Santa Eulalia de Lubre, también denominada de Santa Olaia, fue
antiguamente una iglesia de refugio, de aquellas que disfrutaban el privilegio
llamado vulgarmente de "acogerse a sagrado" y que libraba, como es
sabido, de cierta acción de la justicia a los delincuentes que se acogían al
amparo de sus naves, a manera de aquel otro de que solían disfrutar las torres
y casas señoriales.
Para algunos fue la antigua parroquial de la villa de Ares, cosa poco
probable porque la gente de mar suele tener sus iglesias a las orillas de
aquellas aguas que continuamente surcaban con sus naves. Otros le refieren una
notable antigüedad, pues dicen que aparece
en la relación de iglesias que Alfonso II mandó construir al abad Tructinio en
el año 830.
Las noticias históricas se remontan al siglo XII, en el cual consta ya la existencia de Santa Eulalia y de la villa de Lubre, siquiera la palabra villa, por aquel entonces, represente, tan sólo, un lugar con algunas casas.
Las noticias históricas se remontan al siglo XII, en el cual consta ya la existencia de Santa Eulalia y de la villa de Lubre, siquiera la palabra villa, por aquel entonces, represente, tan sólo, un lugar con algunas casas.
Por la “Compostelana" se sabe que en el año 1134 el célebre
Arzobispo de Compostela D. Diego Gelmírez, de acuerdo con el consejo del
Cabildo y asentimiento del rey D. Alfonso VII, concedió al Conde D. Fernando
Pérez de Traba, hijo del famoso magnate gallego D. Pedro Froilaz, Conde de
Traba, la villa de Lubre a fin de terminar cierta violenta discordia que entre
ambos existía. Por la misma obra se sabe también que, en el mismo año, dicho
Conde D. Fernando cambiaba con Gelmírez la heredad "vocata S. Eolalia de
Lubre" por unos bienes que la "Compostelana" enumera. No debía,
pues, de ser tan insignificante esta iglesia y sus beneficios por aquel
entonces, cuando de tal manera era objeto de disputa entre el prelado más
poderoso de Compostela y la casa más importante de Galicia.
La Casa de los Andrade ejercía su señorío en el municipio y percibía la renta de frutos llamada "Pan de Chanteiro" que se recogía en Lubre, parroquia matriz de la Villa.
La Casa de los Andrade ejercía su señorío en el municipio y percibía la renta de frutos llamada "Pan de Chanteiro" que se recogía en Lubre, parroquia matriz de la Villa.
El aspecto de este monumento es un tanto arcaico y pintoresco, haciendo
más curiosa a esta iglesia un cobertizo que a manera de rústico pórtico
resguarda y cobija la portada, lo que hace recordar aquellas iglesias
levantadas en los riscos de las altas montañas de Galicia, donde las
inclemencias del invierno lo imponen, o bien aquellos tradicionales atrios de
los templos medioevales de nuestras antiguas villas donde solían reunirse los
vecinos en "concello" para tratar y resolver los asuntos comunales
"a son de campana tañida".
De traza románica su fachada, como si el artista estuviese influido por
algún ejemplar del estilo, es, sin embargo, un monumento levantado,
seguramente, a últimos del siglo XV o principios del XVI, cuando degeneran ya
las formas ojivales.
Tiene un sola nave, amplia para iglesia rural, y un ábside de planta
cuadrada como obedeciendo a la forma de la bóveda que había de cubrirlo; según
la clásica disposición y tal vez por conservar la orientación de la iglesia
anterior, en cuyo lugar, seguramente, se edificó la que hoy existe, mira su
fachada al poniente. Amplios arcos de directriz perfectamente apuntada, en los
cuales unas delgadas molduras rompen la rudeza de sus aristas, surgen del
suelo, previas unas bases cilíndricas, y dividen a la nave en tres compartimientos
cuyos muros están rasgados por estrechas ventanas y saeteras que, como en las
iglesias románicas, débilmente iluminan el interior de este modesto ejemplar de
nuestra arquitectura regional. Gruesos contrafuertes prismáticos y escalonados
contrarrestan el empuje de estos arcos que tienen, en su aspecto, mucho
parecido con los que sostienen la cubierta de la iglesia de Santiago de esta
capital.
La portada principal es de arco semicircular adornado con delgados toros
que siguen por las jambas, sin impostas ni capiteles, y solo apoyados, al igual
que las molduras de los arcos interiores, en unas bases adornadas con ligeros y
monótonos relieves. Sobre esta portada se abre un óculo con molduras que, sin
duda, tuvo alguna tracería, pero que hoy solo tiene una reja.
En el exterior y sobresaliendo por encima del conjunto, veremos una
hermosa torre campanario de planta cuadrada, a la que se accede por una
estrecha escalera desde el interior.
En el interior, alguna que otra lápida sepulcral que muestran escupidos escudos que
tienen por armas cruces de Calatrava, un púlpito de piedra igualmente con armas
y la probable existencia de un sepulcro señorial bajo un altar de reciente
construcción, además de ciertos privilegios de que gozan en esta iglesia
determinadas familias de origen linajudo, hacen suponer que en su
reconstrucción debieron colaborar algunos personajes de la comarca, de rancio
abolengo señorial.
Es uno de los pocos ejemplares que nos quedan de iglesias rurales del
siglo XV al XVI, y no, ciertamente, de los que menos merezcan nuestra atención,
pues aparte sus amplias y buenas proporciones, acusa el tránsito del ojival al
renacimiento, caso poco frecuente en Galicia.
Todo lo que rodea este singular edificio es, cuando menos, peculiar. Ya el
topónimo “Lubre”, nos acerca a la antigüedad; a los tiempos de nuestros
ancestros; a la época de los Celtas, de los druidas; de los cultos paganos,
etc.; pues no en vano los cultos cestas solían realizarse en los bosques sagrados “lubres”, que
venían siendo zonas boscosas a las que se les talaban los árboles formando un
círculo central, en el cual se realizaban cultos nocturnos con grandes hogueras,
antorchas y bailes rituales.
INFORMACIÓN RECOGIDA EN LOS SIGUIENTES ENLACES
CONTACTO: Telf 981 468 130. https://www.facebook.com/Parroquias-de-Ares-Lubre-Cerv%C3%A1s-y-Limodre-463022473876880/
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