En el Monte del Castro, antes conocido como Monte Terroso, es donde nació
Vigo antes de recibir su nombre (procedente de “Vicus”, aldea en latín). En el
Terroso hubo POBLADOS CASTREÑOS desde la época prerromana, y según
indica el historiador vigués José de Santiago y Gómez en Historia de Vigo y
su comarca, “sobre el mismo emplazamiento había existido una
fortificación romana”.
El historiador también comenta: “Existía en la
cumbre del monte la ermita de Nuestra Señora del Castro, y las ruinas del
antiguo CASTILLO DE PENÇO perteneciente a la Mitra compostelana, que durante la Edad Media atalayaba la ría
y la comarca, y de que no existían más que unos restos; por lo que en el
reinado de Felipe IV se reconstruyó por entero el antiguo castillo, conservando
dentro de su recinto la ermita.”
El castillo, en honor a la antigua ermita conservada en el interior del recinto, fue llamado CASTILLO DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTRO.
Fue construido en el s. XVII, al mismo tiempo que las murallas de la ciudad y el castillo de San Sebastián, por los ingenieros militares, Juan Villarroel y Prado y los hermanos Carlos y Fernando de Grunemberg, en el contexto histórico de la Guerra de Restauración Portuguesa, que se inicia en 1640 con la proclamación de Joao IV como rey de Portugal y termina con la independencia del país vecino tras la firma del Tratado de Lisboa en 1668. Podemos ver, de este mismo periodo en el Baixo Miño, varias de estas magníficas construcciones militares que todavía perduran en el tiempo, como el Fuerte de San Lourenzo (Tomiño); el Castillo de Santa Cruz (A Guarda) o la Fortaleza de Salvaterra de Miño.
En 1665 se terminó el primer recinto, de trazo irregular al estar
adaptado a la forma del monte. Es el recinto más elevado (149 m) y se conserva completo
en la actualidad.
Dispone de cinco baluartes, el más complicado de defender, por su ángulo
muy agudo, pero con un gran radio de tiro es el que está orientado hacia el
norte, y se conoce como el Baluarte o Punta del Diamante, sobre cuyo extremo se
izaba la bandera del castillo. Conserva 5 troneras y la garita situada en el
extremo del Baluarte del Diamante es la más antigua de las que se conservan en
el castillo.
VISTA DE LA ERMITA DE NTRA. SÑRA. DE LA GUIA |
Lo mismo ocurrió en el Baluarte de Coya, al lado de los cuales, aún monta guardia la vieja garita que vigilaba el acceso por la puerta norte. Este baluarte es hoy famoso por su MIRADOR, que tiene unas vistas espectaculares a vista de pájaro sobre el puerto y la Ría de Vigo, que nos ayudan a entender la importancia portuaria histórica y actual de Vigo, sobre todo en el sector pesquero a nivel mundial.
Entre el de Coya y el del Diamante, bajando por unas escaleras hacia un pequeño espacio adornado con un sencillo cruceiro, accedemos a la puerta norte.
En 1966 la fortaleza pasa a manos del ayuntamiento quien ordena el derribo
de la histórica ermita de Nuestra Señora del Castro (cuya imagen de la Virgen
se encuentra actualmente en la parroquia viguesa de Santo Tomé de Freixeiro), así
como las otras edificaciones que había en el interior del primer recinto. En su
lugar se hizo construir un estanque y unos bucólicos jardines.
En el extremo norte del estanque está una de las estatuas más conocidas de Vigo, un monumento al empuje vigues en los años sesenta titulado “Marineros portando el escudo de Vigo”, de 1969. Fue obra del escultor vigués Camilo Nogueira (al que el entonces alcalde de Vigo Rafael Portanet encargó casi todas las esculturas del Monte del Castro) y representa a tres figuras masculinas sosteniendo los símbolos de la ciudad, un castillo y un olivo.
En otro extremo, la puerta sur por la que accedimos, hoy coronada por el escudo de Vigo, fue construida en el siglo XIX para poder introducir en el recinto los obuses procedentes de la Batería de La Laje.
En el exterior, un monolito nos recuerda los hechos aciagos acontecidos durante la Guerra Civil Española. El fusilamiento entre 1936 y 1942 de 136 personas afines al bando republicano ante sus muros.
Desde aquí, bajaba un hermoso camino arbolado que discurría paralelo a la
muralla y que se dividía en tres. Un camino iba hacia al Castillo de San
Sebastián, parcialmente derribado para construir el actual edificio del
Ayuntamiento de Vigo.
El segundo camino que llevaba al reducto de San Felipe,
desciende hasta la puerta principal del segundo recinto, flanqueada en
su exterior por dos imponentes cañones.
En plenas obras de construcción, y cuando ya se contaban 25 años de guerra con los portugueses, un ejército luso invade el sur Galicia desembarcando en Goián el 28 de octubre de 1665. Tras apoderarse de A Guarda, los portugueses llegan a Bouzas con la intención de sitiar Vigo. El entonces Mastre de Campo Diego Arias Taboada (gobernador de la plaza), ordena levantar una empalizada para reforzar las entonces aún deficientes defensas.
Se añadió entonces la fortaleza un segundo recinto, concéntrico con el primero y también de trazado irregular, hecho inicialmente de tierra y terminado en 1667 (se conserva gran parte de su trazado).
En octubre de 1702 el Castillo del Castro es testigo de la histórica batalla naval de Rande entre una escuadra angloholandesa formada
por 180 barcos y 14.000 hombres, bajo el mando de Sir Jorge Rook y del
Almirante Allemond, y otra francoespañola, refugiada en la ensenada de Ulló,
junto a Vilaboa, en el lado norte de la Ría de Vigo. Los combates no sólo se
libraron en el agua, sino que Redondela y su comarca fueron atacadas y
saqueadas por la fuerza angloholandesa. Vigo se libró de acabar igual por sus
defensas, que hicieron que los atacantes evitaran el lado sur de la Ría para no
tener que vérselas con las baterías viguesas.
Hoy asomándonos al Baluarte del Diamante, distinguimos colgado de la falda de este corazón verde, un hermoso MONUMENTO dedicado a la memoria de los galeones hundidos en esa batalla de Rande. Tres Anclas y cinco Cañones recuperados de buques naufragados, adornan un descansillo en la subida al castillo.
Tras aquella experiencia, y en vista de que la ciudad necesitaba fortalezas más sólidas, en 1704 se construye el tercer recinto del Castillo del Castro, concéntrico a los dos primeros y del que hoy quedan escasos restos pues se derruyó en su práctica totalidad.
Cien años despues, en 1809, el
castillo vuelve a ser protagonista debido a la invasión de los franceses
encabezada por Napoleón Bonaparte, sieno el 28 de marzo, la fortaleza
reconquistada por los vigueses tras una dura y heroica batalla. La vila desde
entonces pasa a tener el título de "Fiel, Leal y Valerosa".
El Castillo del Castro fue catalogado en 1968, en el Inventario del
Patrimonio Cultural Europeo como Monumento de Arquitectura Militar.
Hoy en día se ha convertido en
uno de los pulmones de Vigo, completamente ajardianada tanto exterior como
interiormente, recorrida por una senda botánica con distintas especies exóticas
de interese.
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