La ermita se sitúa coronando el Monte de A Guía, sobre los restos de un
primitivo castro y a unos 100 m de altitud, ofreciendo una perfecta visión de
la Ría de Vigo desde esa privilegiada situación, al norte de la ciudad.
Manuel Gómez Román, en el año 1951, fue el encargado de la
construcción de la nueva iglesia dedicada a la Virgen de A Guía y al Sagrado
Corazón de Jesús, ya que la anterior del siglo XVI, se encontraba en muy mal
estado de conservación.
El punto de referencia de la iglesia es una torre central. En el proyecto
original ésta era mucho más grande y estaba rematada con la imagen del Sagrado
Corazón de Jesús, pero debido a la situación económica de la hermandad se
decidió restarle tamaño a ésta.
La ermita es de planta rectangular con ábside poligonal, levantada sobre
una plataforma contenida con un muro recio de cachotería. En los muros
exteriores se emplea el muro de cachoteria, mientras que en algunos entrepaños
del templo y en los sopórtales se combina la piedra con fina cantería y lucidos
blancos.
La cornisa de la fachada principal es cortada a través de una original
composición de placas. La entrada principal se resalta con un frontón partido
con venera central.
Destacan también unos cuidados jardines que la rodean, así como un Vía
Crucis desde la base del monte hasta la cima.
Desde lo alto del promontorio se puede tener una hermosa vista de la
ciudad, contemplar preciosas puestas de sol con las Islas Cíes en el horizonte
(de belleza singular y ya alabadas por los romanos "Islas Ficas") o
ver el imponente Puente de Rande, situado en el estrecho del mismo nombre y
conocido por el hundimiento en este entorno y hace unas centurias, de galeones
holandeses, los cuales se dice que pudiesen haber dejado tesoros en su lecho
marino.
Hasta 2000, en una de sus laderas, la más protegida y ya en la franja de
mar, estaba situada la Escuela de Transmisiones de la Armada, localización
militar que tuvo importante relevancia en tiempo de la Segunda Guerra Mundial,
pues fue usado como lugar de aprovisionamiento de submarinos alemanes. En
alguna película bélica se hace mención a Vigo como lugar de paso para dichas
naves. Como curiosidad cabe indicar que un túnel se había creado horadando
dicha montaña para permitir que bajo ella circulase el tren que llevaría
provisiones y material bélico a las instalaciones. A posteriori y dado que ya
no era necesario dicho tránsito, el "hueco" fue usado como almacén
militar.
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