas aguas a los que llegan por mar; y una santa al sur, NOSA SEÑORA DA BARCA, para bendecirlas y pedirles que sean clementes con los hombres. Pues aquí, en la Costa da Morte, el mar es más poderoso que la tierra. Un delicado encaje hecho de playas y calas blancas, pinares y rocas. Una filigrana de la naturaleza, como si Dios y el mar hubieran querido imitar a las "palilleiras" que hacen los cotizados y elegantes “encaixes”.

El camino nos lleva hacia la cercana PRAIA DA CRUZ por una preciosa, accesible y cuidada senda litoral de pasarelas de madera.

Esta es una playa urbana de aguas transparentes,...

...separada de la anterior por la Pedra da Garza.

Siguiendo el Paseo Marítimo, ahora nos dirigimos al MIRADOIRO DA PUNTA DA CRUZ, donde se alza un bonito CRUCEIRO asomando a la Ría.

Este se levanta sobre una plataforma de tres gradas, de forma cuadrangular sin basa. El fuste de sección octogonal, sujeta un capitel cuadrangular muy desgastado, decorado con cabezas de ángeles con alas.

La cruz de sección cuadrangular, con las aristas rebajadas (caveto), remates florenzados y botón central, muestra en el anverso la figura de Cristo crucificado con tres clavos, manos abiertas, cabeza inclinada hacia la derecha, paño de pureza (perizoma) anudado a la izquierda y cartel de INRI.

En el reverso muestra la figura de la Virgen en actitud de orar.

El caminante seguirá hacia el puerto, pasando en el camino por el monumento al muxián GONZALO LÓPEZ ABENTE, el poeta del mar, emparentado por vía materna con el bardo bergantiñán Eduardo Pondal Abente.

Fue instalado frente al mar en 1971, el mismo año en que se celebraba en su honor el Días das Letras Galegas y representa a una madre con su hijo en el regazo aguardando a su padre que viene del mar. Obra del escultor nicrariense Andrés Barbazán.

Pola pendente

da costa costeira,

canea a xente

de mar, mariñeira.

Adoecido furor de penedos

desarranxados nun caos informe,

onde a fecunda creadora de medos

non asosega nas tebras nin dorme.

Brados firentes -coitelos buídos-

riscan da noite na entrana esgazada,

voan nas azas dos ecos fuxidos

i erguen pantasmas na fonda escurada.

Baten as vagas de mar nas orelas

contra o roquedo varudo i ergueito

e nos algarves das bravas arnelas

roxe a madeira dun barco desfeito.

Náufragos ruben a costa da vida

sen que reluza no cume un luceiro;

sin a esperanza na triste rubida

de acharen rumo nen fácil sendeiro.

Sen o máis lene fulgor no hourizonte,

cunha traxedia mortal na ribeira,

polos penedos do tétrico monte

canea a xente de mar, mariñeira.

En esta fachada marítima que mira a puerto, se concentra buena parte de los restaurantes y marisquerías. Una empanada de maíz a base de congrio o en guiso es una excelente elección. Nos allegamos al siempre laborioso PUERTO, donde disfrutaremos del ajetreo de esos bravos hombres de mar de la tierra que cantó Lopez Abente. Marineros que marchan o vuelven en sus barcos a tierra después de una dura jornada de pesca.

Es a principios del s.XIX donde se inicia la importancia pesquera de Muxía, destacando sobre todo las capturas de sardina y congrio. El mayor esplendor económico apareció sobre todo a partir de los años 60 cuando se descubrió un importante y rico caladero, el del Canto. En él se pescaron especies de mucha aceptación en la venta, como besugo, merluza, dorada… Esta riqueza permitió el desarrollo urbano y viario dando lugar a la Muxía actual.

Allí, además de la descarga de pescado de los barcos, nos llama la atención los muros pintados en la segunda edición de Muros do Nordés, promovido por la asociación juvenil Comarea con el apoyo del Concello y que ha transformando la apariencia de la lonja, dando visibilidad a la mujer en la vida marinera en los murales.

Destaca también el mural que tomó como referencia una fotografía antigua de otro personaje ilustre de la Villa como fue Ramón Caamaño Bentín, para reinterpretarla con sus pinceladas gruesas y tenderle por encima una red.

A los barcos de pesca se sumaron, en los últimos años, numerosas embarcaciones de recreo que amarran en el muelle del moderno puerto deportivo.

Nos adentrarnos en el casco viejo de la Villa, que aunque su estructura urbana tradicional está muy condicionada por las modernas edificaciones construidas en los últimos años, se conservan, en sus estrechas y retorcidas callejuelas, algunas construcciones de rancio sabor marinero. Las pequeñas casas de una altura son las viviendas tradicionales muxianas con las antiguas casas de hidalgos, que se reconocen por los escudos de sus fachadas.

Escudo de Muxía

En la plaza Cabo da Grixa encontrarás un CRUCEIRO “de Crucifijo”, con la imagen de Cristo en el anverso de Cruz y la figura la Virgen en actitud de orar en el reverso.

Ti, do Cabo da Grixa meu cruceiro,

unha historia me ensinas do pasado

na que un home pasou por embruxado

e chorou na cadea prisoeiro;

xa Iiberto do aIdraxe mintireiro

ergueute agradecido nun calado

curruncho do seu pobo. -Agarimado

das raiolas do sol que vin primeiro,

de cote, cando os meus ollos che miran,

ven unhas sombras que incesantes viran

das tuas escaleiras a carón:

un home c´ unha branca vestidura,

e, tras d´el,unha besta co-a figura

xigantesca e cornuda d´un cabrón.

Cerca de este cruceiro estaba la casa donde nació López Abente, tal como él manifiesta en una carta que le envía a su primo Horacio Bermúdez Abente y que recoge en el prólogo de su libro “Decrúa”. “… un día como hoxe 24 de marzal do ano 1878 ás catro da serán, que cadrou en domingo, con feira en San Isidro, abrin os ollos a vida e pola fiestra da casa do Cabo da Grixa en que moraban meus pais, ollei craramente un outo cruceiro e que no seu cume agoniaba un martir cos brazos en crús. Aquel día escoitei a rapsodia mais sobrime e fíxeme segrel. Pillei un laúde e con ele ao lombo boteime a cantare polo mundo adiante…”

Destaca sobre todo en Muxía, al pie del antiguo camino que se dirige al SANTUARIO DA VIRXE DA BARCA, la iglesia parroquial de SANTA MARÍA DE MUXÍA, que se alza airosa sobre el mar exhibiendo un estilo romántico tardío o de transición.

Es muy posible, que debido al enorme fervor que despierta el vecino santuario antes mencionado, ésta interesante iglesia, situada también en un lugar privilegiado desde el que se domina una extensa zona del litoral marítimo de Muxía, se vea permanentemente eclipsada, jugando un papel secundario en las preferencias de los fieles. Ahora bien, aquellos cuantos la visitan, descubren que se trata de un templo que contiene numerosos detalles de interés.

A los pies del templo, junto al mar, nos topamos con el SECADERO DE CONGRIO DE OS CASCÓNS, uno de los dos que hay en Muxía y únicos en funcionamiento de toda la Península, además, donde el proceso de curación y secado del pescado todavía es totalmente artesanal.

Hasta aquí llegaban los bilbilitanos desde la localidad aragonesa de Calatayud. En el Medievo traían cuerdas de cáñamo para los barcos de Muxía y llevaban de vuelta, como pago en especie, piezas de congrio de los secaderos de la ribera que transformaron en una delicatessen para el paladar y que se sigue consumiendo hoy en día.

La sencilla receta de garbanzos a la bilbitaína, en la que otro ingrediente principal es el congrio seco de Muxía, forma parte de la cultura culinaria de esta zona de Zaragoza y de otras áreas de interior como Castilla, La Rioja, localidades de Aragón, pero también Reus, en Cataluña. Se come, sobre todo, en Semana Santa y en Navidad.

También en la Semana Santa de Muxía se organiza una fiesta del congrio en la que los restaurantes locales preparan diferentes especialidades que tienen como base este pescado.

Seguimos el paseo por la orilla de la ría hasta el SANTUARIO DA VIRXE DA BARCA y a las Piedras de su entorno, muy ligadas a la historia de esta Villa, y objeto de culto mágico-religioso a lo largo de los siglos y de veneración para los miles de peregrinos que recorren el Camino Xacobeo de Santiago a MUXÍA – FISTERRA. La llegada al Santuario se convierte en la esperada recompensa al esfuerzo hecho para alcanzar el final del Camino, el lugar donde la Virgen llegó en una barca de piedra para infundir ánimos al Apóstol Santiago.

La ROMARÍA DA BARCA está reconocida como de Interés Turístico Nacional, recibiendo miles de visitantes en el mes de septiembre de cada año.

El lugar es espectacular. El propio recinto religioso y el atrio que se extiende más allá del murete, hacia donde están las piedras «mágicas», con propiedades curativas y adivinatorias: Pedra de Abalar (la embarcación), Pedra dos Cadrís (las velas), Pedra do Temón (timón), y la Pedra dos Namorados. Son los restos de la embarcación en la que, cuenta la leyenda, llegó la Virgen por mar para alentar al apóstol Santiago en su evangelio.

Desde aquí, un sendero empedrado conduce al alto del Monte Corpiño, desde el que se tiene una buena panorámica del núcleo urbano y la puesta de sol. Acceso no adaptado para personas con movilidad reducida.

Nosotros en cambio decidimos volver a la villa por el sendero accesible que pasa por delante de la ESCULTURA A FERIDA, recuerdo de la catástrofe del Prestige,...

... y seguir en dirección a la parte occidental de Muxía por la Atalaya, antiguo camino de peregrinos conocido como CAMIÑO DA PEL. Así llamado por el manantial existente en las proximidades, donde los peregrinos y los enfermos se bañaban antes de entrar en el SANTUARIO DA BARCA como medida para evitar contagiar la lepra.

Una imponente mole rocosa domina la visión en este hermoso y mágico tramo de costa. Es la conocida como SALA DEL PERELLO (demonio o duende), unas piedras enormes que forman en su interior un habitáculo que solo se puede descubrir acercándose a él. En torno a este lugar había una leyenda hoy perdida que hablaba de que aquí vivía un sastre.

Desde aquí también tenemos una privilegiada vista del PARADOR COSTA DA MORTE, emplazado junto a la bella Praia de Lourido.

Continuaos hacia los SECADEROS DE A PEDRIÑA. Si llegas cuando los congrios estén a secar eres afortunado, debido a que puedes contemplar la última etapa de un proceso artesanal. El congrio se limpia, se lava con agua de mar y se corta a la mitad en sentido longitudinal. El último paso, antes de colgarlo en las cabrias (estructuras de madera), para que la acción combinada del sol y el viento del Atlántico lo curen, es hacerle los agujeros en toda la pieza en sentido horizontal a la espina dorsal.

El único secadero de congrio en Europa

Ahora nos dirigimos a la playa de cantos rodados que se ve en la distancia. Allí está la PRAZA DO COÍDO, la última parada de esta ruta.

En el Coído se sitúa la zona cero del desastre del petrolero Prestige. En esta plaza puedes ver varias esculturas y una exposición de fotografías dentro del edificio de usos múltiples, que homenajean a las miles de personas que colaboraron en las tareas de limpieza de la costa.